La mañana del 27 de febrero de 1959, Río Gallegos se vio revolucionada al grito de los canillitas que le anunciaban a los 13 mil pobladores, de aquellos tiempos, que un nuevo diario estaba en circulación: ¡La Opinión había nacido! Con la pluma de Juan Hilarión Lenzi y la supervisión de Alberto Raúl Segovia, el “diario de la mañana” exponía en su primer número sus “Propósitos fundamentales” que hoy replicamos aquí:

 

“Por primera vez La Opinión toma contacto con los que serán sus destinatarios de todos los días. Sus palabras iniciales son de salutación. Palabras cordiales que, desde el corazón y la mente de quienes hacen este cotidiano pretenden llegar, como expresión emocionada de una esperanza, a la mente y el corazón de todos los santacruceños.

 

 

 

Esa es la ocasión de expresar al lector, los móviles esenciales del diario. No lo haremos para llenar una formalidad, sino para contraer un alto y solemne compromiso.

 

Entramos al escenario público de Santa Cruz. Lo hacemos con un levantado propósito y una fe grande y honda. Este propósito es el de servir a la comunidad de hombres y mujeres que constituyen la provincia. Nuestra fe es la de que sabremos ser dignos en todo instante y cualquier emergencia, de ese servicio.

 

Sabemos cuáles son las responsabilidades que asumimos por acto espontáneo y deliberado. Es una vasta, profunda y prolongada tarea la que nos espera. En la sucesión de las jornadas habrá muchos escollos que sortear, obstáculos que remover y resistencia que superar. Estamos dispuestos a persistir en la empresa, cuyas dimensiones y complejidades apreciamos de antemano.

 

El periodismo es función ágil y multiforme, pero de realización firme y rectilínea. Es común que en su ejercicio los contratiempos superen a los eficientes. Pero cuando se lo ejerce con la prestancia que exige, depara profundas satisfacciones. Confiamos en que éstas constituyan nuestro constante respaldo moral para sobreponernos a toda dificultad.

27 DE FEBRERO DE 1959. Primera edición del diario La Opinión.

Miramos hacia adelante. Si bien el diario refleja los eventos de la víspera, en él, se piensa siempre en términos de futuro. Es que al ocuparnos de las cosas inmediatas, desenvolviéndonos en medio del fárrago de lo actual, se medirá acerca del modo mejor y eficaz de influir, propiciamente, en el porvenir. Si no fuere así, faltaría el elemento esencial capaz de actuar en la marcha sin término del tiempo.

 

Alentamos una ambición superadora, la de contribuir ampliamente al progreso regional, en lo espiritual y en lo práctico. Entendemos que es importante la aportación que el periodismo puede hacer en ese sentido, apoyando ideas y auspiciando iniciativas. En el ámbito intelectual, tiene que hacer en el terreno de las materializaciones le corresponde sugerir, proponer o apoyar, ver lo bueno y no callar ante lo malo. Si no fuera así no tendría un fin superior y concreto la empresa afrontada.

 

El diario debe informar -informarlo todo y ampliamente, que no caben discriminaciones respecto a las noticias- pero así mismo tiene que orientar la prédica diaria en un sentido preciso. El complejo noticia y opinión es lo que caracteriza al diario.

 

Ninguno de los problemas provinciales nos será extraño. No habrá inquietud colectiva que no sea expuesta y analizada. El pensamiento provincial tendrá aquí su tribuna. Pretendemos que en todo momento sea suficientemente autorizada.

 

Este diario no será el producto de un esfuerzo de conservación. Nos estimularemos para superarnos. Comenzaremos con lo que tenemos en nuestras manos para seguir más adelante y más arriba. Los pasos que demos serán la mejor prueba de cómo las aptitudes realizadoras acompañan el pensamiento.

 

Esos son nuestros propósitos fundamentales. En cuanto a la actitud del diario, dentro de esa programática, se la hallará en la línea de juicio y la libertad de expresión, diciendo la verdad austeramente y no anticipando opiniones que no resulten de un exhaustivo estudio de cada asunto. Consecuencia real de un estado de ánimo colectivo, responde a las grandes aspiraciones y no a objetivos personales o de grupos.

 

Queremos contribuir a que la Provincia adelante en todo su sentido útil. Para que esto sea verdad, es menester que sea gobernada orgánica, ordenada y progresivamente dentro de la unidad geográfica e histórica, social y política que es la República. Lo afirmamos en el presente, con el sentido de perennidad”.

Leé más notas de La Opinión Austral