Este lunes, se llevó adelante el cortejo fúnebre de Gumercindo Pacheco, querido vecino, empresario y ex concejal de Río Gallegos. Esta mañana, comenzó el último adiós en la sala velatorio El Ilhero, para su posterior traslado al Cementerio local.

En el camino, el cortejo fúnebre pasó por el club Independiente, institución de la cuál fue fundador; por la parroquia San Vicente, donde fue colaborador y por la estación de servicio General Belgrano, comercio que supo levantar en la capital santacruceña.

La última parada, fue el Mausoleo de la Familia Pacheco en la necrópolis municipal, donde estuvo presente el móvil de La Opinión Austral que pudo dialogar con sus hijas.

Es muy emocionante, sabíamos que era muy querido en la comunidad, pero ver a toda la gente y recibir toda la calidez de los saludos es muy emocionante“, aseguró Myriam y agregó: “Lo mío es puro agradecimiento, me conmueve y a él le hubiese gustado sentirse reconfortado, y en algún lugar lo estará. Hizo mucho y lo hacía de forma desinteresada, era así, igual que mi mamá”.

Myriam, Silvia y Marcela, las hijas de Gumercindo Pacheco en diálogo con La Opinión Austral. FOTO: JOSÉ SILVA/LA OPINIÓN AUSTRAL

 

Por su parte, Silvia recordó lo proactivo que era su padre, a pesar de los años. “Con la edad que tenía, parecía que tenía 40 años, siempre tenía cosas por hacer y estaba proyectando algo“.

Por último, Myriam eligió recordar a su papá como fue hasta los últimos días de su vida, un luchador incansable.

“Estos últimos meses fueron muy buenos. Él tuvo un primer infarto en febrero, ahí decayó mucho, pero hizo una rehabilitación fantástica, en un mes y medio estaba igual que antes. Estaba muy contento, de buen humor, tranquilo. Un recuerdo muy lindo de estos últimos meses”, concluyeron las hijas de Gumercindo.

Un hombre que abrazó a Río Gallegos

Gumercindo Pacheco Oyarzo nació en 1936 en una de las islas de Chiloé, Castro. Su familia decidió trasladarse a Punta Arenas aproximadamente en 1942, donde estudió en un instituto en el que, al completar el 5° año, le entregaron el título de contador.

FOTO: JOSÉ SILVA/LA OPINIÓN AUSTRAL

Cuando tenía 11 años se sumó a la comparsa donde estaba su padre para trabajar como vellonero y así fue como, en 1947, conoció Río Gallegos.

Cuando tenía 16, su padre falleció. Tres de sus hermanos ya trabajaban en Río Gallegos y él quedó en Punta Arenas con su madre y tres hermanos más. Finalmente, en 1952 acordaron que lo mejor era que todos estuviesen juntos en Río Gallegos.

FOTO: JOSÉ SILVA/LA OPINIÓN AUSTRAL

El primer día que salió a buscar trabajo fue a Compañía Argentina del Sur (Argensur), una gran empresa de aquellos años que era competencia de la actual La Anónima. Rindió examen para auxiliar de oficina y consiguió el puesto. Luego ingresó a El Tehuelche, donde estuvo 32 años. Comenzó como contador y terminó como gerente general y presidente del directorio.

En 1993 inauguró la Estación de Servicio General Belgrano en sociedad con sus hijas y más adelante, Pacheco Neumáticos.

“Era una persona sencilla, muy trabajador, amante de los deportes y muy familiero”, destacó Julio Pacheco sobre su tío, quien también fue concejal y colaborador de la parroquia San Vicente de Paul.

El Rojo

En 1967, el club Chile realizó una asamblea en instalaciones del Centro Chileno. Allí, debido a que con ese nombre no podían participar de la Liga de Fútbol, acordaron cambiarlo a Independiente, cuadro con el que Gumercindo simpatizaba.

Jugó, pero lo suyo era ser dirigente y así fue que consiguió el terreno en calle Alvear, donde hoy se ubica el club. También estuvo al frente de la Liga de Fútbol Sur acompañando a Emilio “Pichón” Guatti.

El Rojo quiso hacerle un homenaje en vida y el 5 de julio de 2000 se inauguró el gimnasio Gumercindo Pacheco.
Su rectitud y entusiasmo fue lo que más destacaron Javier Águila y “Cacho” Guerrero, quienes conocieron a “Gumer” cuando eran jóvenes.

“Siempre consultamos a Gumer, cuando participábamos de algún torneo regional nos hacía préstamos económicos que siempre logramos, con mucho esfuerzo, devolvernos, pero él jamás dejó de apoyarnos a nosotros y al club Independiente”, recordó Águila a La Opinión Austral.

“Siempre fue un consejero, lo llamaba, le mandaba un mensajito y me decía: Vení que a las 15:00 estoy acá, venite a tomar café y charlamos. Fue como un padre. En el club nunca nos hizo faltar nada. La familia del Rojo lo va a sentir mucho”, sumó Guerrero.

El Rojo no fue el único amor de Gumercindo, quien conoció a Olga cuando tenía 22 años, estuvieron de novios dos años y se casaron. Juntos compartieron 57 años de vida y tuvieron tres hijas: Myriam, Silvia y Marcela; tres nietas: Sofía, Camila y Aldana, y un nieto, Santiago.

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