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Por Jorge Cicuttin
La situación climática se está complicando. Los nubarrones se convirtieron en un frente de tormenta puertas afuera. Para peor, la tormenta se siente dentro de casa.
Es lo que está viviendo el gobierno de Javier Milei. De pronto enfrenta un mundo con una guerra comercial desatada por el “amigo” Donald Trump, cuyas consecuencias negativas para la economía mundial recién están comenzando, y que afecta sensiblemente a la Argentina. A eso se suman conflictos políticos internos serios y que esta semana se trasladan a las calles con casi dos días de movilización y paro de la CGT.
Donald Trump produjo un terremoto en la economía mundial a partir de los aranceles generalizados del “Día de la Liberación”, tal como lo definió el líder republicano. La rápida respuesta de China con aranceles del 34% a todas las importaciones de bienes de Estados Unidos generó una onda expansiva que produjo fuertes pérdidas en los mercados de todo el mundo.


En este marco, las acciones argentinas en Wall Street cayeron más de 10 puntos y el riesgo país superó los 900 puntos.
Trump cambió el mundo con sus anuncios. Y gran parte del mundo está respondiendo con medidas que tienden a protegerse, cerrarse comercialmente vía aranceles. El gobierno argentino, en principio, apuesta todo a la promocionada buena relación con Trump y a abrir más aún su economía. ¿Apuesta correcta?
Esta tormenta golpea los ventanales de nuestra casa. Y lo hace en un pésimo momento, cuando se están dando las puntadas finales a un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Al aumento del riesgo país se suman las incógnitas sobre lo que pasará con las tasas de Estados Unidos ante la posibilidad de un aumento de la inflación en ese país.
Washington pone condiciones. Mauricio Claver-Carone, el enviado del Departamento de Estado para Latinoamérica de Trump, dejó algo en claro: Si Argentina quiere ayuda va a tener distanciarse de China y cortar la línea de crédito -el famoso swap- con el gigante asiático. ¿Quiere decir que parte de los fondos que envíe el Fondo se deberán utilizar para cancelar el préstamo chino? Nada bueno para las tensiones cambiarias en el país, más cuando ante la tormenta mundial los exportadores reducen sus liquidaciones y los banqueros desarman el “carry trade”.
El mal trago para el gobierno argentino tuvo un golpe extra con el frustrado encuentro entre Javier Milei y Donald Trump este jueves a la noche en Mar-a-Lago. Una reunión fallida pese al viaje relámpago del presidente argentino a Estados Unidos. No trajo la buscada foto, apenas el anuncio del inicio de una negociación bilateral en la que Argentina se compromete a readecuar su legislación para atenuar el impacto de los aranceles estadounidenses.
Y mientras Milei estaba afuera, la tormenta se desató adentro. La derrota en el Senado por el rechazo a los nombramientos de los jueces Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla en la Corte Suprema ha generado una crisis institucional dentro del Poder Judicial.
La situación más confusa y polémica es la de García-Mansilla, designado en comisión -hasta noviembre- por el Presidente, a quien desde distintos sectores empujan para que de un paso al costado. Un mensaje en ese sentido lo dio el juez de la Corte Ricardo Lorenzetti. “El Senado tomó una decisión respetable”, dijo, y sentenció: “Yo nunca aceptaría ser designado por decreto”.
El gobierno intento un tibio respaldo a García-Mansilla. El jefe de Gabinete Guillermo Francos respaldó al magistrado designado por decreto al manifestar que “en absoluto sería inconstitucional” su permanencia en el máximo tribunal. “Quienes determinan la inconstitucionalidad o no de un acto es la Corte Suprema, que ya lo resolvió y le tomó juramento, así que no veo la posibilidad que nadie plantee la inconstitucionalidad porque él fue designado por decreto hasta el 30 de noviembre”, aseguró el jefe de ministros.
Todo parece indicar que García-Mansilla está más cerca de presentar su renuncia que de mantenerse atado al sillón en la Corte.
Pero el golpe político a Milei se lo dio Mauricio Macri, al hacer que los senadores que le responden dieran el quorum en la Cámara alta y votaran contra ambos pliegos, junto al peronismo y parte del radicalismo. Al mismo tiempo, la vicepresidenta Victoria Villarruel volvió a quedar en el ojo de la tormenta por no impedir el desarrollo de la sesión, como quería la Casa Rosada.
A la vista queda que los acuerdos logrados por La Libertad Avanza en el Congreso han quedado de lado hasta las elecciones legislativas.
La tormenta se completa con los números de las últimas encuestas que le llegan a la Casa Rosada. Todas coinciden en que tanto la imagen de Milei como la intención de voto a los libertarios están en baja. Por el momento, su único respaldo es la división en las agrupaciones opositoras.
Un gobierno puede sufrir tormentas inesperadas y no generadas por sus propias decisiones. Pero seguro será juzgado por cómo las enfrenta, cómo busca solucionarlas. Javier Milei tendrá que encontrar las respuestas con un fuerte viento en contra.
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