“¡Miren, si no faenan ese cerdo, van a terminar tardando más en cobrar, eh!“, fue una de las amenazas que un empresario le dijo a sus trabajadores, cuando ellos se negaron a despostar a un animal que, desde hace días, estaba muerto.
La frase habría sido dicha por Daniel Sarutti, un conocido empresario de Río Gallegos, a un grupo de trabajadores del frigorífico ubicado en las afueras de nuestra ciudad, en un contexto de evidente maltrato laboral al que eran sometidos.
Se trata de “la chanchería del horror“, la historia que La Opinión Austral viene siguiendo desde noviembre del año pasado, cuando las fuerzas de seguridad ingresaron al predio ubicado en la ruta provincial N° 3, a metros de la balanza de camiones.
Por fuera, el predio parece normal, está compuesto por varias dependencias. Hasta el día de hoy se puede ver a trabajadores caminando por el lugar. Cabe remarcar que continúa funcionando, pero con una administración dispuesta por el Juzgado Federal, a cargo de Claudio Vázquez y el secretario Carlos Cerezoli.

El silencio se apodera de la zona. El mismo a veces sólo es interrumpido por el grito de algún chancho que está por ser convertido en alimento. El silencio también era parte de las personas que antes trabajaban en ese lugar, nadie se animaba a denunciar los malos tratos a los que eran sometidos por parte del empresario.
Eso cambió en las últimas horas cuando LM, un joven oriundo de Misiones de 28 años, eligió a La Opinión Austral para romper el silencio y contar sobre el calvario en el que él, junto a sus compañeros, era sometido bajo las órdenes del propio Sarutti.
“Yo hago esto porque quiero que se haga público y que se sepa todo lo que representaba la chanchería”, comenzó diciendo el valiente joven que, desde 2017, estuvo trabajando para el empresario, primero en una de sus carnicerías y luego en el frigorífico del horror.
LM renunció luego que la causa contra Sarutti tomó estado público y dijo que no trabajó más para él porque “estaba cansado de todo lo que vivíamos. No teníamos ni baño, en una época podíamos usar el de la granja, pero después Sarutti dijo que no lo podíamos usar más, así que nos teníamos que arreglar con unos baldes o un lugar alejado del predio”, aseguró.

Los frigoríficos deben estar impolutos. La presencia de cualquier virus o bacteria es un daño potencial para cualquier consumidor, pero esto no ocurría en Criasur. “Nosotros nos encargábamos de la limpieza, pero la hacíamos por arriba porque no sabemos sobre eso”, dijo el trabajador en declaraciones a este diario.
Otra de las faltas a las que incurría Sarutti era la de ordenar faenar animales que habían muerto, esto se encuentra estipulado en la Ley 21.740 de Carnes, la misma dispone que los animales deben ser despostados antes.
“Sarutti nos obligaba a faenar a los animales, sino nos decía que no íbamos a cobrar o íbamos a cobrar tarde“, comentó LM sobre las presiones psicológicas y económicos que sufrían, y agregó: “A nosotros nos pagaba el 23 o 24, a veces solamente una parte del sueldo. Incluso a veces nos decía que la calle estaba dura y que no había plata. Uno tenía que quedarse callado, sino te echaba”, expresó.
El empresario buscaba sacar rédito económico de cualquier situación a costa de los faenadores. “Lo que se moría, nos decía que lo faenemos. Podían ser cerdos chicos, grandes, enfermos. A veces se los daba a su familia, a sus amigos y a veces usaba la carne para hacer chicharrones para las panaderías”, dijo sobre el destino de la mercadería.

Los malos tratos eran constantes y, en una oportunidad, Sarutti se enfrentó a uno de los trabajadores al que había amenazado con echarlo y cobrarle un cerdo que se había muerto y que no quería faenar. En ese caso, Sarutti se trenzó a golpes de puño con su empleado.
LM es parte importante en la causa que está llevando adelante el Juzgado Federal de Río Gallegos por presunta explotación laboral, ya que él fue el que le dio una mano a la primera denunciante, para que pueda llegar a la Comisaría Segunda y exponer la situación a los que eran sometidos.
Se trata de una mujer oriunda de Venezuela que contó lo que pasaba y que, tiempo atrás, LM había ido a buscar al aeropuerto. “A mí me daba cosa porque era una señora grande”, expresó el joven sobre eso.

El mismo fue quien, a bordo de una camioneta, logró sacar a la mujer para que ella realice la denuncia en septiembre del año pasado y comiencen las averiguaciones contra Sarutti y Yanina Sapino, su esposa. Actualmente, el primero está alojado en la Unidad Penitenciaria Federal N° 15, y fuentes judiciales consultadas por La Opinión Austral, indicaron que en la noche del viernes fue procesado por la Justicia, ya que se encontró suficiente evidencia para que -en esta instancia- continúe tras las rejas, mientras que su mujer está alojada en las instalaciones de Gendarmería Nacional.

Se supo que -al menos en el periodo en el que trabajó LM- nunca hubo inspecciones de Trabajo o algún ente en la chanchería. Solamente una vez la UATRE (Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores) había llegado para revisar las condiciones en las que se encontraban los peones. “No sabemos cómo hacía, pero Sarutti siempre sabía si alguien venía y buscaba a alguien para que le diga lo que tenía que hacer”, expuso el joven.
Además de las amenazas, la violencia psicológica y económica que ejercía Sarutti contra sus trabajadores, cometió infracciones a la Ley N° 2.567 de residuos peligrosos. Según pudo saberse, en varias oportunidades, el empresario daba órdenes para que sus empleados arrojen los líquidos de los animales faenados “directamente en el predio. Era impresionante el olor, nosotros y los vecinos de la zona se quejaban, pero seguía haciéndolo”, dijo LM.

La detención de Sarutti y Sapino se dio en el marco de un presunto entorpecimiento de la investigación, cuando se supo que habían tenido contacto con uno de los sobrevivientes de la explotación laboral. Se trató de Juan Alvarado Mansilla, el encargado o “mano derecha” del empresario dentro del predio.
“Él (por Mansilla Alvarado) estaba trabajando en Criasur hace 20 años, era como el hijo de Sarutti”, señaló LM sobre el hombre que por estos días ya se encuentra en Chiloé, isla de donde es oriundo, junto a sus familiares que no lo veían hace dos décadas y pensaban que estaba muerto.
Paradójicamente o no, Yanina Sapino además es una referente de una conocida protectora de animales de Río Gallegos. En varios momentos del pasado, llevó a varios caballos y perros. “Eso no está bien porque los animales de diferentes especies pueden tener enfermedades, yo no soy veterinario ni nada, pero nos dijeron que no pueden estar juntos”, dijo LM.

Lo cierto es que por estos días la chanchería sigue trabajando, pero con otra administración. Un equipo de La Opinión Austral fue en la jornada del viernes y, aunque los trabajadores no quisieron ser entrevistados, dijeron que se encuentran trabajando en blanco y opinaron que: “Nosotros ahora estamos bien, yo arranqué hace poco y las historias que nos contaron, no las podíamos creer“, dijo uno joven, mostrando una sonrisa con dientes tan blancos como el delantal y las botas que estaba usando.
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