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La actual liga de básquetbol de Río Gallegos apunta a una continuidad que no tuvo nunca una organización de este estilo, y menos en los años 70 y 80 donde hubo que presentar en forma permanente, reorganizadores que trataron de darle forma y continuidad pero sin buenos resultados.

Esto viene a cuento porque desde los primeros tiempos cuando el clásico local era absolutamente de Boxing y de Hispano hasta los años 60, nunca se pudo lograr una organización que contuviera a las instituciones que practicaban la disciplina, comenzando por el primer “reorganizador” que fue el escribano Leopoldo Ruiz Moreno en 1963 cuando desde la dirección de deportes provincial se lo nombró como el probable “ordenador del básquetbol local”..

Junto a él pasaron varios protagonistas que ayudaron con el esfuerzo, caso de León Ramos, de Oscar Claudio Maldonado y de otros que lo siguieron en el tiempo pero todo se diluyó a corto plazo, incluso cuando se formalizó la asociación con Miguel Esnaola al frente, pero en su mayoría fueron esfuerzos individuales como cuando Boxing trajo al equipo de Racing campeón argentino en el tercer piso de la Avenida San Martín, con figuras como Ricardo Alix, Miguel Ballicora o Leonídas Chaer, primerísimas figuras del básquetbol nacional.

Los cambios dirigenciales se continuaron produciendo, tal el caso de la “reorganización” de 1981 con Pablo Noguera como figura, cuando se organiza un torneo de verano que duró como el clima caluroso, hasta que empezó el invierno o el esfuerzo de Bancruz en 1986 con aquel equipo que intentó darle al club un lugar en el básquetbol regional pero que duró solo un año con protagonistas como Fabián Posse, el panameño Nelson Biafora Henández, el americano Gary Jhonson, Juan Wilches, Santiago Nash, Rubén Stheling, Ramón Lafuente, Eduardo Ñañez, quienes podrían haber tenido continuidad pero que duró solo ese tiempo.

Siempre hubo clubes que se esforzaron como Los Indios con los hermanos  Stheling al frente, Los Andes con Lafuente, incluso con otra organización que presidió Carlos Castro con Nelson Hernández, donde varios colaboramos en la Fiscalizadora con José Luciano López y quien escribe para poner un granito de arena mas en el esfuerzo colectivo, pero entrando en los 90 hubo que “reorganizar” con Aníbal Martínez y Luis Cárdenas al frente y hasta Francisco “Chichí” Jensen como aporte en la fiscalizadora.

No pasó mucho tiempo donde hubo otro cambio porque este no funcionaba y aparece en 1994 Jorge Punjabi como presidente con Francisco Manrique y como siempre José Luciano López, quizás la figura mas destacada de todos estos años en la conducción, pero dos años después sería Manrique el que quedaría al frente con Nelson Hernández pero con un esfuerzo que también se volvió a diluir.

Por eso lo de LIbar, la actual liga que viene cumpliendo con altibajos su labor desde 2014 aproximadamente, es un récord total en materia de organización y esto otorga confianza porque a través del tiempo, tiene la continuidad que no tuvieron las organizaciones anteriores, y se puede proyectar hacia el futuro.

Quizás lo que le falte sea publicidad de sus acciones, publicidad de su trabajo para que los medios de prensa y las redes sociales puedan ampliar el espectro pero esto es solucionable en la medida en que se busque un formato lo que no es difícil ni complicado, pero que le daría a la Liga un campo de acción de mayor predicamento.

Si Libar lograse salir de ese ostracismo publicitario y comentar periódicamente sus actividades, partidos, torneos, campeonatos, la actividad ganaría en tamaño y forma y la continuidad sería un hecho incontrastable que es lo que se pretende para que el básquetbol que soñó el profesor Naismith el siglo pasado (su inventor) , sea una realidad en el tiempo y en este sur del mundo que lo necesita.

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