Por primera vez en dos décadas de la historia política del país, en octubre se disputarán unas elecciones en las que los nombres de Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri no estarán en las boletas. Ambas figuras centrales de la política argentina en los últimos tiempos no disputarán ningún cargo.
Signo de un cambio de época. Claro, pero que sus imágenes no aparezcan en el cuarto oscuro no significa que hayan perdido peso en la batalla electoral. Por el contrario, en los últimos días sus palabras fueron muy esperadas para marcar el ritmo de la campaña electoral.
Este sábado reapareció Cristina. Desde las PASO de agosto que la vicepresidenta no les hablaba a los militantes, se aguardaba con gran expectativa su análisis sobre el resultado, sobre qué hacer con Javier Milei y cómo encarar la campaña para lograr un buen resultado el 22 de octubre.


“Vine a aportar”, dijo Cristina. Y marcó la cancha. Pese a que muchos esperaban que se extendiera sobre la reapertura de causas judiciales en su contra y el “law fare”, la vicepresidenta entró de lleno en definiciones políticas y estableció los ejes de lo que debe ser la campaña en estas cuatro semanas.
Lo principal fue un cambio de paradigma al dar vuelta el principal punto de campaña de Javier Milei. El libertario plantea que los problemas del país provienen de la “casta política”. Cristina toma la idea de la casta, pero se cambia de vereda y denuncia a la “casta de los economistas neoliberales” que provocaron el derrumbe del país, a partir del fuerte endeudamiento, la destrucción de la industria nacional y la aplicación de los planes de ajuste del Fondo Monetario.
Por eso, la propuesta libertaria no es “lo nuevo”. Tiene su historia. Y una que terminó siempre en crisis. Arrancó con la dictadura cívico-militar y José Alfredo Martínez de Hoz y continuó con Domingo Cavallo y Carlos Melconian.
Tras ratificar su apoyo a Sergio Massa y reírse de los periodistas que lo ponen en duda, Cristina apuntó contra la teoría de una ciudadanía derechizada. “El voto (en las PASO) fue racional, la sociedad no se derechizó. Querer vivir bien, dignamente no es de derecha, es de peronista”, señaló.
Y tuvo lugar para la autocrítica: “Hubo mucha expectativa (con este gobierno) y no se pudo cumplir y yo les pido perdón por eso. Pero hay que meterle para adelante porque necesitamos que la sociedad argentina sepa cuál es realmente el problema real de nuestra economía”. Por eso, continuó, “no digo que las cosas estén bien, pero tenemos que discutir los problemas que tenemos sin enojarnos, sin ser corporativos”.
Así fue que dejó un consejo para remontar las elecciones: “No hay que enojarse con nadie por lo que votó, hay que discutir y explicar. Que cada argentino sepa cuáles son los números e identificar el verdadero problema”.
Cristina reapareció en escena y fue clara en sus definiciones sobre el panorama electoral y dejar en evidencia las inconsistencias de las propuestas libertarias.
En la otra vereda también se esperaban las definiciones de su líder. Mauricio Macri regresó de un insólito viaje a Marruecos en plena campaña electoral, donde participó de un torneo internacional de bridge. Macri tenía que llegar y dejar en claro que apoyaba la candidatura de Patricia Bullrich y que no iba a formar parte de un gobierno de Javier Milei.
Así lo hizo, claro que a su manera. En reportajes con periodistas amigos rechazó el convite de Milei y apoyó públicamente la candidatura de Bullrich. No solo eso, la llevó a recibir un espaldarazo de la derecha regional. Fue en el encuentro de la Fundación Libertad, con un auditorio de ex mandatarios de derecha como el chileno Sebastián Piñera y los españoles José María Aznar y Mariano Rajoy.
Allí Bullrich se despachó contra Javier Milei y el kirchnerismo. Y a su turno, Macri hizo una particular interpretación de este momento de la historia donde hay “cada vez más ciudadanos insatisfechos y frustrados a pesar del tremendo avance de la tecnología”, pues los focos de la conflictividad social en algunos países tiene que ver con “la cantidad de información que consumimos”.
Al mismo tiempo, Macri no deja de tirar dardos hacia el centro de la coalición opositora, que tras la derrota de Horacio Rodríguez Larreta en la interna vive ciertas actitudes anárquicas. Macri le pasó factura a los radicales cuatro diputados de la UCR (con Emiliano Yacobitti a la cabeza) dieron quórum en la sesión de Ganancias, en las que se iba a votar también la creación de universidades. “El populismo es contagioso“, afirmó Macri, quien dijo que eso “no estaba hablado”.
Cristina y Macri volvieron a la escena. Cuánto participarán de la campaña y cómo eso ayuda a sus candidatos es algo que está en discusión y se verá en los resultados del 22 de octubre.
Leé más notas de Jorge Cicuttin
Compartir esta noticia
Dejanos tu comentario