Matías Díaz Hernández inició 2020 preparándose para su cuarto año en el circuito de aguas abiertas que organiza la Federación Internacional de Natación. En apenas tres meses, los planes cambiaron. Primero se modificó el calendario anual y ahora, con la emergencia sanitaria por el COVID-19, la actividad está paralizada.

 

 

La Santa Fe-Coronda se había suspendido en enero. Tanto la Santa Fe-Coronda como la carrera de Rosario iban a ser las dos primeras fechas del circuito mundial, pero al final se cancelaron por un tema económico y se pasaron para noviembre”, repasa el nadador santacruceño en diálogo con La Opinión Austral.

 

 

El calendario indicaba que el primer evento iba a ser en el lago Saint Jean en Canadá, programado para el 25 de julio, continuando el 22 de agosto en Ohrid, Macedonia y el 29 de agosto en Novi, Croacia. En septiembre se nadaría la Capri-Nápoles en Italia, cerrando en Argentina con las fechas de Rosario y Santa Fe.

 

 

Pero las novedades continúan llegando y cuenta el deportista que “hace unos días nos avisaron que Canadá, que iba a ser la primera fecha del circuito mundial porque se había cancelado la de Argentina, no se va a hacer porque era a fines de julio y por el coronavirus no se va a llegar a entrenar para llegar bien a la carrera”.

 

 

Respecto a las competencias en Croacia y Macedonia, aún no hay novedades, mientras que desde Italia les señalaron que “van a hacer todo lo posible para hacerla, sería en septiembre”.

 

 

“Cuando empezó todo esto, imaginé que no se iban a hacer, pienso que no se va a hacer ninguna, ya que nadie puede entrenar con normalidad. Creo que va a pasar para el otro año. Y si se hace alguna, será fuera del circuito, por ejemplo que la Capri-Nápoles la hagan por fuera de la Federación Internacional, sino no veo que la puedan hacer dentro del circuito”, dice.

 

El aislamiento

Luego de su desempeño en 2019, cuando se ubicó entre los mejores del ranking mundial, 2020 representaba un nuevo desafío.

 

 

“Cerré con Capri-Nápoles, quedé quinto en el ranking mundial y después no volví a competir, me tomé dos semanas de vacaciones y después volví a entrenar para las carreras que iban a empezar en febrero en Santa Fe. En la universidad terminé el año rindiendo muchas materias en la facultad, ocupé el fin de año en rendir para poder adelantar la carrera”.

 

 

El aislamiento social, preventivo y obligatorio lo está pasando en Cardales, donde puede continuar con los entrenamientos en pileta y cursando su última materia de kinesiología a través de las clases virtuales.

 

 

“Me vine con un amigo a su casa, a 50 kilómetros de Capital Federal, tiene pileta y estoy entrenando una hora a la mañana y una hora a la tarde de natación, y también estoy haciendo un poco de gimnasio, me estoy manteniendo con eso, pero es muy diferente a entrenar en una pileta de 50 metros o de 25, esta tiene 10 metros, lo que hago es atarme con una soga elástica a la cintura y el otro extremo está atado fuera de la pileta y nado atado durante una hora”, contó, explicando que esto le permite bracear de manera continua sin detenerse, ya que la resistencia de la soga le exige continuar en movimiento.

 

 

“Trato también de correr un poco alrededor de la casa y hacer distintas actividades, y todos los días hacer por lo menos dos horas de entrenamiento para poder mantenerme”, comenta el deportista de Río Gallegos.

 

 

Dentro de lo que se puede, acomodó su rutina. “Me adapté bien, por suerte estoy con un amigo, trato de mantener los horarios que manejo durante todo el año, no me levanto a las 05:00, pero me pongo el despertador para no dormir hasta el mediodía. Despierto a las 09:00, entreno un poco a la mañana, almuerzo, descanso un rato y vuelvo a entrenar a la tarde, y después se me pasa el tiempo”.

 

 

En la cuarentena le tocó celebrar su cumpleaños, ya que el domingo pasado cumplió 25. No hubo torta, pero sí brownies. Sobre cómo lo vivió, comentó que “mi cumpleaños fue raro, fue un día normal, entrené también porque era sábado”.

 

 

Es difícil determinar cuando todo volverá a la normalidad, pero sabe que la ausencia de competencias le afectará. “No voy a tener ritmo de carrera, se pierde mucho. Cuando vas nadando carreras seguidas, vas agarrando ese ritmo que necesitás para correr, son carreras largas donde necesitás experiencia que te va sumando para hacer mejores carreras, para saber por ejemplo en qué momento necesitás estar con el pelotón y en qué momento no. Y eso lo vas perdiendo si no competís durante mucho tiempo”, expone.

 

 

Por otra parte, explicó que también “afecta en lo económico, porque cada carrera da un premio que me ayuda a mí para poder vivir durante el año, pasa a ser mi trabajo y al no tenerlas, no puedo estar bien económicamente, por lo tanto espero, una vez que pase esto, poder hablar con alguna autoridad respecto a algún tipo de colaboración”.

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