Un hombre comenzó a purgar su pena por un homicidio que cometió en 2016, recién en horas del mediodía del lunes, debido a un cambio de caratula que tuvo su causa durante el debate.

Se trata del caso de Mauro Sánchez, un hombre de 31 años, trabajador de la Municipalidad de Río Gallegos, que fue esposado tras conocerse la sentencia contra él a ocho años de prisión por haber atacado y asesinado a José Luis Pujol, un hombre de unos 50 años que perdió la vida tras varios días de agonía.
El palo con el que Sánchez atacó a Pujol en 2016. (FOTO: MARTÍN MUÑOZ QUESADA/LA OPINIÓN AUSTRAL)
Pujol era conocido en la ciudad capital. Trabajaba como cocinero en un reconocido local nocturno de la calle Magallanes y, en la mañana del 8 de diciembre, cuando volvía a su casa, -aparentemente sin motivos- fue atacado con un palo de grandes dimensiones por la espalda por Sánchez.
El hecho se registró en la esquina de la calle Mariano Moreno con el pasaje Méndez. Sánchez había salido momentos antes de otro local bailable emplazado en la calle Zapiola, frente a una estación de servicio y, en estado de ebriedad atacó a Pujol.
Tras el golpe en la zona entre la nuca, la cabeza y el dorso, Pujol cayó desplomado y su cabeza dio contra el cordón de la calle. Sánchez escapó pero, por algún motivo, volvió. Él fue el que pidió auxilio para que socorran a la víctima.
Iván Saldivia, Analía Molina por la Fiscalía y Víctor Robles, querellante en la causa. (FOTO: MARTÍN MUÑOZ QUESADA/LA OPINIÓN AUSTRAL)
Casualmente, un móvil de la Escuela de Cadetes estaba buscando a aspirantes de la fuerza de seguridad provincial pasaba por la zona y fueron los primeros en atender el requerimiento. Hubo un comentario en común de todos los policías dijeron durante el debate de la semana pasada: todos aseguraron que el joven alto, de un 1,75 metros que tenía una de sus botamangas arremangada (Sánchez) les dijo: “lo habrán atacado con un palo“.
Todo indicaba que Pujol se había caído solo. De no ser por una cámara de seguridad que apareció días después, se supo la verdad: al hombre lo habían atacado. Luego de una semana, Pujol murió en el Hospital Regional.
Durante el debate que fue encabezado por el juez Joaquín Cabral, quien estuvo junto a Diego Lerena y Eduardo López como subrogantes, el acusado usó su derecho a no declarar por recomendación de su abogado Juan Botik.
Uno de los testigos declarando durante el debate. (FOTO: MARTÍN MUÑOZ QUESADA/LA OPINIÓN AUSTRAL)
Del otro lado del recinto, estaban Iván Saldivia y Analía Molina por la Fiscalía y Víctor Robles como abogado querellante. Tras el mismo, los primeros pidieron una pena de diez años de prisión para Sánchez, en tanto que Robles fue un poco más allá y había solicitado una condena de catorce años de prisión.
Sánchez llegó en libertad al juicio. La causa estaba caratulada como “homicidio preterintencional“, es decir, para la instrucción, él había atacado a Pujol pero sin intenciones de matarlo, sino que la muerte fue una consecuencia posterior.
Mauro Sánchez, tras ser detenido, en el asiento trasero del patrullero. FOTO: MARTÍN MUÑOZ QUESADA/LA OPINIÓN AUSTRAL
En el debate, la presentación de Francisco Echandí fue fundamental para el cambio de carátula a homicidio simple y, de acuerdo a fuentes judiciales consultadas, esto daría cuenta que hubo dolo homicida, es decir, para el tribunal hubo intenciones de matar por parte de Sánchez a Pujol.
Finalmente, el tribunal dio a conocer la sentencia contra el acusado y condenó a Sánchez a ocho años de prisión. Cerca de la una de la tarde del lunes, con una hora de retraso, Botik llegó a la Cámara con su cliente y, tras conocer la sentencia, el hombre fue esposado y trasladado a la Alcaidía Nº1, primer lugar de detención donde comenzará a purgar su condena por homicidio simple.
De igual manera, este martes se darán a conocer los fundamentos certeros por los que el tribunal decidió condenar a Sánchez por homicidio simple.
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