Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT), la empresa estatal argentina que opera en la región patagónica, se ha visto envuelta en un nuevo escándalo que involucra un fallido acuerdo de venta de carbón. La empresa israelí TEGI Limited había propuesto la compra de 30.000 toneladas de carbón de baja calidad por un valor cercano a los US$2.1 millones. Sin embargo, la operación se habría detenido tras un supuesto pedido de dinero realizado por intermediarios vinculados a la negociación, según publicó la agencia Noticias Argentinas.

El acuerdo frustrado

En junio de 2024, TEGI Limited, una compañía de capitales israelíes, presentó una oferta formal para adquirir un remanente de carbón que YCRT tenía almacenado en el puerto de Punta Loyola, en la provincia de Santa Cruz. La compra de las 30.000 toneladas de carbón, con un precio promedio de US$70 por tonelada, fue vista como una oportunidad para la compañía israelí, que planeaba vender el carbón a países como China e India.

Puerto de Punta Loyola.

A pesar de que el carbón ofrecido era de baja calidad, con altos niveles de ceniza y en condiciones de combustión, la operación habría significado un alivio para YCRT, que atraviesa una situación crítica. La minera estatal perdió cerca de US$140 millones el último año, cuenta con más de 2.100 empleados y acumula deudas millonarias. Además, su producción mensual ha caído a unas escasas 5.000 toneladas, muy lejos de su capacidad máxima.

El acuerdo propuesto por TEGI no solo buscaba concretar esta compra inicial, sino que también abría la puerta a un contrato a largo plazo que implicaría la compra de hasta 700.000 toneladas de carbón al año, por un valor de más de 100 millones de dólares en dos años.

El pedido que frenó la operación

Cuando todo parecía estar en marcha, un grupo de intermediarios apareció en escena y cambió el rumbo de la negociación. Andrés Gross y Alejandro Salemme, dos brokers que supuestamente estaban colaborando con la compra, habrían solicitado a la empresa israelí un pago adicional para que el acuerdo se concretara. Según un audio al que accedió el diario Clarín, los intermediarios exigieron una suma de entre US$20.000 y US$30.000, lo que representa entre el 1% y el 1.5% del valor total de la compra.

YCRT, la empresa más grande de Santa Cruz.

En la grabación, se escucha a Gross y Salemme negociar con Juan Agustín Yarke Ariet, representante de TEGI en Argentina, quien se mostró sorprendido y en desacuerdo con la solicitud. Yarke dejó en claro que la empresa israelí no estaba dispuesta a pagar ningún monto adicional y que ya tenían contacto directo con YCRT, lo que hacía innecesario el rol de los intermediarios.

Gross, quien en un principio se mostró como un actor clave en la operación, luego reconoció haber exagerado su influencia. En declaraciones al medio argentino, Gross admitió haber cometido un error: “Me fui de boca, es cierto. Pensé que Salemme tenía el respaldo necesario, pero no fue así“. También afirmó que no tenía el poder que había insinuado tener durante la negociación.

Por su parte, Salemme calificó su participación como “infantil”, pero negó que hubiera habido algo ilegal en su accionar. Aseguró que, como broker, su trabajo consistía en acercar a las partes y facilitar la concreción de negocios. Sin embargo, la intermediación de ambos fue rechazada por TEGI, que ya estaba en contacto con Cancillería argentina para avanzar en la operación.

El rol de Cancillería en la operación

Otro de los puntos que complicó la operación fue el papel de Cancillería. Según explicó Yarke, la compañía israelí había sido contactada directamente por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina, lo que les permitió iniciar las negociaciones con YCRT. Desde Cancillería, buscaban promover la primera exportación de carbón de Río Turbio en cinco años, lo que le daría un impulso significativo a la producción de la minera estatal.

A pesar de este apoyo diplomático, el intento de mediación por parte de Gross y Salemme llevó a que TEGI frenara las negociaciones, frustrando así la posibilidad de una exportación que habría aliviado la situación financiera de YCRT.

El interventor de YCRT, Thierry Decoud, negó cualquier vinculación con los intermediarios. Afirmó que, como empresa del Estado, YCRT no puede pagar comisiones ni contratar brokers, y que no tuvo ningún tipo de contacto con Gross y Salemme durante el proceso. Sin embargo, Decoud y Gross reconocieron ser amigos y compartir actividades sociales, como jugar al fútbol juntos, lo que ha generado suspicacias sobre su posible involucramiento en la trama de corrupción.

Impacto en YCRT y el futuro de la empresa

Este nuevo escándalo llega en un momento delicado para YCRT. La empresa, que opera en el extremo suroeste de la provincia de Santa Cruz, ha estado en el centro del debate público debido a la crisis económica que atraviesa. Desde el inicio de la gestión, el actual presidente de Argentina, Javier Milei, propuso cerrar o privatizar la compañía, argumentando que sus pérdidas son insostenibles para el Estado.

