El estuario de Río Gallegos es el hogar de centenares de aves que, a veces de paso, a veces permanentemente, forman parte de nuestra comunidad.

Las limitaciones impuestas por la pandemia llevaron a los vecinos de la comunidad a pasar más tiempo en los espacios verdes que ofrece nuestra ciudad.

La costanera es uno de los puntos más concurridos y allí es donde se centra el trabajo de la Asociación Ambiente Sur, que es la encargada también de realizar las tareas de observación mediante el Centro de Interpretación Ambiental.

La Red Hemisférica para Reservas de Aves Playeras de Estados Unidos ha designado al humedal de nuestra ciudad como un sitio de importancia internacional para las aves. Ambiente Sur, que forma parte de esa red, creó el programa Guardianes del Estuario. Esta iniciativa busca sumar voluntarios para realizar tareas de concientización y campañas informativas para que la gente sepa cómo interactuar con ese ambiente.

Germán Montero, uno de los representantes de la ONG, consultado por La Opinión Austral, aseguró que “todos podemos hacer algo por conservar este espacio”.

Hizo hincapié en que no es necesario estar de manera presencial en las acciones que realizan en la ría, también se puede hacer mucho mediante el boca en boca, difundiendo a través de la virtualidad información de los cuidados necesarios que hay que mantener en los espacios verdes de la ciudad.

 

Trabajo en equipo

Para este fin de concientización también se sumaron otras organizaciones sin fines de lucro, como la Asociación de Kayak I Yenu Jono y la Fundación SerParte, entre otras. Y esperan que se sumen otras más a la convocatoria.

La inclusión de estas dos organizaciones es importante porque SerParte trabaja en la inclusión de las personas con discapacidad dentro de la sociedad y este tipo de acciones los alienta mucho en ese aspecto.

Por el lado del grupo de kayak, resulta fundamental el conocimiento que tienen por haber recorrido mar adentro nuestra costa.

“Hay mucha fauna que, a veces, el ciudadano común desconoce”, aseguró José Jaramillo, miembro de I Yenu Jono, en conversación con La Opinión Austral.

El kayakista relató que, yendo más adentro de la ría hay lobos marinos, delfines australes, algunos pingüinos emperador en la zona de Punta Loyola y hasta se han avistado ballenas que se desviaron de su camino habitual.

Jaramillo aseguró que estos proyectos de concientización son importantes porque “las personas creen que en la ría no hay nada y en realidad, sí hay mucha fauna”, y las acciones informativas son importantes para que los vecinos tengan en claro las cosas que se pueden o no hacer en el lugar y a mantenerlo limpio.

Cambio de consciencia

La pandemia de Covid-19 trajo consigo “un despertar de consciencia importante en general”, aseguró Germán.

Si bien hace 15 años que vienen sumando voluntarios a la conservación del estuario local, comentó que es evidente que muchas personas “se empezaron a preocupar más por mantener los espacios al aire libre que tienen a mano.

“Estuvimos encerrados y ahora necesitamos estar afuera, en lugares al aire libre, con naturaleza, que estén limpios”, explicó el proteccionista. Y agregó que “la naturaleza ha sido nuestro refugio durante la pandemia”, gracias a eso la comunidad pudo entender “que son lugares importantes para las personas, no sólo el estuario, también la reserva y los otros espacios verdes”.

Por el momento, siempre que el clima y las condiciones sanitarias lo permitan, los guardianes del estuario empezaron a salir a recorrer la costa, cargando carteles informativos y conversando con las personas que van a pasar el rato en el lugar para que entiendan la importancia de conocer la flora y la fauna. De esta manera, todos pueden trabajar en su conservación.

También le recuerdan a la comunidad lo importante que es salir con bolsas para tirar los residuos que genere uno mismo o que se encuentren desparramados por la costanera.

Además, Germán recordó que la observación de las aves es fundamental para la vida humana, porque cada lugar en el que paran nos indica la salud de esos ambientes. “Estamos interrelacionados de manera directa con ese aspecto, porque nos da un alerta de lo que pasa en el ambiente”, finalizó.

 

 

 

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