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El Sumo Pontífice murió a las 7.35 (hora de Roma) y su partida provocó una profunda conmoción a nivel mundial. En medio del dolor, la Iglesia se congrega en distintos rincones del planeta para despedir al primer Papa latinoamericano de la historia, cuyo legado trascendió fronteras y religiones.

En nuestra región, el obispo Ignacio compartió un sentido mensaje que será leído y rezado en todas las misas y celebraciones litúrgicas de colegios, comunidades parroquiales y demás espacios de fe pertenecientes a la diócesis. El texto, cargado de espiritualidad y reconocimiento, recuerda el paso del Papa Francisco por el mundo como “un hombre con los pies del pobre y el corazón lleno de Cristo”.

Un pastor para un mundo herido

El mensaje del obispo resalta el papel del Papa como guía espiritual en tiempos complejos, destacando su labor pastoral en favor de “un mundo herido”, y recordando especialmente su encíclica Laudato Si’, donde Francisco alzó su voz en defensa del medioambiente y la creación como un don de Dios.

La oración lo define como un servidor fiel, que “predicó el amor con gestos humildes” y nos enseñó que el cambio es posible cuando nace desde el corazón. También hace referencia a su última exhortación apostólica Dilexit nos, un llamado profundo a la conversión desde el amor de Cristo, que marcó su pontificado hasta el final.

Una Iglesia inspirada por su legado

El obispo Ignacio invita a toda la comunidad diocesana a seguir inspirándose en la vida del Papa Francisco, sembrando esperanza, justicia y paz desde lo más profundo del alma. El texto culmina con una plegaria que encomienda su alma al Sagrado Corazón de Jesús, pidiendo que descanse en la luz eterna y que su ejemplo siga guiando a la Iglesia.

Mensaje de nuestro obispo Ignacio para que se rece en todas las celebraciones litúrgicas y misas de colegios y comunidades de nuestra diócesis por la muerte del Papa Francisco

Altísimo y buen Señor,
Padre de misericordia y de toda consolación,
hoy elevamos nuestra oración por el alma del Papa Francisco,
quien caminó sobre esta tierra con los pies del pobre
y el corazón lleno de Cristo.

Tú lo llamaste a ser pastor de un mundo herido,
y con su voz profética en Laudato Si’,
nos enseñó que toda la creación es un canto de amor,
y que somos custodios de la vida que Tú sembraste.

Sagrado Corazón de Jesús,
fuente inagotable de ternura y perdón,
recibe a tu siervo en tus brazos abiertos.
Él predicó tu amor con gestos humildes,
y nos mostró que desde el corazón,
sí, el mundo puede cambiar.

Inspirado por tu Evangelio, nos recordó en Dilexit nos
que sólo el amor salva,
y que desde el corazón tocado por la gracia,
puede nacer una humanidad nueva.
Porque Tú, Señor, nos amaste primero,
y desde ese amor todo se transforma.

Hoy te pedimos, Señor de la Vida,
que Francisco, tu servidor fiel,
descanse en tu luz,
y que su memoria inspire a tu Iglesia
a seguir sembrando esperanza, paz y justicia,
comenzando desde lo más profundo del alma.

Por Cristo nuestro Señor,
quien vive y reina contigo y el Espíritu Santo,
Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

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