La campaña por las PASO entra en su etapa final con una mirada puesta en las internas y otra en Washington. Las elecciones provinciales marcan en gran parte el paso de la dura lucha en el seno de Juntos por el Cambio, mientras que en Unión por la Patria la preocupación mayor pasa por lograr un acuerdo con el Fondo Monetario que permita contar con los dólares necesarios para calmar los mercados y que no se desboquen los precios internos en las próximas semanas.

Mientras Sergio Massa está alineando a la mayor parte del peronismo detrás suyo -incluyendo a sectores más renuentes del kirchnerismo-, su principal problema para llegar con chances a octubre está en cómo puede renegociar la deuda que el país mantiene con el FMI. De esta negociación depende mucho de su futuro como precandidato presidencial. Es un juego de cartas en el que ambos contendientes conocen las barajas y los puntos débiles que tienen en la mesa.

Aunque no se conocen los detalles y se anticipó que se seguirá negociando, este domingo el Ministerio de Economía dio a conocer que “se han acordado los términos del “Staff Level Agreement”, el que se espera “finalizar en los próximos días”.

El Fondo pide ajuste sabiendo de la urgencia de Massa por llegar a un acuerdo que no dinamite la campaña electoral. El ministro de Economía sabe que esa imposición trae consigo una devaluación que sepultaría sus chances electorales. No está dispuesto a hacerla y le ofrece distintas variantes al FMI. Que Argentina deje de pagar tampoco le conviene a esta administración del Fondo.

En este marco, Massa y Kristalina Georgieva buscan una tregua hasta el domingo de las PASO. De acuerdo a lo que trascendió del acuerdo, se cerró el programa de desembolsos para el segundo semestre, sin que se sepa si habrá algún adelantamiento o no. 

Por el momento, Massa resiste la vieja y conocida receta del Fondo: una megadevaluación para sumar divisas y recorte fiscal para eliminar necesidades de emisión monetaria. Y desde Buenos Aires se responde con las alternativas de establecer un cambio diferencial por un mes para sectores exportadores agrícolas, y alguna forma de extensión de impuestos a ciertos tipos de importaciones no imprescindibles, que sería una “devaluación acotada” que no impacte de lleno en la inflación.

Las complicaciones en las renegociaciones con el FMI responden también a una interna propia. Georgieva, más dispuesta a flexibilizar el acuerdo, choca con la intransigencia de otra mujer, Gita Gopinath, que suena como su futura reemplazante.

Gita Gopinath, subdirectora gerente del Fondo Monetario Internacional.

Las negociaciones siguieron sin descanso este fin de semana. Cómo se esperaba el FMI no le “suelta la mano” a la Argentina para que se hunda en una crisis antes de las elecciones, y llegó la noticia de un acuerdo “marco”, que seguirá ajustándose. Una suerte de salida transitoria postergando definiciones más importantes para después de las PASO.

Estamos hablando de unos pocos meses que faltan hasta las elecciones de octubre, cuando lo crucial será qué tipo de gobierno asumirá en el país este diciembre.

“Es clave que le digamos a los argentinos y argentinas qué se pone en juego en las próximas elecciones”, advirtió Massa este viernes. “Nos hacemos cargo de los errores que cometimos pero también estamos seguros que hay dos países: uno de la producción, el trabajo y la educación de calidad en el que creemos nosotros; otro, el de la especulación financiera, el endeudamiento y la Argentina desindustrializada y con un proyecto de exportación de materia prima“, explicó el precandidato.

En ese otro modelo que advierte Massa estás las propuestas del economista Carlos Melconian, a quien un sector del empresariado quiere ver como ministro de Horacio Rodríguez Larreta o Patricia Bullrich de llegar a la Casa Rosada. Un punto fundamental de su programa es el de reducir en un 25% el organigrama estatal, con reducción de ministerios y secretarías en el primer año de gestión. Esto implicaría decenas de miles de trabajadores estatales en la calle, además de algunas privatizaciones. En este último punto, Aerolíneas Argentinas es un lugar común y se ha convertido en una de las discusiones puntuales de la campaña. Massa y Cristina Fernández hicieron un acto en el que resaltaron la importancia de mantener la aerolínea de bandera. En Juntos por el Cambio o hablan directamente de privatizarla o, como piso, dejar de poner plata en la empresa.

En estos días, la “pulseada de Fondo” se da en Washington. Y lo que allí se negocie no solo marcará la campaña electoral y las posibilidades del oficialismo, sino los próximos años de la Argentina.

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