De la madera a la piedra: los gigantes petrificados de la Patagonia

En plena estepa santacruceña cuesta imaginarse un bosque. Sin embargo, hace unos 150 millones de años, el clima era cálido y húmedo, con abundantes lluvias que permitían el crecimiento de extensas masas de coníferas semejantes a las araucarias, además de helechos y palmeras.

Un violento episodio volcánico asociado a la ruptura de la corteza continental —que tiempo después separó a Sudamérica de África— arrasó con esos bosques. Vientos huracanados de más de 300 km/h y cenizas ardientes derribaron y cubrieron los árboles cargados de piñas maduras. La rápida acumulación de ceniza impidió la descomposición y, con el paso de los milenios, la madera se transformó en piedra.

Un tesoro paleontológico en Santa Cruz

El Parque Nacional y Monumento Natural Bosques Petrificados de Jaramillo protege cerca de 80.000 hectáreas. Allí, entre matas de zampa, coirones y calafates, se observan troncos de hasta 30 metros de largo y 2 metros de diámetro: árboles que crecieron y murieron en ese mismo lugar.

Se trata de uno de los yacimientos paleontológicos más importantes del mundo, aunque aún poco visitado incluso por los propios santacruceños. El sendero “Huellas del Pasado” permite apreciar tanto los restos fósiles como la flora y fauna actual: maras, zorros y liebres acompañan la caminata entre fósiles que cuentan la historia de la Tierra.

Entre fósiles marinos y vistas panorámicas

Otra de las opciones para el visitante es el sendero “Madre e hija”, que asciende a un antiguo cono volcánico de 400 metros. Desde allí se obtiene una vista panorámica excepcional de la estepa, además de encontrar fósiles marinos que recuerdan que la Patagonia estuvo cubierta por el mar.

El área protegida también conserva sitios arqueológicos de pueblos cazadores-recolectores y testimonios históricos de los primeros ganaderos de la región.

Cómo llegar al Parque

El ingreso se encuentra en el kilómetro 2.074 de la Ruta Nacional N.º 3, entre Caleta Olivia y Puerto San Julián. Desde allí parte la Ruta Provincial 49, que recorre 50 kilómetros de ripio hasta la entrada del Monumento.

Guardaparques reciben y orientan a los visitantes durante todo el año. El acceso es gratuito, pero se recomienda llevar combustible suficiente para recorrer el área.

La huella viva del tiempo

Cada tronco petrificado es un testimonio de la historia de la vida y del planeta. En el Día del Árbol, el Bosque Petrificado de Jaramillo recuerda que los árboles no solo regulan el clima y sostienen la biodiversidad, sino que también pueden convertirse en memoria eterna de la Tierra.

Crédito: Médica Bioquímica y Licenciada en Turismo, Mónica Mienvelle, para La Opinión Austral

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