Eduardo Aguilar se corre del foco central permanentemente en la conversación. Dijo que no le gusta hablar de él. “Yo no estoy en el medio. Acá está el club porque me permite trabajar de esta manera. Cómodo. Te acompañan”, amplió detrás del teléfono a La Opinión Austral.

 

En diciembre lo llamó Gregorio Martínez, actual entrenador de la Selección Argentina femenina de básquet, y le avisó que estaba convocado para ser parte del staff del nuevo Proyecto Nacional Formativo (PNF), que se lanzó para que el básquet femenino continúe creciendo en todo el país y que apunta a consolidar a las selecciones.

 

El entrenador santacruceño dijo que “me hayan convocado es muy lindo y también poder compartirlo con toda la gente que está y que pasó por el club. Con mis alumnas, con los dirigentes, con las familias”. “Y a mi familia -agregó- la tengo que poner en un cuadro. Mi esposa está hace 18 años al lado mío y me aguanta todas”.

 

La noticia lo sacudió. Fue inesperada. “A medida que van pasando los años uno se ilusiona con esta oportunidad. No la veía cercana hoy. Porque estando tan lejos cuesta mucho más. El proyecto es muy abarcativo. Que sea virtual te brinda la posibilidad de trabajar con una gran cantidad de jugadoras. Eso lo veo muy positivo. Tenemos un lindo grupo de trabajo y me recibieron muy bien. Estamos en funcionamiento prácticamente todos los días”, confesó.

 

 

Pero Aguilar enumera distintos factores que incidieron. Se sumó hace 15 años al proyecto de San Miguel y el crecimiento significativo desencadenó en nuevas competencias y desafíos. El club estuvo y está en la mira del ambiente federal del básquet. “Fuimos creciendo, empezamos de cero. Incorporamos más entrenadores. Conformamos grandes comisiones directivas. A medida que iba creciendo el club fuimos apuntando a otros objetivos”.

 

Aguilar se enteró que iba a ser parte del proyecto a través del técnico Gregorio Martínez

 

“Empezamos a participar de todo lo que había, tanto en femenino como masculino. En 2012 iniciamos a competir con selecciones de Santa Cruz en los Argentinos, que organizaba la Confederación Argentina de Basquetbol (CABB). En 2014 empezamos a participar como club. Gracias a Dios nos ha ido bien. Hemos estado en distintas finales. Es muy importante. Hace que te puedan observar y pueda ser conocido el trabajo de nuestro club también. Estamos muy firmes, con un gran proyecto desde pulguitas a maxi. Siempre con una misma filosofía. Valoro muchísimo a todos. Son realmente, de excelencia. Nos falta la cancha. Es nuestro anhelo”, explicó el “Chino”.

 

En San Miguel tenemos todo. Sólo nos falta la cancha propia. Es nuestro anhelo

“San Miguel compite de igual a igual con cualquier equipo del país. Tenemos mucha carga de prácticas para equiparar ciertas cuestiones”, admitió.

 

El entrenador junto a las jugadoras de San Miguel en el cierre de 2020.

Incluso es el director técnico de la Selección de Santa Cruz de básquet femenino. Se encuentra conectado con todos los profesores de la provincia. Utiliza el scouting como una herramienta fundamental y dijo que “es algo común”. “Los torneos hacen que tengas un gran panorama y conocimiento de todos los equipos y de las chicas. Ahora hay mucha información y hay que aprovecharla. Respeto a lo competitivo, quizá con la Selección estamos un poquito más lejos. Un escalón por debajo de las grandes provincias (Santa Fe, Entre Ríos, Buenos Aires), pero estamos creciendo”, señaló.

 

“Tenemos muchas cosas para capacitarnos en la provincia y está todo muy organizado. Están las posibilidades”, dijo.
Durante la pandemia, se capacitó con distintas clínicas de entrenadores de todo el país. Adquirió mucha información.

 

El estilo

Aguilar busca que sus equipos presionen al rival todo el tiempo. “Si es posible en toda la cancha y todo el partido. No dejarlo pensar. Que no jueguen al ritmo que están acostumbrados. Me identifico con eso. Lo entrenamos mucho. Es algo de todos los días. Hay que hacer mucho hincapié en los fundamentos. Vamos marcando las ideas”, explicó.

 

Y cuando sus jugadoras tienen la pelota, el director técnico inculca que haya un juego dinámico, transiciones rápidas y que todas puedan participar y la capacidad de definir. “Después uno se adapta al estilo de jugadoras que tiene”, agregó.

 

Las raíces

Mientras cursaba la carrera de educación física en Comodoro Rivadavia, fue pasante en Gimnasia y Esgrima de César Maurino -estuvo en el plantel que consiguió el ascenso del Verde a la Liga Nacional en 1989-.

También rememora prácticamente todos los nombres de los profesores que lo marcaron en todo su recorrido en el básquet (empezó a jugar a los 8 años en el gimnasio Juan Bautista Rocha y nunca se alejó de la disciplina).

Pero cuando mencionó a Carlos Asencio hizo un énfasis especial. “Fue mi primer profesor. Lo quiero compartir con ellos también. Es muy especial para mí”, concluyó.

Su trabajo en la CABB recién comienza. Lo espera un largo camino en este un proyecto extenso. Con su incorporación, Santa Cruz está presente.

 

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