Rafael Romero tiene un largo recorrido en el fútbol de salón. Comenzó a jugar de niño en Ushuaia –ciudad en la que nació-. Luego se fue a estudiar a La Plata (allí se recibió de Profesor de Educación Física)  y jugó en el equipo de la Universidad Nacional. En La Plata, en 1998, le llegó la posibilidad de incorporarse al cuerpo técnico de la Selección Argentina.

Fue parte durante unos años y se fue a vivir a Río Gallegos. En la capital de la Provincia de Santa Cruz, dirigió a Amsa, a la Selección de la División de Honor, a CEJUSA y actualmente es el entrenador de Alumni. Romero integró el cuerpo técnico de Ariel Avveduto en la Selección Argentina y el equipo fue campeón del mundo en Misiones 2019.

Mientras vivías en La Plata formaste parte del cuerpo técnico de la Selección Argentina.

-En 1998 tuvimos la posibilidad de ser parte del cuerpo técnico de la Selección Argentina. Fuimos a un Panamericano en 1999. Y al Mundial de Bolivia en 2000, allí conseguimos el tercer puesto. Luego me vine a Río Gallegos. Me instalé, me casé y me junté.

¿En qué momento empezaste a trabajar nuevamente con la Selección Argentina?

-Cuando Ariel Avveduto (entrenador) comienza a trabajar en la Selección Argentina, en el primer proceso de selecciones que tiene él, me llamó por teléfono para preguntarme por el proceso del equipo en el año 2000. Para conocer un poco la historia y saber cómo había sido todo. El me ofreció si yo podía colaborar, externamente, preparando chicos en Santa Cruz para poder llevarlos a las concentraciones de la Selección Argentina. La propuesta, básicamente, fue empezar a buscar talentos. Yo acepté y comenzamos a trabajar. Hicimos la primera prueba con varios chicos de Río Gallegos que fueron, pero sólo quedó Leo Fernández. Fernández estuvo en ese proceso. Siempre lo citaban. Y para el Mundial fue una de las bajas. El se operó y quedó un poco regalado por su lesión. El tenía muchas posibilidades de poder estar, pelear un lugar, pero son cosas que elige el técnico.

Rafael Romero, entrenador de fútbol de salón.

Y fuiste parte del seleccionado argentino campeón del mundo en 2019. ¿Qué recuerdos tenés de esa experiencia?

Los recuerdos que tengo de ese mundial son los mejores. Si bien era mi segunda experiencia mundialista como integrante del cuerpo técnico argentino, esta era la primera vez en mi país, con nuestra gente apoyando. Y la verdad es que el recuerdo que me quedó fue el amor incondicional de la gente de todo el país, que nos hacían llegar como podían su afecto, saludos y apoyo. Además de la hermandad creada por el grupo de trabajo y los jugadores. Este mundial fue distinto. En tres oportunidades se realizó y se organizó en nuestro país esta competencia mundial, en el año 1994 y 2011. Este era nuestro tercer mundial como anfitriones.  Se hizo en la Provincia de Misiones y tenía otro plus que lo aportó la gente en las calles de las ciudades Oberá, Posadas y Montecarlo (fueron las sedes). La provincia de Misiones también fue donde, por primera vez, Argentina salió campeón del mundo en el año 1994. Y desde esa época no se podía ganar un mundial. Si bien terminamos terceros en el Mundial en Bolivia  donde integré el cuerpo técnico con Demtrio Luizon. En el 2011 fuimos segundos y, gracias a dios, el 2019 fue para nosotros y por segunda vez logramos el objetivo máximo que cualquier deportista anhela y sueña. Fue lo máximo que me tocó vivir, por todo esto y porque los que hacemos deportes, sabemos que integrar una selección de tu país y representarla deportivamente son momentos únicos en nuestras vidas deportivas.

¿Por qué no continuaste?

