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Julia, madre de Alan Márquez, el joven que sufrió una caída desde un tercer piso en el barrio 400 Departamentos de Río Gallegos, habló tras una emotiva visita al sanatorio en Córdoba, donde su hijo será sometido a una intervención quirúrgica compleja y de altísimo riesgo. Su testimonio, entre el dolor, la fe y la esperanza, reflejó la lucha de muchas familias argentinas frente a la adversidad.
El pasado 3 de mayo, Alan Márquez cayó desde un tercer piso en el barrio 400 Departamentos, un complejo habitacional de la capital de Santa Cruz marcado por la densidad edilicia y las historias cotidianas de esfuerzo. Milagrosamente, Alan sobrevivió al impacto, aunque con graves lesiones en la pelvis y la columna. Fue derivado de urgencia a Córdoba, donde ahora espera una operación crítica que, según explicaron los médicos, podría definir no solo su movilidad, sino su vida.
Para los especialistas, la caída y el desplazamiento vertical de la pelvis son “incompatibles con la supervivencia”.
El accidente de Alan conmocionó a la localidad. Según los especialistas que lo atienden, el impacto de la caída —que le provocó un desplazamiento vertical de la pelvis— es “incompatible con la supervivencia“. “Las personas con este tipo de lesiones no sobreviven”, reconoció Julia, repitiendo las palabras de los médicos. Sin embargo, el joven no solo está vivo, sino que enfrenta ahora una operación crucial: recolocar su pelvis mediante placas y tornillos, en una intervención que podría comprometer vasos sanguíneos y nervios.
Julia, su madre, salió del sanatorio con el rostro cargado de emociones. A pesar de no haberse encontrado con todos los especialistas esperados —entre ellos un médico apellidado Micheli y otro cuyo nombre no recuerda—, pudo dialogar con los cirujanos que intervendrán en la compleja operación.
Con palabras sencillas y conmovedoras, Julia explicó la magnitud del daño físico que enfrenta su hijo: “La pelvis de Alan, por el impacto, se desplazó verticalmente. Es decir, una parte se movió hacia arriba, y ahora tienen que bajarla y unirla con plaquetas y tornillos”. Según indicó, la médula ósea no fue afectada, pero la operación entraña riesgos significativos debido a la cercanía con nervios, vasos sanguíneos y venas vitales.
La pelvis de Alan se desplazó verticalmente y ahora tienen que bajarla y unirla con plaquetas y tornillos.
Los médicos le aclararon que este tipo de traumatismo suele ser fatal. “Las personas con una caída como la que tuvo Alan no sobreviven”, le dijeron. No obstante, Alan está vivo, y eso, para Julia, no es casualidad: es un milagro. “Mi hijo está vivo, y es mucho. Ustedes son expertos, yo confío en ustedes, pero mayormente confío en mi Dios”, les expresó la preocupada madre a los profesionales de la salud.
La operación aún no tiene fecha confirmada. Los profesionales evaluarán si el paso del tiempo —una semana ya transcurrida desde el accidente— dificultará la intervención, dado que el hueso comienza su proceso de regeneración y eso puede entorpecer los movimientos quirúrgicos.
A esto se suma un daño en la columna vertebral: “Algunas vértebras se desplazaron, pero no son tan importantes como la operación principal”, explicó Julia. Será una cirugía de altísima complejidad, que podría derivar en hemorragias o complicaciones postoperatorias. Sin embargo, el espíritu de esta madre no se quebró. Al contrario, se fortaleció.
En un mensaje extenso, cargado de espiritualidad, Julia convocó a la comunidad a orar, sin importar credos: “Por favor, oración. Porque la oración intercesora hace milagros. Y la última palabra la tiene Dios. No se turbe vuestro corazón, dice nuestro Padre. Crean en Él”. Sus palabras resonaron como un mensaje de unidad, de fe y de fortaleza en medio de la adversidad.
Julia no oculta su dolor, pero lo transforma. “No hay que tener miedo a nada. Ni siquiera a nosotros mismos. Lloren si hace bien, pero confíen en nuestro Padre. Él es el mayor médico que tenemos”, expresó, al borde de las lágrimas, pero con la frente en alto. Su fe es, en definitiva, la bandera que la sostiene, y que intenta compartir con quienes la rodean.
Por otro lado, las averiguaciones para determinar, fehacientemente, las circunstancias en las que se produjo la caída están estancadas. Las mismas están llevándose a cabo por el personal de la Comisaría Segunda y de la División de Investigaciones (DDI). Cabe recordar que los profesionales médicos indicaron que, por el momento, Alan no está apto para poder declarar y dar su versión de los hechos. Más allá de eso, este diario pudo saber que él aseguró que, actualmente, no se acuerda de lo que ocurrió.
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