 

La operación frustrada con TEGI podría haber representado una oportunidad para revertir en parte la situación de la empresa, con un contrato a largo plazo que garantizaría ingresos significativos. Pero la posterior suspensión del acuerdo ha dejado a YCRT en una posición aún más comprometida y a la empresa israelí que “perdió” la licitación frustrada, en la mira.

Fuentes cercanas a la empresa aseguran que la producción de carbón sigue siendo mínima y que las deudas continúan acumulándose. A pesar de las promesas de privatización o cierre, la realidad es que YCRT sigue funcionando, pero con cada vez menos recursos y un futuro incierto.

(Con información de Noticias Argentinas)

El audio que desató el escándalo de YCRT

A continuación, el desgravado de la conversación entre los brokers Andrés Gross y Alejandro Salemme, y Juan Agustín Yarke Ariet, representante de TEGI Limited.

Conversación:

— Alejandro Salemme: Hola Andrés, ¿cómo estás? Estamos con Franco y Agustín, que son los representantes de TEGI en Argentina. Para que les comentes un poco cómo es la situación.

— Andrés Gross: ¿Cómo están? Un gusto. Hoy recibí un llamado que no me sorprendió. No los conozco, pero me llamó el que firma la orden, el que acepta o no la compra, para saber si yo estaba al tanto. Le dije que no. Yo no me manejo así en la vida, ni es la manera en que hago negocios. Se lo dejé claro a Alejandro cómo era el negocio con ellos y a mí nadie me avisó que iban a enviar una orden. Empezamos mal.

— Agustín Ariet: Andrés, ¿cómo es tu nombre completo?

— Andrés Gross: No importa, es Andrés.

— Agustín Ariet: Yo estoy presentándome y te di todo mi nombre. Pediste que tengamos transparencia y si no me decís tu nombre completo, estamos empezando mal.

— Andrés Gross: Andrés Gross es mi nombre, ¿en qué cambia?

— Agustín Ariet: Te comento. La situación es la siguiente: tenemos contacto con YCRT por puente diplomático hace mucho tiempo. A nosotros, quien nos solicita hace mucho tiempo que compremos carbón de YCRT y nos convoca —es el motivo por el cual estamos realizando la operación ahora— es directamente Cancillería. Nosotros, por una cuestión de conocimiento en las condiciones en las que se encuentra el producto, tanto de acopio como de temperatura, no consideramos que sea algo viable. Pero, dada la insistencia del aparato político para que compremos, nosotros accedimos con un target price que se ajusta a las condiciones de mercado en las que yo puedo colocar ese producto. No lo hicimos intencionalmente, no era nuestra intención ir por ese producto. Lo hacemos más que nada por responder a los puentes diplomáticos que nos están dando y por el interés del producto a futuro. Cuando Alejandro (Alejandro Salemme) me convocó inicialmente para trabajar con ustedes, le dije que tengo contacto con YCRT, tengo contacto directo con el Estado y no necesito que alguien me haga de intermediario para acceder al producto de YCRT. En última instancia, si vos formás parte del equipo de YCRT y tenés contacto con el que firma, deberías decirle que te gustaría recibir una contribución marginal por parte de la venta, pero no por parte de la compra.

— Alejandro Salemme: Disculpá, Agustín. Cuando te puse las condiciones para operar con Yacimientos de Río Turbio, me dijiste que ustedes tenían un contacto y explicaste que hay un problema diplomático porque la gente que está ahora no va a estar más y yo te dije que esa gente sí va a estar y es con la que podemos hacer negocios y cerrarlo. Ahí quedó la conversación porque me dijiste que iba a ir por otro lado.

— Agustín Ariet: Exacto. A ver, estoy haciendo esto porque me están solicitando directamente por puente diplomático. Me llamó Paula de Cancillería para decirme: “Agustín, tenemos este producto para comerciar con ustedes”. Se lo presentaron directamente a Israel y a mí no me dejaron otra opción. Si te fijás, no soy yo quien realiza la oferta, a pesar de que soy yo quien tiene en Argentina la posibilidad y autonomía de elaborarlas, y sale directamente de la presidencia de la compañía. Lo único que hago —esto lo pueden auditar si están dentro de la empresa— es reenviar la solicitud y aclarar las condiciones comerciales en base a las condiciones del producto. Ahí sí intervengo yo y hago observaciones para resguardar los intereses de mi compañía. Por fuera de eso, la verdad es que alguien que forma parte o tiene estructura dentro de la empresa me llame para decirme que tengo que ir por esas vías cuando estoy ingresando por…

— Andrés Gross: Esperá, una pausa. Yo nunca dije que estaba dentro de la compañía; es estatal y las compañías estatales no pagan comisiones de ningún tipo ni a vos, ni a mí, ni a nadie. Es un tema político, como vos lo dijiste. A mí me llama Alejandro y me pide el ok del que decide —más que el que firma— dando el ok para que la operación tenga curso. Los pongo en contacto, por diferentes motivos deciden no avanzar y dos meses después mandan la orden de compra y no me avisan. Entonces, ponete en mi lugar, me llama el que decide si esto se hace o no para preguntarme si estoy al tanto o no, y le dije que no estaba en conocimiento.

