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Este miércoles, laopinionaustral.com.ar dio a conocer en exclusiva que un imputado de abuso sexual intentó quitarse la vida instantes antes de ser juzgado en la Cámara Oral de Río Gallegos. La situación alarmó a las autoridades judiciales y policiales del lugar, que debieron llamar a Emergencias y convocar una ambulancia para su atención y posterior traslado al hospital.

El joven –de 23 años e identificado por las siglas C.F.– está imputado por “abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo”. Había ingerido una gran cantidad de pastillas y se desvaneció cuando iba afrontar un juicio abreviado.

Lo acusan de abusar de su pequeña hermanita de tres años, cuando él tenía 18 años, en 2020, en Río Gallegos. (NdR: Por razones de protección y respeto hacia la víctima, y debido a la relación de parentesco existente entre ella y el acusado, La Opinión Austral se reserva la identidad de ambos para evitar toda forma de revictimización de la denunciante y su entorno familiar).

“No respondía, se lo intentó mover, pero nada. Estaba prácticamente muerto, con las pupilas re dilatadas y los ojos para atrás. Por suerte no pasó nada”, trascendió en los pasillos de la Cámara Oral. El hombre finalmente fue salvado y quedó internado en el hospital.

Tras la repercusión del caso dado a conocer por este diario, la madre del acusado y de la víctima, rompió el silencio en exclusiva con Radio LU12 AM680.

Su voz, entre el cansancio y la indignación, volvió a traer al presente una historia de dolor. . “Estoy pidiendo justicia para mi hija. Nada más que eso. Hace cinco años que peleo sola, sin abogado, sin contención, sin nadie que me escuche”, expresó.

La mujer decidió hablar luego de enterarse a través de laopinionaustral.com.ar de que el juicio contra su hijo mayor-acusado de abusar de su hermana cuando era una niña- había sido suspendido porque el joven intentó suicidarse minutos antes del juicio abreviado.

 

Previamente, la mujer había recibido un mensaje de su hijo, quien le manifestó sus intenciones de suicidarse. “Me enteré por un mensaje que me mandó él, veinte minutos antes de que empezara el juicio. Lo vi horas después, en la bandeja de spam. Nadie me avisó nada”, relató con bronca y desconsuelo.

El frente de la Cámara Oral (FOTO LA OPINIÓN AUSTRAL)

El caso se remonta al 3 de enero de 2020, cuando la mujer radicó la denuncia en la Comisaría Tercera. Su hija, de apenas tres años, había revelado lo que le había pasado. “Ella habló con la inocencia de una nena, pero con una claridad que estremecía. En cámara Gesell lo repitió todo. Las pericias médicas confirmaron que había sido abusada en más de una oportunidad. Es imposible olvidar ese momento”, aseguró la mamá.

 

El imputado, que entonces tenía 18 años, fue acusado de abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo. Pese a la gravedad del delito, permaneció siempre en libertad. “Estuvo tres años desaparecido, se fue de la ciudad y nadie lo buscó. Después supe que trabajaba en una parada de taxis. Todo el tiempo en la calle, como si nada”, contó la mujer.

Con la misma mezcla de dolor y rabia, recordó que nunca recibió el acompañamiento prometido. “A mi hija la atendieron apenas veinte días. Nos dijeron que íbamos a tener asistencia psicológica, pero nunca más nos llamaron. Nadie nos explicó que yo tenía que tener un defensor para poder ser querellante. Nadie. Todo lo hice sola”, lamentó. Al no realizarlo, no pudo ser parte durante el avance de la causa.

La mujer asegura que la Justicia actuó “a puertas cerradas”, sin tener en cuenta los derechos de su hija. “Fui al tribunal y me dijeron que era un juicio abreviado, que no tenían obligación de avisarme. ¿Cómo que no? Yo soy la madre de la víctima. Estuve cinco años golpeando puertas y me dejaron afuera”, apuntó con dureza.

En medio del dolor, recordó también la historia familiar que antecede al caso: “A él me lo sacaron cuando era chiquito, lo dieron en adopción. Después de muchos años nos reencontramos y tratamos de recomponer la relación. Le abrí las puertas de mi casa, de mi corazón… y me pagó con esto. Si tenía bronca conmigo, era conmigo, no con su hermana. Le arruinó la vida”.

Hoy, el acusado sigue internado bajo custodia policial en el Hospital Regional, mientras el proceso judicial quedó suspendido. Para la mujer, sin embargo, no hay pausa posible en su lucha. “Yo no quiero que muera, quiero que pague lo que hizo. Que se haga responsable. Que se mire al espejo y sepa el daño que provocó. No hay castigo que borre lo que hizo, pero mi hija necesita justicia para poder sanar”, sostuvo.

Contó que su hija, hoy con ocho años, ya va a la escuela y que “todavía recuerda todo”, y que las secuelas siguen marcando a toda la familia. “Somos una familia de cuatro que quedó destruida. Cada uno lleva su dolor como puede. Yo me derrumbé muchas veces, pero tengo que seguir por ella, por mi hija. No me puedo permitir caer”.

“Cinco años pasaron, y todavía sigo esperando que alguien me diga que esto no fue en vano”, concluyó con la voz entrecortada. “Yo no quiero venganza, quiero justicia. Que la Justicia deje de mirar para otro lado cuando las víctimas son los chicos. Porque el silencio también lastima.”

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