Destellos
patagónicos
POR
SERGIO PELLIZZA
Este es un espacio cedido
generosamente por La Opinión Austral,
desde hace más de trece años, que permite abrir una ventana para atreverse a
ver a esta bendita tierra desde un ángulo diferente, el de la fantasía
alimentada por el paisaje que cuenta cosas. Es lo que pasa con estos cuentos, donde
la Patagonia Austral puede decir algo de su entrañable misterio, su sabor
mágico, su temperamental carácter. De amores, sueños, alegrías, lágrimas, sangre,
misterios, mágicos aconteceres que a veces se escapan de este mundo. De eso se
trata en estos breves relatos.
El
acelerador de partículas
El profesor de física
corpuscular explicaba en su charla para todo público desde su estrado, las
características básicas del bosón de Higgs.
Decía algo así como:
“Es una partícula elemental que juega un papel esencial en el
mecanismo por el que se origina la masa de todas las partículas del Universo.
Es, también, la última partícula subatómica que queda por detectar para
completar el Modelo Estándar, el “catálogo” de los componentes
fundamentales de la materia. Todas las demás partículas predichas en ese modelo
han sido ya descubiertas en los laboratorios de física. No es posible detectar
directamente al bosón de Higgs, ya que una vez que se produce se desintegra
casi instantáneamente dando lugar a otras partículas elementales más comunes.
Lo que sí puede verse son sus “huellas”, en forma de partículas resultantes de
su proceso de desintegración. Eso es lo que se busca en el gran acelerador
LHC.”
–
¿Se comprende lo que intento explicar?
Se
levanta una pequeña mano de entre el público y pregunta?
-Señor
profesor, Mi nombre es Daniel. ¿Qué es el LHC?
– Es el proyecto más ambicioso para investigar la
naturaleza de la materia. Se construyó en la frontera entre Francia y Suiza,
cerca de Ginebra. Este acelerador de partículas consiste en un túnel circular
de 27 kilómetros de circunferencia, con tramos que se encuentran a distintas
profundidades (entre 50 y 175 metros). Por el túnel corren dos tubos dentro de
los cuales circularán dos haces de partículas en sentidos opuestos. Las
partículas, que van aumentando de velocidad con cada vuelta, se mantienen en
trayectorias circulares por medio de enormes imanes superconductores. Cuando se
alcanza la energía deseada, los haces se desvían y se hacen chocar entre sí las
que se destruyen y producen partículas secundarias. Los físicos recogen los
datos de la colisión por medio de distintos detectores especiales, y los
comparan con las predicciones de las hipótesis o teorías que desean evaluar. Lo
que estamos investigando ahora es justamente el bosón de Higgs.
Mientras el profesor
continuaba su charla, lejos, cerca, de Ginebra el gigantesco LHC parecía dormir
tranquilamente bajo tierra su merecido descanso. Había tenido mucho trabajo
últimamente.
Algunas partículas subatómicas
en sus propios tiempos conversaban sobre lo que los humanos trataban de hacer.
El señor protón con su
compañero ocasional el señor neutrón y el siempre presente electrón dando
vueltas decían algo así como:
-Ya estamos medio cansados de
jugar a la calesita con este engendro que no hace otra cosa que marearnos y si
siguen provocándonos lograran que nos enojemos y generaremos con nuestros otros
compañeros, los andrones, leptones, mesones. Quarks, neutrinos y muchos otros
de los que no tienen noticias, un pequeño agujero negro con capacidad de hacer
desaparecer bajo la superficie del mar más del 90 % de las tierras emergidas.
Una especie de mariuvio, que como el diluvio bíblico casi
cubrió toda la superficie habitada. No sabemos aún si tenemos ganas de permitir
a estos soberbios humanos dispongan de algunas arcas como las de Noé para que
sobreviva la especie?
En eso estaban las partículas
cuando el LHC comenzó a funcionar interrumpiendo los comentarios.
-Otra vez nooo?
– Están buscando ahora la partícula elemental
que llaman el bosón de Higgs. Se creen estos soberbios humanos que es la
partícula de Dios. Démosles una lección compañeros.
Comenzaron a acompañar el giro
de los electroimanes, cada vez más rápido hasta alcanzar casi la velocidad de
la luz y cuando quisieron hacerlos colisionar se formó un pequeño agujero negro
que fue atrayendo hacia el centro de la tierra la mayor parte de lo emergido.
Solo media docena de barcos quedaron a flote en un inmenso océano y una solo
pequeña porción de tierra que deberían encontrar para que la especie sobreviva.
Lo harían si eran capaces de encontrar el verdadero significado de la palabra
amor antes que la tierra. Esa sagrada palabra había sido tan falsificada,
abusada, manipulada hasta la degradación. En el tablero de la psicología
jugaban al ajedrez los sentimientos y la razón, arbitrados por la cultura,
desconociendo las notas básicas del amor en su armónica sinfonía: corazón,
cabeza y espiritualidad, sin olvidar que lo cotidiano nunca es banal ni
insignificante. Los posibles sobrevivientes deberían encontrarlo conservarlo y
entender que puede, como pasó, echarse a perder si no se cuida con base en los
simples detalles. Estos probables sobrevivientes deberán entender que para
estar con alguien es preciso estar primero con la esencia de uno mismo y
compartirlo con eso que justamente se llama amor.
Felices
fiestas para todos–
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