Durante la primera semana de noviembre, el Campamento Artístico Curatorial reunió a más de una veintena de artistas que, tras postularse, fueron seleccionados para trabajar sus proyectos en la capital de Santa Cruz. Patagónicas y nómades, Agostina Junge Paz y Nair Gramajo llegaron a Río Gallegos con la obra “Los Besos”.

Junge Paz nació en Neuquén, vivió en Plottier y actualmente reside en Fisque Menuco, donde está elaborando su tesis del Profesorado en Artes Visuales. También ha realizado danzas contemporáneas y participó del laboratorio de performance. Gramajo nació en Caleta Olivia, vivió en Cañadón Seco, en San Fernando de Catamarca y actualmente está en Fisque Menuco.

Se conocieron a través de una amiga y al notar la coincidencia en sus intereses, comenzaron a trabajar en conjunto. La confirmación de la convocatoria encontró a Junge Paz en Fiusque y a Gramajo en España, reencontrándose en Río Gallegos.

“Lo que nos propuso Kekena (Corvalán, coordinadora del campamento) era una transformación de todo lo que les artistas llevábamos al campamento, ponerlo en tensión y en diálogo con lo que ocurre en la ciudad”, cuenta Agostina a La Opinión Austral.

De Los Besos a Besos Negros

En el Grl Power, un festival que se realizó en febrero en Córdoba, Nair realizó “Los Besos”. “Comenzó siendo individual y se fue transformando. Estaba muy emocionada porque me invadía la energía transfeminista que estaba rondando y no podía creer que podíamos hacer algo increíblemente grande, todas juntas a ese nivel, empecé a darle besos a las paredes con un labial”.

De regreso en Fisque Menuco, a Nair y Agostina les propusieron realizar una interpretación libre de “Los Amantes de Madrid”, fue ahí cuando recordaron que anteriormente ya habían realizado un beso. A partir de ese momento la obra comenzó a mutar, luego postularían el proyecto que finalmente fue seleccionado.

FOTOS GENTILEZA: FRANCO TORRES

“Salimos a caminar esa ciudad, que es tan hostil con el viento y con la tierra, con esa dureza que hay en la calle todo el tiempo para transitar. A partir de ahí, empezamos un recorrido con la masculinidad que aparece en algunas personas en Gallegos y nos metimos de lleno con un tema que vengo indagando, que es la extracción petrolera en la Patagonia, sobre todo en Santa Cruz. Hicimos un trabajo de Drag King, que es degenerar nuestro género al masculino a través de la transformación, a través del vestuario y adiciones como algunos bigotes. Convertimos los besos en una microescena teatral que se llama ‘Besos Negros’, a partir de trabajar con el Drag King”, explica Nair.

Cuenta Agostina que “Neuquén es una ciudad muy petrolera. Nair me había contado de la cantidad de empresas y cómo se manejaba todo más al sur, nunca había ido tan al sur. Cuando llegué, me impactó ver cómo eso era tan real y cómo se veía hasta en los cuerpos de las personas, en cualquier lugar que entrabas. El clima también es jodido, en Neuquén tenemos viento, pero al lado del viento de allá, este es una caricia. A la hora de trabajar eso influye, ver cómo eso embarraba las corporalidades, las formas de ser, eso nos llevó a tirar la obra para ese lado”.

Se enfocaron entonces en lo pronunciado de los estereotipos de género y en la heteronormatividad en esta región.

“Empezamos una pequeña investigación sobre el degeneramiento del género, ya no éramos Nair y Agos, sino que eran Lucho y Rami, dos personajes. Salimos a hacer fotos por lugares que nos parecían chocantes para lo que es la expresión de algunos besos, como lo son los besos lésbicos o los besos gays”, explica Nair.

Utilizando indumentaria de trabajadores petroleros, se fotografiaron en el escudo de Río Gallegos, en una estación de YPF, frente al cartel de Gendarmería Nacional y en la vereda de la Catedral. La microescena recreó una situación que rara vez se ve en la capital, ya que los besos entre personas con la misma identidad de género parecieran no suceder en las calles de Río Gallegos.

FOTOS GENTILEZA: FRANCO TORRES

El día de la inauguración de la muestra colectiva, Junge Paz y Gramajo realizaron una performance en la que los personajes desplegaban una breve escena de seducción y con los labios pintados de negro, negros como el petróleo, Rami dejaba marcados los besos en la espalda de Lucho.

Se trasformó en un hecho poético, le dijeron a Agostina quienes vieron la performance. “Se podía notar que dentro de cada construcción masculina petrolera hay una explosión de emociones: muchas veces un maricón o un puto o un gay reprimido, y estamos un poco floreciendo eso”.

El registro fotográfico de los besos en la capital provincial, como también los besos marcados en la sala, permanecerán, en el marco de la muestra colectiva, en el Complejo Cultural hasta el 2 de diciembre.

 

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