A los 5 años, cuando la dejaron salir a jugar, enfiló para la canchita. No le interesaba jugar con muñecas. Yamila Chávez quería jugar al fútbol y los chicos la integraron. Se cortaba el pelo, dejándolo muy corto, para confundirse entre los varones.

A los 9 se sumó al club Palma. Con ese equipo jugó en los Juegos Evita por 5 años consecutivos. Sus 15, los cumplió en pleno viaje. Supo que lo que ella quería no estaba en el sur. Su afán por trascender debía llevarla a Buenos Aires. Ese sería el punto de partida para grandes cosas. Esperaba la posibilidad de mostrarse, que la vean. Y la vieron.

 

“Mi mamá llegó a vender su auto para que pueda vivir en Buenos Aires”.

Palma, Boca, River, Kimberley, UBA, Deportivo Barracas fueron algunos de los equipos que integró. También, su habilidad y compromiso, la llevaron a tener el honor de vestir la camiseta de la Selección Argentina.

Se sobrepuso a tres lesiones de ligamentos en las rodillas. Nada le impidió seguir creciendo.

 

Metas

Está en Buenos Aires después de pasar varios meses en Río Gallegos y dio una entrevista exclusiva a La Opinión Austral en la que tocó varios temas.
“Por ahora sólo quiero jugar. Posibilidades tengo y apunto a Europa. La idea es viajar a España y quedarme un año”, dijo con seguridad, mientras aguarda que la pandemia pase.
No la anima la idea de dirigir, sí le gustaría enseñar. “Quisiera compartir mis experiencias para que nenas y chicas tengan un panorama más claro de cómo es llegar”.
A fuerza de experiencia afirma: “Con las ganas no basta, hay que aprender cosas clave como la alimentación, el descanso. Lo psicológico es clave, es el 70%”.

“Falta mucho”

Estuvo en su ciudad natal por un tiempo y dio su análisis de cómo vio el fútbol femenino. “Vi que no hay apoyo en el proceso. No hay un plan. Te valoran cuando llegaste a algo, cuando te destacaste”.

Sueña con trabajar en la Secretaría de Deportes. Ayudar no sólo a los futbolistas sino a los de otras disciplinas: “La base, es la misma para todos. Tienen que saber lo que les espera y brindarles herramientas para que sepan resolverlo. Falta mucho trabajo previo con los deportistas”.

Según su visión existen lados positivos ligados con los negativos: “Cuando se hacen esas fiestas a los deportistas, es cuando te sentís valorado. Después no te ayudan, ni preguntan cómo estás, si necesitás algo. Sólo llaman cuando jugás en Boca o la Selección”.

 

Su familia fue fundamental en su carrera: “Mi mamá llegó a vender su auto para que pueda vivir en Buenos Aires, para jugar y estudiar. Ese fue el trato. Soy profesora de Educación Física y árbitro”.

De la disciplina sostuvo que “creció muchísimo. Recién ahora las jugadoras pueden ser más vistas, pero para vivir de esto falta mucho. Es una posibilidad para pocas”.

“La idea es viajar a España y quedarme un año. Probar suerte”.

En la edición 2019, los Juegos Binacionales de la Araucanía incluyeron la disciplina de fútbol femenino. Santa Cruz terminó 5° de 12 selecciones. “Justo estaba en Gallegos. No me pareció que lo hayan organizado bien. En la provincia no hay campeonatos de fútbol 11 femenino. Sacaron jugadoras de salón y las metieron en cancha grande”.

“A eso me refiero cuando digo que no hay proyecto, no hay proceso”, analizó.

Mientras espera que el coronavirus dé un respiro -como todos- sueña. Y en grande. Ya sobresalió en todo el país. ¿Podrá en Europa?, habilidades y ganas le sobran.

EN ESTA NOTA Yamila Chávez

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