“Ahora soy una momia, una momia cumbiera que no puede bailar”, comenzó diciendo entre risas una vecina de Río Gallegos que, en la jornada del domingo, sufrió un accidente doméstico que se transformó en un gesto de amor y solidaridad por parte de la comunidad de la ciudad cordial.

 

Ahora soy una momia cumbiera que no puede bailar

Se trata de Norma Chazarreta, una vecina de 42 años que -por cuestiones de la pandemia- perdió su trabajo una vez que estaba en negro y la despidieron cuando contrajo coronavirus, a principio de octubre.

Ella trabajaba en una empresa y en casas particulares, pero finalmente rechazaron sus servicios para limpiar las instalaciones “porque podría llegar a contagiar a alguien”, según expuso en declaraciones a La Opinión Austral.

 

Norma estaba calentando agua en una pava en la tarde del domingo cuando “no me di cuenta, me senté, agarré la pava y, por lo caliente que estaba, se me terminó cayendo encima”, explicó sobre el accidente que protagonizó en su casa de la calle Raúl Segovia.

Las heridas fueron importantes. El agua cayó sobre la humanidad de la vecina que vive junto a su hija, su yerno y sus dos nietitos. Sus brazos, senos, abdomen y parte de sus muslos comenzaron a arder luego que el líquido hiciera contacto con su piel.

De manera inmediata, ella fue llevada al Hospital Regional. La hija de Norma fue quien pidió un taxi y rápidamente fueron a la guardia por las heridas que, según le dijo la dermatóloga a Norma, “por fortuna sólo fueron de primer grado”.

 

La vecina presentó heridas en su abdomen, senos y parte de los muslos

 

De igual manera, las ampollas de grandes dimensiones que se formaron en su cuerpo fueron más de ocho.

“¿Vivís sola? Porque sino te vas a tener que quedar internada para que te revisen las heridas”, le dijo la doctora a la vecina, a lo que ella contestó que vive con su familia y le aseguró que ellos podrían darle una mano con los cuidados.

Curar y cuidar las heridas no es nada barato. Teniendo en cuenta que Norma no tiene trabajo y que necesita vendas, gasas, cremas especiales para la regeneración de la piel y medicamentos, los vecinos de Comederos Sonrisas del Sur comenzaron una campaña para alcanzarle todo lo que tuvieran a su alcance.

 

 

“Desde que me quedé sin trabajo, siempre voy al comedero a dar una mano. Esta vez soy yo la que necesita la colaboración. Nunca pensé que podía ser posible”, dijo nuevamente entre risas la vecina, quien aseguró que “ya no me amargo más, estuve muy deprimida cuando perdí mi trabajo y no es el modo de vida que quiero”.

La campaña fue un éxito. En pocas horas, los vecinos se acercaron al merendero ubicado en la calle Federico Sphur al 56 y a la casa de Norma.

“Vino un montón de autos. Quiero remarcar que todas eran mujeres menos Gabriel, un vecino que me consiguió las cosas de mi receta y la crema especial”, aseguró la vecina agradecida en declaraciones a este diario.

Ella hacía referencia a Gabriel Romeo Muñoz, un vecino que explicó: “No la conozco, pero a mí siempre me gusta dar una mano cuando pasan estas cosas, a cualquier le puede pasar y qué mejor que dar tu granito de arena, ¿no?”.

Norma y su familia debieron apelar al ingenio antes de la llegada de la solidaridad. “Me pusieron los pañales de mi nieto en las manos y en el abdomen tuve que ponerme unos apósitos que sobraron de cuando él nació. Lo atamos con alambre y vamos, vamos. Hoy (por ayer) ya me dejé ventilando las quemaduras de las piernas porque no se hicieron ampollas, pero en el resto del cuerpo sí, así que estamos esperando”.

“Mañana (por hoy), a las once de la mañana, la doctora me va a volver a ver y vamos a ver cómo sigue esto”, indicó la vecina en relación a la evolución de las heridas que presentó.

“Lo mejor que tiene Río Gallegos es su gente, la solidaridad. Les quiero agradecer a todos por lo que me ayudaron, ahora a tener que recuperar. Este año nuevo no voy a poder bailar, pero ya me voy a desquitar más adelante, escuchando La Nueva Luna”, dijo antes de largar una carcajada, mostrando que, ante cualquier situación adversa, lo mejor es reír y sonreír.

 

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