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En un día cargado de simbolismo, el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, la Justicia argentina condenó al futbolista uruguayo Diego “Demonio” García a seis años y ocho meses de prisión por abuso sexual con acceso carnal contra Clara Bulacio, hecho ocurrido en febrero de 2021 cuando el -hasta hoy- futbolista de Peñarol jugaba en Estudiantes de La Plata. Tras conocerse el veredicto, la joven rompió el silencio y envió un mensaje contundente: “Hoy hay un violador menos en la calle, uno menos en la cancha”.
En una publicación desde sus redes sociales, la exjugadora de hockey expresó: “Hoy tuve justicia. Estoy cansada y todavía no caigo en la importancia de todo esto, porque dentro de mí sigo trabajando para poder salir adelante”.
Bulacio agradeció el sostén de su entorno: “Mis amistades y mi familia fueron un gran sostén durante todo este tiempo. Sufrí mucho, como también luché”.
La joven afirmó que su “historia de terror” pudo transformarse en un mensaje colectivo: “Quien hace el mal, tarde o temprano paga. No más impunidad. Basta de abusos, basta de violencia”. Y cerró con una frase que rápidamente se viralizó: “Sigo firme y fiel a mis principios… hoy puedo decir que una parte de todo esto ya terminó. Mi verdad nunca perdió poder”.
Este martes, el juez Ezequiel Medrano del Tribunal Oral en lo Criminal n° 5 de La Plata leyó el veredicto y la sentencia para el jugador uruguayo, al que encontró culpable. Está prevista su detención inmediata y arresto domiciliario (en La Plata), con tobillera electrónica, hasta que la sentencia quede firme.
Quién es Clara Bulacio
Clara Bulacio ingresó al hockey de Estudiantes de La Plata cuando tenía apenas cinco años. Apasionada por el deporte y también dedicada al modelaje, su vida dio un giro drástico tras el abuso sufrido en 2021.
En múltiples entrevistas, Bulacio relató cómo el episodio marcó su día a día: “No puedo salir tranquila porque tengo miedo. Dejé el hockey, dejé el modelaje. Mi vida es un día a día mientras veo que él seguía con su vida normal”, expresó.
Luego de la denuncia, decidió abandonar Estudiantes y señaló públicamente que el club le dio la espalda. “Violaron a una jugadora, socia e hincha de su club y no estuvieron para mí. Prefirieron cuidar su billetera antes que a una familia”, dijo entonces.
El daño emocional, según relató, fue profundo: ataques de pánico, temor a la exposición y la pérdida del espacio deportivo que había sido su casa desde la infancia.
El caso
El abuso ocurrió el 24 de febrero de 2021, durante una pool party en una quinta de Abasto a la que asistieron jugadores del plantel profesional de Estudiantes y un grupo de mujeres.
Bulacio —entonces de 21 años— declaró que, mientras esperaba para entrar al baño, Diego García la tomó por la fuerza, la ingresó al lugar, la arrojó contra la pared, le produjo un golpe visible en el pómulo izquierdo y luego abusó sexualmente de ella.
La denuncia fue acompañada por audios que la joven envió de inmediato a sus amigos, pidiendo ayuda y relatando lo que había ocurrido. También se presentaron chats mantenidos con el futbolista Darío Sarmiento, que contradecían la versión de García, así como testigos que observaron la lesión en el rostro de Bulacio al salir del baño.
La defensa del jugador pidió su absolución, alegando contradicciones. Sin embargo, el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 5 de La Plata aseguró que las pruebas eran concluyentes.
La condena: seis años y ocho meses de prisión
El martes, el juez Ezequiel Medrano leyó la sentencia: García fue hallado culpable de abuso sexual con acceso carnal y condenado a 6 años y 8 meses de prisión.
Según se dispuso, quedará bajo arresto domiciliario en La Plata, con tobillera electrónica, hasta que la sentencia quede firme. Al escuchar el veredicto, el futbolista se desmayó dentro de la sala.
El fiscal Lucas Domsky había solicitado ocho años de prisión; la querella, representada por el abogado Marcelo Peña, había pedido diez. La defensa insistía en la inocencia del jugador.
Tras conocerse el fallo, Peñarol ejecutó la cláusula prevista en el contrato del delantero y anunció su inmediata rescisión.
El club había firmado un vínculo “atípico”, sujeto al avance del proceso judicial. El presidente Ignacio Ruglio ya había advertido que, ante una condena —incluso en primera instancia—, García dejaría de ser jugador aurinegro.
Así, el uruguayo de 28 años quedó desvinculado del club en el que acumuló 46 partidos y 5 goles.
El después: justicia en un día clave
La sentencia coincidió con una fecha emblemática en la lucha contra la violencia de género. Para Bulacio, ese cruce temporal tuvo un significado profundo: “En este día tan importante para nosotras, tuve justicia”.
Su testimonio, que ya había impulsado debates sobre violencia sexual en el deporte, se convirtió ahora en un símbolo de resistencia y de búsqueda de justicia en un ámbito históricamente marcado por desigualdades y silencios.
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