Luis Maza nació el 7 de septiembre de 1962 en Caleta Olivia. Estuvo haciendo el servicio militar en el año 1982 y le tocó integrar las filas de la Infantería de Marina. Se encontraba con su compañía en la base que había en Puerto Belgrano cuando comenzó el enfrentamiento bélico de Malvinas. El 2 de abril, con tan sólo 19 años, le anunciaron que tenía que alistarse. Era soldado y fue destacado por su experiencia: “Era radioaficionado”.
“Yo fui el día 7 de abril en un avión Hércules que íbamos con equipos de comunicaciones y llevábamos equipos de minas y voladuras. Me tocó estar todo el mes de abril en Malvinas y ya sobre el final fuimos destacados a isla Borbón, donde tenía que hacer un campo minado y una voladura a una pista que iba a ser la alternativa de Puerto Darwin”, contó Maza en una entrevista de La Opinión Zona Norte.
El 13 de junio recibieron el comunicado de que ya no podían hablar más por radio y el 15 se rindieron. Este último día fue un avión inglés con una bandera blanca y presentaron la rendición que había realizado Menéndez. “Nos agruparon para que entreguemos nuestras armas y con otros soldados tomamos la determinación de detonar el equipo de radar y los equipos de comunicación que teníamos”, expresó.
Por eso, nunca les creyeron que eran soldados, los separaron del grupo y los trasladaron como prisioneros. Estuvo prisionero un mes y ahí conoció a otros jóvenes de distintos lugares. Maza rememoró que en las conversaciones que tenían sacaban conclusiones de porqué habían quedado en ese lugar. “Nos tocó estar custodiados por varias fuerzas de los ingleses, había trato preferencial de los Royal Marine Commando y no tanto de otras fuerzas, que nos trataban con más dureza”.
Anécdotas
De tantas anécdotas vividas, Maza quiso compartir dos que lo marcaron. Una de ellas tuvo lugar cuando intentaban salvar a un joven que estaba rezando. “Nos acercábamos peligrosamente a él porque sabíamos que el fuego venía para ese lado, le decíamos que se corriera y nos alcanzaron esquirlas de un gallinero donde cayó una bomba naval, pero dimos con la sorpresa de que el gallinero quedó destruido y él estaba intacto en medio”, relató.
Los políticos del momento me prometieron mucho, yo quería estudiar
“Otra vuelta fue cuando nos atacaban permanentemente a nosotros, había un muchacho compañero nuestro que estaba haciendo guardia en una posición que le decíamos la posición piedra”, continuó contando en diálogo con LOZN y se detuvo para explicar que la estancia estaba en una hondonada, pero había una parte alta como una meseta que no estaba lejos y era utilizada como defensa, ya que la piedra tenía una especie de hoyo marcado por la naturaleza.
Y agregó: “El chico estaba ahí y viene el fuego aéreo, empiezan a tirar los proyectiles, vemos que una bomba cae justo donde él estaba y veo con pavor que el chico sale volando, tenía el poncho de agua que era plástico y parecía como un barrilete que volaba y caía para abajo. Nosotros estimamos que el pibe estaba completamente destruido, cuando vemos que se levanta, se sacude y sigue corriendo”.
El después
En Puerto Madryn los entregaron y los llevaron a La Plata. “Nos preguntaban que hacíamos ahí y nos dijeron que nos vayamos, nos largaron, pero no teníamos para viajar -recordó y esto le trajo a la mente una anécdota más-, yo siempre cuento que cuando estaba en Armada tenía siempre plata, saqué mi plata para pagar el pasaje y no me alcanzaba ni para hablar por teléfono”. En esos meses había inflación.
Quisieron viajar gratis en tren, pero “la gente ya no nos trataba bien, nos decían que nosotros éramos los que habíamos perdido y nos culpaban. Cuando vinimos hasta Bahía Blanca en el tren, íbamos de clandestino, nos agarró el guarda y le tuvimos que dar un reloj para que nos dejara seguir. Y no era que andábamos de joda, veníamos a presentarnos a nuestra base”.
Maza es dueño de la Radio San Jorge y sigue trabajando en sonido e iluminación, pero a él le hubiera gustado terminar la carrera de Ingeniería Electrónica. Estuvo casi 20 años de jefe técnico de Canal 2 y después 10 en Rams. Sigue haciendo cosas porque es algo que le encanta, también investigar y seguir estudiando, pero sobre todo “continuar malvinizando hasta el día que fallezca”.
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