Rosario “Gato” Gaitán, se encontraba trabajando en la mina en el turno de las 22 horas como era habitual. Todo parecía normal hasta que llegó un aviso que le cambiaría la vida. “Cuando estábamos en el lugar de trabajo, nos enteramos que había un principio de incendio pero no estaban seguros dónde era”, comentó en diálogo con La Opinión Austral.
Minutos más tarde, llegó la orden de evacuar y se trasladaron hasta un camión. “Llegando ahí comenzamos a sentir el olor a goma quemada”, recordó.
Ya con el humo ocupando todo el lugar, el chófer perdió toda visibilidad. “El camión chocó contra unos arcos. Lo único que había era humo. Bajamos pero ni con la lámpara se podía ver. Solo se escuchaban golpes y quejidos de compañeros”, relató.
Allí comenzó la lenta marcha para intentar salir con vida de ese lugar. “Seguí caminando como podía porque no se veía nada, en algunos momentos agarrándome de los arcos y así”, aseguró Gaitán.
Luego de varios tropezones, Rosario logro acercarse a la salida. “Me caí y quise quedarme para ver si había aire abajo, pero no había nada, ni arriba ni abajo. Seguí caminando y en unos metros más escuché gritos de compañeros que nos daban ánimo”, afirmó
Una vez en la galería, Gaitán pudo sentir aire fresco y pensó con alivio que estaba salvado. Sin embargo, sabía que atrás quedaba gente que lamentablemente no tuvo la misma suerte.
“Me preguntaron si quedaban personas pero no sabía si estaban lejos o cerca. Salimos 36 sobrevivientes y 14 quedaron ahí”, contó.
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