Rodolfo Morales terminó el Secundario en una escuela nocturna, después de recibirse de oficial de la Policía de Santa Cruz. En los ´90 comenzó a estudiar Ingeniería Electromecánica en la Universidad Tecnológica Nacional. Y el jueves pasado, a los 62 años, defendió su Proyecto Final y se recibió.
Si bien deberá esperar al 2020 para tener su título en
las manos, el ya ingeniero Rodolfo Morales compartió con La Opinión Austral su historia de compromiso y superación, dando
claras muestras de que no hay edad para estudiar, y destacando la Universidad
Pública Argentina.
Rodolfo comenzó a estudiar Ingeniería Electromecánica en la década de los ´90. “Empecé a cursar hace tantos años que ya perdí la cuenta”, relató entre risas a LOA, “la llevé a mi manera, como dice la canción, entre el trabajo y la familia la carrera se me hizo larga”.

“Metiendo” una materia por año, cuando podía más, fue
avanzando a su ritmo en los estudios, “lo más difícil fue el final, siempre los
últimos cien metros son los más pesados, obviamente”, contó el hoy ya retirado policía
de la provincia.
Pero la historia de Rodolfo no es sólo un ejemplo por la
perseverancia y esfuerzo que lo impulsó a terminar la carrera de Ingeniería,
“yo me puse a estudiar de grande, a la secundaria la terminé después de
recibirme de oficial, en una escuela nocturna”.
Una vez concluyó sus estudios secundarios: “Tuve la
suerte de que la Policía me envió a Buenos Aires a cursar la Licenciatura en
Criminalística, allá estuve cuatro años y cuando me recibí volví a Río
Gallegos” narró Rodolfo, quien si bien es oriundo de la localidad de Comandante
Luis Piedra Buena, desde su adolescencia vive en nuestra ciudad capital.
Desde ese momento, año 1987 “si mal no recuerdo”, formó
parte del equipo de Criminalística de Santa Cruz y comenzó a dar clases como
profesor en la Escuela de Policía, actividad que llevó adelante durante 12 años,
hasta que se retiró, mientras, de forma paralela, cursaba ya la carrera en la
universidad y se ocupada de su familia “tengo dos hijos y tres nietos” contó.
Con respecto a la elección de la carrera, el joven de 62
años explicó que siempre le gustó la ingeniería, “ya de chico trabajaba en una
estación de servicio en Piedra Buena y después acá en Gallegos igual, en la
venta de repuestos para vehículos, hasta que en el ´74, con 18 años, ingresé a
la Policía”.
“Para mí terminar la carrera era un desafío personal,
todavía no caigo, es todo muy fresco, no sé si voy a ejercer, sí me gustaría
dar clases”, explicó el estudiante recibido, “siempre me pregunté cuán
inteligente tenía que ser una persona para ser ingeniero, ahora sé que sólo hay
que tener dedicación, todos podemos, lo importante es que a uno le guste lo que
abraza”.
Y así llegó el jueves, cuando defendió su Proyecto Final
para ser Ingeniero Electromecánico, con una propuesta que busca optimizar el
servicio de las estaciones de servicio, para brindar un mejor servicio a la
comunidad.
Y al “meter” la última materia se recibió, “yo no le
había comentado a nadie que ya terminaba la carrera, sólo mi hija sabía, y me
sorprendieron en la universidad, fue una gran alegría y con todo lo que me
tiraron no sé qué tintorería me va a limpiar la ropa”, comentó divertido.
Por último, Rodolfo quiso agradecer a toda la gente de la
UTN, “ellos me educaron, desde el decano (Sebastián Puig) hasta el personal de
maestranza, pasando por todos los administrativos, realmente es una comunidad
hermosa, me llevo muy lindos recuerdos de muchos compañeros y numerosas
anécdotas”.
Y quiso compartir un mensaje a los jóvenes: “Creo que hay
que aprovechar la oportunidad que tenemos en Argentina, con la educación
gratuita, sumado a todos los medios tecnológicos que tenemos hoy en día, con
una computadora e internet tenés el profesor en tu casa, ojalá cambie la
mentalidad y se pongan todos a estudiar, porque el que quiere puede”.
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