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Manuel Quintillán tiene 80 años. Mientras recuerda la vida en su campo, en Río Caracol, vive en Tres Lagos, pero con todas las añoranzas del Lago San Martín.
El jueves 19, la rutina del mediodía no fue la habitual: llegó el gobernador Claudio Vidal y parte de su gabinete. Él, como el resto del pueblo, vivió una pequeña “revolución”.
Tres Lagos está a 400 km. de Río Gallegos y a 160 km. de El Calafate. La calle San Martín, o mejor dicho, un tramo de la Ruta 40, pasa por el corazón del pueblo y así, de un lado y del otro, conviven las 400 personas, las 120 casas que le dan vida a un lugar, para muchos “un paraíso”, que tiene identidad propia en Santa Cruz.
En la inauguración del gimnasio comunal “Don Mario Alfonso Suárez”, la comisionada de fomento Nayla Fernández cumplió su sueño y destacó el apoyo del Gobierno provincial: se renovó el sistema de iluminación, nuevos cerámicos y reemplazo del piso deportivo, vestuarios y baños refaccionados, pintura fresca adentro y afuera.
Después de los discursos y agradecimientos, llegó “un picadito” del mandatario provincial con los chicos.
Una vez finalizadas las actividades, un tramo de la calle San Martín tuvo una actividad especial.
A unos ocho metros, casi al lado de la comisión de fomento, se encuentra el Juzgado de Paz. Comparten el mismo terreno.
Adrián Suárez, presidente del Consejo Agrario Provincial, charlaba en la vereda con su amigo, el juez de paz Carlos Guardo, designado por la exgobernadora Alicia Kirchner. Dato: el gimnasio recientemente reinaugurado lleva el nombre de su padre, Mario Alfonso Suárez.
Algunos vehículos se fueron, otros estacionaban. Mientras tanto, se acercó a ellos el gobernador Vidal. Tuvo su reencuentro con Carlos Guardo, un peronista de pura cepa. Para muchos, sigue siendo “un compañero” y que todavía le duele la actualidad del Partido Justicialista. Analista como pocos y con una agudeza sutil para ver la realidad provincial, nacional e internacional (hasta se anima a hablar del precio del barril de petróleo y desmenuzar la guerra entre Israel e Irán).
Hacía tiempo que no se veían. En la previas de las elecciones de 2019 y, posteriormente, se vieron varias veces. Largas charlas, sugerencias, discusiones apasionadas, confrontación y respeto mutuo.
Un amigo en común, el ahora diputado Pedro Luxen, fue el que inició aquel camino del diálogo y los recuerdos de varios nombres, referentes de la provincia: desde el intendente Javier Belloni a los exgobernadores Arturo Puricelli y Sergio Acevedo.
Lejos quedaron aquellas reuniones y “cumbres” de Pico Truncado. Ahora, Claudio Vidal es gobernador de la provincia y Carlos Guardo, juez de Paz de Tres Lagos.
Algo lo unió y los une: hablar de política y el análisis fino de todos los escenarios. Santa Cruz siempre en la mira: ayer, hoy y mañana.
Carlos Guardo ya había almorzado. Manuel Quintillán también, como la mayoría del pueblo.
Durante la charla con Adrián Suárez, este le dijo: “Ahí viene el gobernador”. Carlos Guardo, de espaldas, no lo había visto.
—Carlos, ¿cómo estás?— le dijo el mandatario provincial.
Hubo un saludo respetuoso. Y un pedido: “Quiero charlar con vos. ¿Podemos pasar a tu casa? ¿Me invitás a un café?”.
Así se dio el encuentro. Café para dos, azúcar, una mesa en la cocina, paredes amarillas y la política a flor de piel.
Durante casi una hora hablaron de todo: desde YPF (regalías, falta de producción y la suba del crudo) a la realidad política, económica y social de la provincia. El gobernador se manifestó confiado en un resultado favorable en las elecciones legislativas de octubre, avanzando en su armado de alianzas. Las diferencias y coincidencias se mantuvieron intactas.
Despedida, fotos en la puerta, abrazos y promesa de un nuevo encuentro, con asado incluido.
Se fue el gobernador y Carlos recibió a Manuel, “Manolo”, Quintallán, que vive también a pocos metros de su casa.
Por un instante volvió a recordar su trabajo en el campo desde los 14 años y en otras estancias como puestero, domador… Bien de “campo adentro”.
La breve charla fue “interrumpida”, con la visita imprevista de dos funcionarios del Gobierno: el jefe de Gabinete, Daniel Álvarez, junto al presidente de Distrigas, Marcelo De la Torre. También pasaron a saludarlo y, de paso, le pidieron agua caliente para el termo.
Hubo un repaso de todo lo que había pasado en el pueblo. Algo les quedó claro: más allá de las diferencias o coincidencias, lo importante es hablar, dialogar. Y saber qué piensa el otro.
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