Desde que cerró la fábrica de tabaco Massalin Particulares, la única que actualmente distribuye al país es British American Tobacco, ello trajo aparejado una gran escasez que se resintió en Santa Cruz.
Los kiosqueros, por su parte, pasan horas bajo el frío en la distribuidora que les brinda la mercadería de forma racionada a los comerciantes.
En medio de la escasez, muchos acusaron a los propietarios de quedarse con el stock y de revender a precios desorbitados. “Creo que han tenido bastantes alternativas de la venta para que sea equitativa. La última semana nos organizaron para ir a comprar cigarrillos por número de CUIT y sólo a aquellos inscriptos en la distribuidora”, explicó Patricia a La Opinión Austral.
La kiosquera es propietaria del local que se ubica sobre la avenida Zapiola y señaló que, en su caso, se levanta más temprano para poder comprar cartones y vender a sus clientes al mismo precio de siempre.
“El viernes pasado fui a las 7 y media de la mañana y adelante ya tenía 10 colegas, cuando me tocaba a mí la cola ya era interminable. Pese al frío estamos todos ahí, firmes, pero creo que la política de la distribuidora es llegar con un cupo o tope diario de venta a los primeros 20 o 30 kiosqueros”, explicó.
“Dicen que no saben porque los kiosqueros no venden y que capaz los tenemos guardados. Es mentira. En mi caso al menos es así. Además, ningún kiosquero tiene la necesidad de quedarse sin cigarrillos, toda la gente entra para preguntar si hay y no compran otra cosa. Se van”, agregó Patricia.
La polémica sigue
Kiosqueros indicaron que, en algunos casos, la distribuidora “estaría obligándolos a comprar productos adicionales dentro del local”, por lo que muchos comerciantes optaron por trasladar lo mismo al cliente. Es decir, si compran un atado, deben comprar otro producto más.
Patricia explicó al respecto: “No es mi caso, pero sé que algunos kiosqueros optaron por eso, para que el cliente además de comprar el atado, compre un chocolate, galletas u otra cosa. Lo que pasa es que si no se nos baja mucho la venta y se nos vencen las mercaderías. En mi caso no lo implementé porque no me parece en esta pandemia y momentos que vivimos, exponer al cliente en esa situación incómoda”.
“Nosotros hablamos y muchos querían tomar la medida de no ir ninguno a comprar hasta que se normalice la apertura de la fábrica de Massalin y la distribución en el país. Pero ello no tuvo mucho quórum”, explicó.
Agregó a ello: “No entran a comprar algo más, entonces deja de ser un gancho. Al día de hoy ninguno de los kiosqueros tenemos cigarrillos. En mi caso, prefiero levantarme más temprano e ir. Uno hace el esfuerzo porque pones el negocio para satisfacer al cliente”.
Otro kiosquero, situado sobre la calle Vélez Sarsfield, contó que “no esconde” los cigarrillos y señaló: “Lo que más queremos es mantener a nuestros clientes y que esto se solucione”. Mientras que otra comerciante contó que “se agarró una gripe enorme” por haber pasado frío.
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