Veteranos de Malvinas descubrieron una escultura en honor a Silvia Barrera, Gladys Godoy y otras enfermeras e instrumentadoras quirúrgicas que con entrega y compromiso se embarcaron en el ARA “Almirante Irízar” para atender a los soldados heridos en el conflicto bélico del Atlántico Sur.
Este sábado, Veteranos Continentales de Malvinas descubrieron la imagen emplazada en el barrio 26 de Junio de Caleta Olivia, donde se la ve a una enfermera aplicando suero a un soldado herido. La escultura es un homenaje a las mujeres que de cierto modo participaron en la guerra y en recuerdo hacia las madres que perdieron a sus hijos en el conflicto.
El autor de la obra es Carlos Casas, un escultor de Caleta que en el pasado ha realizado otras obras como la estatua de Jorge Newbery, la imagen del Dr. Amaya, un San Martín que mira a Malvina y los niños guerreros que estaban en la terminal vieja de la ciudad.
En dialogo con La Opinión Zona Norte, Casas explicó que la idea surgió como una iniciativa de la comisión de soldados y veteranos continentales de Malvina, de la que él también forma parte.
“Trabaje en la escultura para homenajear a las mujeres de Malvinas, las manos de la enfermera, la primera que tocó al primer veterano o a los excombatientes, simboliza las manos de las mamás, de las hermanas, de todas las que quedaron en el continente y también las que estuvieron luchando en Malvinas. Muchas fueron a abrazar a sus hijos, a esperar y se quedaron con las manos vacías, no había nadie, el hijo se quedó en Malvinas”, señaló.
“Muchas madres hoy en día se fueron sin ver el reconocimiento a los chicos que cuando se fueron tenían 18, 19, 20 años y no están. Entonces este monumento es homenaje a las mujeres de Malvinas que se quedaron esperando”.
En el acto que se realizó a las 15 horas del sábado participó el veterano de guerra Oscar Ismael Poltronieri, único soldado conscripto vivo en recibir la máxima condecoración militar Argentina: la Cruz al Heroico Valor en Combate y Gladys Godoy, una enfermera de Comodoro Rivadavia, quien junto con un equipo médico del Hospital Regional de esa ciudad brindaron la atención a los heridos que llegaban de la guerra.
La obra está inspirada en Silvia Barreda, una instrumentadora quirúrgica que nació en San Martín, provincia de Buenos Aires, y con solo 23 años se alistó como voluntaria del ARA “Almirante Irizar” cuando hacía su carrera en el hospital de Ramos Mejía.
Aunque no desembarcó, permaneció a bordo del rompehielo que prestó funciones como buque hospital cerca de la zona de conflicto desde el 8 al 18 junio de 1982.
La veterana hoy tiene 64 años y es la mujer más condecorada de las Fuerzas Armadas. Suele dar charlas en colegios, universidades, congresos, hospitales, donde cuenta su experiencia.
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