— Agustín Ariet: ¿Del responsable de ventas estás hablando?

— Andrés Gross: No, no, no. No importa, menos por teléfono. Si yo no tuviera este poder en este negocio no estaría al tanto de la oferta que mandaron. No tengo nada que ver con la empresa. Nada, absolutamente nada. Soy un facilitador para que este negocio suceda. Si ustedes quieren que esto suceda, somos un equipo y vamos todos para el mismo lado. Yo puedo hacer que esto se cierre. Te lo demuestro con el conocimiento de la oferta que mandaron, cómo la mandaron y de cuánto es la oferta. Y no tengo nada que ver con la empresa.

— Agustín Ariet: Lamento que la empresa filtre información para que te llegue de esa forma y vengas a intervenirnos a nosotros. Me parece que comercialmente eso es violento. No es una forma de…

— Andrés Gross: ¿Cómo violento si ustedes lo que me pidieron fue que los ponga en contacto…?

— Agustín Ariet: Yo no te pedí que me pongas en contacto…

— Andrés Gross: Nosotros ya estamos en contacto…

— Alejandro Salemme: No, no, no… Muchachos, pongamos las cosas en claro y como son. Cuando estábamos sentados en la mesa para hablar del carbón, ustedes me dijeron que querían comprar carbón y yo les dije que los podía contactar con la gente de Río Turbio. Me dijeron que no había ningún problema y que avancemos con el tema. Tuvimos varias llamadas, no una, varias. Hubo ida y vuelta con el precio, ustedes después me dijeron que por razones políticas iban por otro lado porque esta gente que está sentada no va a estar.

— Agustín Ariet: No solamente eso, parte son las condiciones en las que se encuentra el producto…

— Alejandro Salemme: Pongamos las cosas como son, Agustín. Si no, me parece que nos hacés quedar como unos pelotudos nosotros…

— Agustín Ariet: No quiero faltarles el respeto a ustedes y estoy haciendo un gran esfuerzo para ser lo más cordial posible en esta instancia. Yo entiendo un montón de cosas, entiendo que ustedes tenían la intención de participar en la unidad de negocio pero te dije desde el principio que tengo mi propia línea para llegar a YCRT. No necesito a nadie. A mí me busca YCRT desde hace un montón de tiempo…

— Andrés Gross: Agustín, una pausa, perdón. ¿Por qué me llaman a mí para contarme esto si vos tenés la posibilidad o no de cerrar el negocio? Contacto puede tener cualquiera, directo por intermedio de Cancillería, de un político o lo que fuera, pero no con el que cierra el negocio. Cancillería es un intermediario en este caso. El que cierra el negocio es el que maneja la mina y es el que me pone a mí en la mesa. ¿Para qué me llaman a mí y me piden que abra el juego por mi lado y no por el lado de ustedes? Negociamos la gestión de cada uno.

— Agustín Ariet: No.

— Andrés Gross: Yo no hablé con ustedes, hablé con Alejandro. Si quieren seguimos personalmente el lunes, martes, cuando quieran. Nos tomamos un café y lo hablamos personalmente.

— Agustín Ariet: Me parece una opción viable. Por lo menos poner paños fríos por ahora. Déjenme pensar y meditar, pero me parece…

— Alejandro Salemme: Agustín, queremos llevar adelante el negocio. Es una tontera no sentarnos a charlarlo.

— Andrés Gross: Agustín, estoy demostrándote con hechos que este negocio te lo puedo cerrar. Entonces, no me interesa el enojo y si me molestó o no me molestó…

— Alejandro Salemme: Claro, esto no es nada personal…

— Andrés Gross: Yo no vivo de esto, gracias a Dios. No me falta nada. Tengo dos empresas, hago negocios, compro tierras en Estados Unidos y no dependo de esto. Pero tengo la posibilidad de cerrar el negocio, se lo dije a Alejandro desde un inicio, te lo muestro hoy y estoy para hacer negocios. ¿Quieren hacer negocios? Estoy para avanzar, pero me llama el que cierra el negocio para avisarme de esto porque nos dejaron afuera a todos.

— Agustín Ariet: No tengo margen para aportar contribuciones marginales porque estoy rematando un producto que lo compro por obligación. Eso primero quiero que sepas. No es una elección mía tener que ir a comprar el producto al precio que lo estoy comprando.

— Andrés Gross: Me pasa lo mismo, estamos en las mismas condiciones, pero puedo agregarle valor a la ecuación.

— Agustín Ariet: Dejame organizarme y vemos cómo seguimos…

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