Motivados por la problemática de escasez de agua potable, un equipo de investigación bajo el liderazgo de Adrián Brunini, científico del CONICET en la Unidad Académica Caleta Olivia de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA), desarrolló un experimento para obtener agua de mar desalinizada, apta para consumo humano. La apuesta va en sintonía con el cuidado del medio ambiente por lo que no genera impacto negativo.

Además, en la actualidad los docentes desarrollan nuevos estudios en la Universidad de la Plata para crear un calentador que funcione con hidrógeno verde, supliendo el gas. De concretarse, será único en el mundo.

Inicios

En diálogo con La Opinión Austral, Brunini precisó que el equipo de trabajo se constituyó cinco años atrás y está integrado por matemáticos, ingenieros, físicos y astrónomos. “Investigamos sobre la problemática del agua y estudiamos una tecnología específica de desalinización que reproduce el ciclo del agua, se trata de una energía térmica, eficiente y que no requiere grandes avances tecnológicos para funcionar en una planta desalinizadora”.

La planta de Hidrógeno de Pico Truncado es el lugar en el que se desarrolló el desalinizador de agua de mar.

Inicialmente el foco estuvo puesto en el mar, pero el experimento mostró a los científicos que es posible tratar “aguas grises, con otras sales y de coproducción petrolera. Es una tecnología versátil”, describió.

¿Cómo funciona?

Para desalinizar el líquido, los científicos argentinos lograron simular el ciclo natural del agua. “Se calienta el agua de mar (no se hierve) y se la pone en contacto con aire seco que vuelve a humedecerse. Así, es posible absorber la humedad del agua, pero sin la sal”, reseñó Brunini a La Opinión Austral y agregó que el siguiente paso es “condesar la humedad del aire para recuperar el recurso que se encontraba, hasta ese momento, en forma de vapor”. El proceso se llama humidificación.

Adrián Brunini, científico.

Completada la etapa de desalinización, el equipo del CONICET buscó dar el paso siguiente: llevar la producción de agua desalinizada a volúmenes industriales abaratando costos.

Para el calentamiento del agua -hasta ese momento- se utilizó el gas en red, hoy por hoy la fuente de calor más común en Argentina. “Al llevar adelante nuestro proyecto en una planta de hidrógeno, nos propusimos el objetivo de migrar hacia la energía limpia”, sin desconocer que el país tomó la definición política de apostar al desarrollo de esta materia para cuidar el medio ambiente.

El cambio climático conlleva una drástica faltante de agua para uso humano

El equipo del CONICET avanzaba en sus labores en Pico Truncado bajo los aportes generados por la UNPA Caleta Olivia, se encontraron con “la imposibilidad que en el mundo no se construyó aún una caldera industrial que funcione a hidrógeno, recién comienzan a estudiarse”.

Brunini, destacó que en la actualidad Europa se encuentra en el inicio de suplir el gas por el hidrógeno, pero falta desarrollar la infraestructura necesaria.
Así fue que “hace un par de años, junto a un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de La Plata diseñamos y desarrollamos un quemador de hidrógeno que reemplace a los actuales que funcionan a gas. Todavía es caro producir hidrógeno pero se supone que para 2050 se abaratará”.

Surgimos en las universidades públicas argentinas

Un quemador de esas características será sumamente beneficiosos para el medio ambiente ya que “lo único que se produce es vapor de agua que puede volver a utilizarse en todo el proceso de desalinización del agua de mar y no habrá gases de efecto invernadero”.

Así, destacó que en el transcurso de este año espera “obtener un prototipo que funcione plenamente, después de superar las pruebas de laboratorios. La idea es asociarnos con alguna empresa”.

Conocimiento

La UNPA Caleta Olivia fue la universidad estatal que financió el desarrollo del proyecto mediante subsidios estatales. “La institución brindó su apoyo y logramos establecer vínculos para avanzar, por ejemplo con Servicios Públicos Sociedad del Estado por que inicialmente apuntamos a la planta de ósmosis, luego llegó el gobierno de Cambiemos y quedó todo paralizado”.

Transcurrido el tiempo, los científicos hicieron contacto con Mabel Herrera, responsable de la Planta de Hidrógeno de Pico Truncado que dio su apoyo al proyecto mediante al firma de un convenio que permitió la instalación del laboratorio.

En esta sintonía, Mabel Herrera observó a La Opinión Austral que en la actualidad colaboran con los científicos en la presentación del proyecto en ámbitos nacionales con el objetivo de obtener nuevo financiamiento para avanzar en la iniciativa. El agua para consumo humano escasea y es clave encontrar alternativas.

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