Una vez que se ganó el mundial, Ariel presentó la renuncia y la Confederación hizo un nuevo cuerpo técnico, que es de Mendoza. Siempre con la buena onda de que le vaya bien a la Selección. Que siga creciendo el fútbol de salón en el país.

Romero habló de su experiencia en el cuerpo técnico de la Selección Argentina.

Cambiando al ámbito local, tuviste un gran paso por CEJUSA.

-Uno de los desafíos que nos propusimos, junto con el club, fue intentar estar entre los primeros puestos a nivel nacional. Hicimos un trabajo a largo plazo. Reforzando el equipo en lo táctico y en lo técnico. Conformamos un cuerpo técnico con preparador físico, kinesiólogo, ayudante de campo, utilero y delegado. Logramos hacer una estructura. Cuando yo los dirigí llegábamos siempre a octavos, pero en el año 2015 terminamos cuartos. Ese fue el mayor logro.

¿Cómo analizás el fútbol de salón en Río Gallegos durante este tiempo?

-El desarrollo del fútbol de salón ha ido bajando. Te cuento mi experiencia. Cuando era chico venía a jugar a Río Gallegos y había categorías infantiles y menores. Uno podía competir contra Río Gallegos. En 2004, cuando llegue, eso ya estaba desapareciendo. No había casi equipos infantiles. Fue desapareciendo esa categoría por la disponibilidad de horario del gimnasio, porque no había lugar en las escuelas y los horarios para entrenar no eran los mejores. Los clubes siempre dependen de los gimnasios escolares o de los municipales. Fue decreciendo esa categoría. El desarrollo de fútbol de salón no estaba bien armado. Sino tenés las categorías infantiles, no podés tener un progreso en el fútbol de salón.  Cada vez que llega un chico en edad adulta para viajar a una división de honor comenzás de cero. Es distinto si se lo enseñás a un chico. Atraviesa distintas etapas, llega a la edad madura y ya tiene un conocimiento de los aspectos técnicos e individuales. Después trabajás lo colectivo. Para poder tener desarrollo y crecimiento tenemos que trabajar más con las categorías más pequeñas. Con infantiles, juveniles y cadetes.

¿Qué le falta a la disciplina en Santa Cruz?

-Nosotros estamos con la creación de la Federación de Santa Cruz, que  nuclea a todas las asociaciones de Santa Cruz. Hay muchos pasos que hay que dar para poder crecer. No sólo desde lo táctico, sino también de otros aspectos que  harán que el deporte sea cada vez más rico. Claro que nos falta capacitación, es una de las cuestiones que hablamos en la Federación. Claro que nos falta capacitación en lo dirigencial. También nos faltan charlas para los jugadores. Seminarios para que ellos puedan aprender a cómo cuidarse y también cómo alimentarse bien. Un montón de cuestiones que hacen que el deporte crezca. No solamente la de los técnicos, sino que es un combo de cosas que hay que armar y nuclear. Yo creo que vamos por ese camino.

¿Por qué Tierra del Fuego saca tantos jugadores a nivel nacional?

-Mirá: el desarrollo deportivo de Tierra del Fuego tiene que ver con un acompañamiento de infraestructura que ha desarrollado la provincia y también los municipios. Hay muchos gimnasios municipales disponibles y también gimnasios que construyó el Gobierno de la Provincia. Eso favorece a que el deporte tenga el desarrollo que tiene. Pero bueno nosotros también tenemos la posibilidad de usar los gimnasios de las escuelas y los municipales. Eso es un punto a favor para nosotros. Quizá los horarios disponibles no son los más acordes para poder desarrollar actividad con menores, pero es lo que nos toca hasta que podamos tener nuestro lugar. A eso tenemos que apuntar. No tenemos que esperar que nos den todo, sino que desde cada club y cada asociación tenemos que tratar de hacer algo. Hay que  empezar a cortar ese cordón umbilical que se tiene con los gobiernos de siempre pedir que te hagan una cancha. Yo sé que es difícil pero hay que ir por ese camino: de buscar las herramientas para poder hacerlo con nuestros esfuerzos.

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