Madre y abuela, Susana Eva Díaz recibió el viernes pasado su título universitario. Nacida en Tartagal, Salta, la mayor de tres hermanas comenzó a estudiar ya de adulta.
Su infancia y adolescencia se repartió entre Salta, Jujuy y Buenos Aires. Con Domingo Rubén, un vecino que vivía frente a su casa en Buenos Aires, se forjó un lazo de amistad, pero los sentimientos se transformaron y llegaría una declaración de amor por carta a la salteña que le llevaba tres años.
Junto a Domingo llegarían tres hijas: Grisel, Elizabeth y Glenda.

Susana Díaz junto a la foto de Eliza, su mamá. Foto: José Silva/La Opinión Austral
Susana aún no cae. Y rápidamente se quiebra, porque la emoción de obtener el título universitario la atraviesa de diferentes maneras. Le trae el recuerdo de aquella maestra de Primaria que le dio un lugar y la invitó a bailar el Pericón y que luego la invitaría a cantar, también de cuando en Secundario quiso dejar de estudiar pero encontró en los docentes la calidez que no estaba hallando en su curso.
En su recorrido como estudiante de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral ha cruzado a docentes que supieron cuando recordar que la alumna es una persona y que a veces es necesario detenerse y en lugar de repetir la “lección”, acompañarla desde lo humano.
Estudiar
Susana, que se había recibido de Perito Mercantil, eligió primero la carrera de Analista en Sistemas y al cuatrimestre siguiente se cambió a Licenciatura en Psicopedagogía en la Unidad Académica Río Gallegos. Se anotó, dice, “con el deseo de aprender”. Hizo una pausa para atender la salud de una sus hijas para luego retomar los estudios.

“Me hubiese gustado que esté mi mamá”, expresó Susana. Foto: José Silva/La Opinión Austral
Sin haber finalizado Psicopedagogía, entre 2012 y 2013 se anotó a la Tecnicatura Universitaria en Acompañamiento Terapéutico (TUAT). En 2019 falleció su esposo y debió afrontar una nueva etapa. La pandemia por Covid-19 en 2020 marcaría también un nuevo desafío, el de atravesar un inesperado confinamiento sola en casa.
Decidió aprovechar el tiempo y avanzó en la carrera. Tomando los resguardos, comenzó a reunirse con una compañera para rendir su penúltima materia y lo logró. El último final la encontraría también en modalidad online y con una conexión que fallaba. El profesor le pidió que prosiguiera con el final y así lo hizo hasta que le pidieron que cierre su presentación: estaba aprobada.
“No había tomado conciencia, me quedaba un poco en lo negativo de la pandemia, pero hace dos o tres días pude ver lo que hice en pandemia, tenía algo pendiente primero lo logré con una compañera, y después rendir sola, sacarle el jugo a este momento”, señala la graduada de 69 años.
Susana es madre de Grisel, Elizabeth y Glenda y abuela de Ezekiel, Pilar y Benicio.
Hizo pausas en su recorrido académico pero nunca decidió abandonar. “Siempre tenía la esperanza, ese lugar era interesante, uno aprende, te abren la cabeza, te piden de ser crítico, no es lo mismo que cuando sos adolescente, como adulto también podés hacer algún cuestionamiento al profesor”.
No reniega del tiempo que le llevó recibirse. Cada espacio le permitió aprender más desde lo académico pero también desde lo humano. “Empecé a ir a la universidad y ahí empecé a conocer otras cosas. Qué es la religión, qué es el conocimiento, hay una materia que es muy interesante que es Ciencia, Universidad y Sociedad”, destaca sobre una cátedra que no suele ser de las favoritas del estudiantado.

Susana es la mayor de las graduadas 2022 de la UNPA – UARG. Foto: gentileza familia González
“Me sentía feliz en la universidad, aprendiendo, interrelacionándome con otras personas. Por ahí no me gustaban mucho los parciales ni las evaluaciones”, reconoce.
Eliza, su mamá, siempre hablaba de su hija psicopedagoga aunque Susana aún no se había recibido, por eso este viernes lamentó que tras su reciente fallecimiento no haya podido verla graduarse.
“Me hubiese gustado que esté mi mamá“, reconoce entre lágrimas.
Acompañar
Durante su adolescencia, Susana comenzó a hacer voluntariados, acción que continuó en diferentes momentos a lo largo de su vida. Recientemente y de manera acertada, le señalaron: “Vos ya eras acompañante, siempre fuiste acompañante”.
“A veces pienso que soy una persona resiliente, pasé muchas cosas de niña, fui acompañando a mi mamá y ahora también acompañando a mis pares”, señala.

Susana junto al decano Guillermo Melgarejo. Foto: UNPA – UARG
Ahora que se recibió, la abuela de Ezekiel, Pilar y Benicio, escuchaba a los licenciados que le decían: ‘Susana dale, tenés que terminar esa carrera’ (NdR. Le faltan cuatro finales para graduarse en Psicopedagogía). Me hace ruido pero en este momento también me permito disfrutar de otras cosas que me gusta hacer, estoy en eso de viajar y seguir conociendo otros lugares”.
A aquellos que dudan de si seguir estudiando, Susana, la mayor de las graduadas 2022 de la UNPA-UARG, les dice: “Siempre hay que tener esa confianza, ese algo interno, y si no también pedir ayuda”.
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