Rosquitas y buñuelos dulces: dos recetas fáciles y económicas para la merienda

Los buñuelos caseros y las rosquitas dulces son dos recetas que apelan a la nostalgia de los argentinos. Ambos están entre los favoritos para la hora de la merienda desde hace décadas.

Los primeros responden a una receta heredada de los inmigrantes italianos y luego instalada por las abuelas en los hogares de todo el país. Mientras que las rosquitas azucaradas llegaron gracias a los inmigrantes españoles y acá se las adaptó a los gustos locales.

Las dos preparaciones son sencillas y llevan ingredientes muy accesibles. Ideales para compartir recién horneadas (o fritas) con azúcar a la hora del mate.

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Rosquitas receta

Ingredientes

• 1/2 kg. de harina
• 5 cdas. de aceite
• 1 huevo
• 1/2 taza agua tibia con sal gruesa
• ralladura de un limón o naranja
• Azúcar
• 10 grs. de levadura

Preparación

1. En un bol o en la mesada colocar la harina y reservar una pequeña porción. Hacer una corona en la harina, incorporar la levadura, la grasa, el azúcar, el huevo y la ralladura cítrica.
2. Unir los ingredientes con la mano y agregar agua de a poquito hasta formar una masa lisa y suave.
3. Dejar reposar tapada con papel film unos 10 minutos hasta que gane volumen.
4. Cortar la masa y armar bolitas. Dejar descansar 5 minutos y formar un círculo en el medio. Dejarlas tapados con un repasador.
5. Cocinar en aceite bien caliente.

Receta de buñuelos

Ingredientes

• 1 huevo
• Ralladura de naranja, limón o esencia de vainilla
• 125 grs de harina leudante
• 50 grs de azúcar
• 60 cc. de leche
• Aceite para freír
• 50 grs. de azúcar impalpable

Preparación

1. Colocar en un bol el huevo, la esencia de vainilla o ralladura de limón o de naranja. Agregar azúcar y comenzar a batir.
2. Añadir la harina leudante poco a poco y la leche. Remover bien para que quede una mezcla homogénea y sin grumos. Tiene que quedar una consistencia espesa.
3. Armar las bolitas.
4. Una vez listos, calentar aceite en una sartén profunda y cocinar los buñuelos, vigilando constantemente para que no se quemen.
5. Bañar con una lluvia de azúcar impalpable.

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