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Adelina “Pichona” Mortera de Basterra, reconocida radioaficionada de Santa Cruz, falleció dejando un legado de solidaridad y comunicación en la Patagonia. Durante décadas, su voz fue compañía y auxilio para viajeros y trabajadores rurales que transitaban por la inmensidad del sur argentino. Desde su estancia “La Cuca”, ubicada en la meseta central de la provincia, supo tender la mano a quien la necesitara a través de las ondas radiales.
Con su distintiva señal LU3XCE, “Pichona” fue una referente dentro de la comunidad de radioaficionados, uniendo a personas en los puntos más remotos del país. Junto a su esposo, Aurelio Basterra, se convirtió en una anfitriona indiscutida del éter, compartiendo información, asistencia y compañía tanto en la mañana como en la tarde.


El año pasado fue una de las protagonistas de Troperos, una película documental de dirigida por Nicolás Detry que narra el trabajo de los gauchos en un aislado y solitario valle de la Patagonia sur, en la provincia de Santa Cruz, mostrando el sacrificio de una profesión en vías de extinción. A través del relato de los troperos durante el transcurso de un año se observa el sacrificado labor de estas personas, el crudo invierno patagónico, los arreos de seis mil ovejas y la persecución de los depredadores.
“Pichona”, viuda de Basterra, falleció este martes a los 86 años de edad. Sus restos fueron velados en sala Leros de Puerto San Julián y sus restos serán sepultados este miércoles a las 16 horas.
El invierno que se salvó gracias a la radio
Su rol trascendió la simple afición. En tiempos difíciles, la radio fue su salvación. Durante la pandemia de COVID-19, cuando los sistemas de energía fallaron en su estancia y la pareja quedó aislada en pleno invierno, su capacidad de comunicarse por radio permitió que recibieran ayuda de la Policía de Santa Cruz y otros radioaficionados. Gracias a su red de contactos, lograron superar la emergencia, demostrando la importancia de estos lazos en las zonas rurales.
La noticia de su fallecimiento generó un profundo pesar en la comunidad radioaficionada. El Radioclub Río Gallegos la despidió con un emotivo mensaje, destacando su generosidad, respeto y vocación de servicio. “Recordemos con alegría a esta mujer, que supo con su personalidad ganarse el afecto, cariño y respeto de sus colegas y la comunidad en general”, expresaron.
Desde distintos puntos del país, radioaficionados y amigos han enviado mensajes en su memoria, recordando su calidez y su compromiso con quienes más lo necesitaban. Su legado perdurará en cada transmisión, en cada señal que cruce la estepa, recordando que la radio sigue siendo un puente de unión en los rincones más inhóspitos del país.
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