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El martes por la noche, la tranquilidad de un barrio de Rio Gallegos se vio interrumpida por un llamado de emergencia. Los efectivos de la División Cuartel Uno de Bomberos acudieron rápidamente a una vivienda donde se reportaba una presunta pérdida de gas. Al llegar, confirmaron lo que tantas veces han visto en tragedias evitables: un artefacto a gas había sido manipulado sin los recaudos necesarios, generando un riesgo latente para los habitantes de la casa.

De acuerdo a la información a la que tuvo acceso La Opinión Austral, a través de fuentes consultadas, se pudo saber que los bomberos actuaron con celeridad y lograron controlar la situación antes de que escalara. No hubo que lamentar víctimas ni heridos, pero el equipo dejó una advertencia clara: la familia debió recurrir urgentemente a un gasista matriculado para revisar la instalación. Este detalle, que para algunos puede parecer un mero trámite, es en realidad la diferencia entre la seguridad y una potencial catástrofe. Más allá de eso, no hubo que lamentar personas lesionadas por el incidente.

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