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Juan Ignacio Martínez Dodda
jumartinezdodda@gmail.com

Vieron esos que te preguntan ¿Quién fue mejor? ¿Maradona o Messi? ¿Michael Jordan o Lebron James? ¿Ayrton Senna o Juan Manuel Fangio? Podríamos seguir con la lista de comparaciones sinsentido puesto que han sido épocas diferentes. Lo mismo podría pasar en el campo. ¿Quién está peor? ¿El ganadero de hoy o el de hace 50 años?

El de hoy seguro tiene comodidades que el de hace medio siglo no, como pantallas solares que le dan electricidad, conectividad y otras herramientas que facilitan sus labores. En tanto que el de hace 50 años podrá decir que no tenía todo eso pero tampoco las hostilidades naturales y exigencias productivas que hoy impone el mercado.

Antes y ahora

Horacio Borea tiene 77 años, ha vivido una y otra época. Y allí sigue, en su estancia, dando batalla en un campo santacruceño cada día más hostil. “De chico hice de todo, juntaba latas para uno que plantaba pinos, también junté botellas, hice de ayudante de albañil, arranqué de abajo, todo a pulmón, y más grande, éramos los tres hermanos y los tres con camiones”, le contó Santa Cruz Produce (SCP), realizando un racconto de lo que fueron sus inicios, desde muy chico ligado, de una manera u otra, al campo.

En ese contexto agregó: “Antes había más estancias pobladas y más gente para trabajar, hoy hay más gente que se acostumbró a los planes sociales, encima tenemos que luchar con las plagas, los guanacos, los impuestos y para que la gente quiera venir a trabajar al campo”.

El comienzo

Su padre y su tío fueron camioneros para la estancia Menéndez Behety. “Mi abuelo vino en 1908, tuvo almacén de ramos generales en Río Grande, fue representante de cubiertas y nosotros seguimos con los camiones”, relata Borea.

Siguiendo con sus recuerdos, continúa: “Cuando era chico iba a trabajar a la estancia de mi tío, un campito pequeño, después, ya más grande, trabajé con Marcelino Díaz (administrador hace 30 años de Estancia El Cóndor, de Benetton) y después mi hermano me propuso comprar un camión, y así surgió Transportes Tehuelches“.

Años más tarde, al hermano de Horacio le dio un infarto en la ruta y falleció, lo que hizo que Horacio se alejara de las distancias largas y sólo hiciera los viajes locales. Trabajó 18 años para estancias de Benetton. “Los camiones todavía están guardados, tengo el Ford 900 que fue el primer camión que tuvimos”, contó con un dejo de nostalgia.

El campo y el negocio

“Siempre me gustó el campo y un día una clienta, que había cerrado el campo, me llamó para que me hiciera cargo, ahí estuve dos esquilas y pude comprar una estancia vecina, en total, ahora tengo 90.000 hectáreas en las que llegué a esquilar 16.000 animales, ahora, lamentablemente estamos en 9.000″, dice Borea.

“Al principio compré animales donde conseguía y después empecé a poner carneros para ir afinando, arranqué con 24 micras y hoy tengo en lotes generales lanas de 20-21 micras y en algunos puntuales, el año pasado he llegado con un lote de borregos a 17-18 micras”, contó Borea, que trabaja con la raza Merino.

Marca uno de los flagelos del campo: la lucha contra los pumas: “Me han llegado a comer hasta 100 corderos”, pero también están los jabalíes y este año se sumaron las tucuras que arrasan los pastizales.

“Tuvimos una racha buena, pero los últimos años fueron muy malos, los bancos no te daban nada, ahora hay un aliciente con una línea de créditos para comprar vientres, animales, alambrados, hacer refacciones, con una tasa baja a 72 meses, 6 años con uno de gracia”, se entusiasma Borea.

El campo está en Corpen Aike Norte, de Piedra Buena 85 km al primer campo. “Ahí tengo un núcleo de 62.000 hectáreas y después tengo un campo más arriba que son otras 20.000 hectáreas, una zona área que era muy buena zona”, remarca el productor. Recuerda que “antes nevaba todos los años, ahora hay muchos guanacos lo que sumado a la falta de lluvia ha hecho que se hayan venido abajo esos cuadros, incluso con muchas estancias abandonadas porque se han ido muriendo los productores y sus hijos no han seguido”, relató Borea.

Antes, con las nevadas y las lluvias, el pasto natural se defendía bien y tenía humedad, ahora Horacio Borea los ayuda con los molinos con 18 pantallas solares. Las esquilas de madres se hacen en septiembre, en tanto que noviembre es el mes de esquilar los borregos y capones. “La lana está linda”, comparte esperanzado. “Lo que más pedimos es lluvias, porque la cosa viene complicada”, dice.

Desafíos

Con 77 años Horacio Borea mira para adelante y no se dibuja un horizonte claro. “Tengo dos hijos varones y dos mujeres, los dos varones cuando pueden vienen y me dan una mano, pero están trabajando afuera, porque el negocio de la estancia para todos hoy está imposible“, cuenta.

“El tema pasa por el clima, porque venimos de cuatro años de muy malas pariciones, señaladas de 30%, la hacienda se va poniendo vieja y tenés que ajustar por otro lado, la verdad, lo sigo porque me gusta el campo, porque seguro que debe haber otros negocios más fáciles y rentables, nosotros ponemos toda la carne al asador porque tenemos el capital rodando y cualquier plaga te lo voltea, pero no es fácil”, cerró Borea.

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