Desde antes del comienzo de la pandemia, las personas privadas de su libertad han realizado diferentes medidas de fuerza, pidiendo por diferentes beneficios.

Con el alejamiento del comisario Víctor Ramos del Servicio Penitenciario Provincial, lo que reina en el ambiente carcelario es la incertidumbre. Tanto de los presos como de las autoridades sobre lo que puede ocurrir en un futuro próximo.

Durante el fin de semana, se realizaron dos allanamientos en unidades penitenciarias de Río Gallegos que desnudaron a una banda que se dedicaba al ingreso de drogas en las prisiones. “Era un secreto a voces” dicen los detenidos en sus pabellones pero, con la acefalía en la cúpula del SPP, por estos días los internos buscan que sus reclamos se escuchen.

Con Ramos aún en ejercicio, las huelgas de hambre y otras medidas que tomaban los presos eran desactivadas rápidamente. Esto también sucedió en las últimas horas en una de las cárceles de Río Gallegos cuando unos internos comenzaron con una.

La huelga tuvo como desencadenante el allanamiento que se hizo en el Anexo 5 el pasado sábado, cuando los efectivos sacaron a los internos al patio bajo la fuerte tormenta que se registró aquella tarde-noche. “Nos tuvieron c… de frío hasta las once de la noche. Encima no encontraron nada”, indicaron algunos de ellos en declaraciones a La Opinión Austral.

“Habíamos empezado la huelga hoy a la mañana (por ayer) pero bajó el comisario y nos prometió de palabra que iba a escuchar nuestros reclamos. Le dimos un plazo de diez días a las autoridades. Si para el 22 de diciembre no tenemos novedades, vamos a cosernos la boca“, aseveró uno de los detenidos a este diario.

Somos personas que cometieron delitos y estamos pagandoellos hicieron un juramento para hacer cumplir la ley“, dijo otro de los internos en relación al trabajo de las autoridades, tanto judiciales como del SPP.

Uno de los reclamos que tienen los privados de su libertad es el de la privacidad en las visitas de sus familiares. “Nosotros tenemos cámaras de seguridad, somos internos que estamos por buena conducta en esta cárcel. No puede ser que tengamos a un celador encima en todo momento cuando estamos con nuestras familias”, dijo uno de ellos.

Asimismo, indicaron que otro de los problemas que tienen es el de la asistencia médica y psicológica. Haciendo hincapié en el allanamiento del sábado pasado, indicaron: “Nos sacaron a algunos en pantalón corto y sin remera abajo de la lluvia durante horas. Ahora hay varios enfermos, con catarro y fiebre pero no nos dan bolilla“.

La comida siempre fue uno de los problemas de la cárcel. Si bien las autoridades aseguran que es de primer nivel y que hasta los jefes comen lo mismo, los internos aseguran que “es incomible, siempre está todo podrido. No se puede comer eso”, indicaron.

Los detenidos piden por una mejora estructural en la prisión. Uno de los reclamos es el de los sanitarios. “No puede ser que tengamos que hacer nuestras necesidades en un pozo. ¿Y si vienen mis hijos y ven que hago las necesidades ahí?” preguntó de manera retórica uno de ellos.

El juez Joaquín Cabral estuvo visitando las entidades presidiarias del interior de la provincia pero, hasta el momento, no replicó estas actividades en las de Río Gallegos. Sobre esto, los privados de su libertad indicaron que “sería bueno que venga él o el fiscal, porque nosotros hacemos notas, hacemos hábeas corpus, todo, pero nunca nos dan respuestas, no sabemos si cajonean todo lo que presentamos”.

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