La voz se quiebra. La oficina, adentro del Complejo Natatorio, de paredes blancas y ventanales amplios queda en silencio. Sólo se escucha el susurro del viento que intenta ingresar por alguna abertura entre el marco y el vidrio. Jorge Castro se detiene y pide un momento. Los ojos, en un instante, se nublan de lágrimas. “La pasión -explica- (…) La pasión te hace seguir adelante“. Decide continuar con la entrevista. Y el tono de voz se hace más grave.

 

Hispano Americano cumple este jueves 95 años. Y Castro lleva una vida dentro de la institución. Conoce todos los rincones. Aquel joven que se metió en una comisión directiva a los 18 años, es hoy el presidente de la institución.

 

En una entrevista con La Opinión Austral, el mandatario habla de los recuerdos y de la historia. Rememora dirigentes y de cómo se da su paso hacia la presidencia. Además, explica la actualidad y lo que le significa el club en su vida.

 

Castro habla y hace un gesto con las manos. FOTO: JOSÉ SILVA/LA OPINIÓN AUSTRAL

 

LOA: Es una fecha muy especial para Hispano, ¿qué recuerdos tenés en estos momentos?

 

Jorge Castro: Los recuerdos son muchísimos. Podemos estar horas y horas hablando de lo que es el club. Cumplimos 95 años en un momento realmente muy difícil. No somos de hacer una fiesta general. Cada cuatro o cinco años hacemos una fiesta para todos los socios. Tenemos una historia muy rica en el aspecto deportivo y también en lo social, que es lo más importante.

 

 

LOA: Si bien hoy el básquet es uno de los deportes más destacados por estar en la máxima categoría nacional, hay otros que son históricos, como el fútbol. 

 

JC: Hispano nace por el fútbol. Al lado del natatorio, tenemos la cancha de fútbol, que era de tierra y tenía una tribuna muy especial, muy linda. Todos los domingos se llenaba de gente. Mi padre me llevaba desde muy chico al club. La sede de la calle Alberdi era una casa de chapa, con una estufa octogonal y una barra donde se juntaban los socios. Tomaban un café y hacían la polla, que era el pronóstico deportivo, y después íbamos hacía la cancha. El club nace con el fútbol, pero siempre hemos ido avanzando y hoy tenemos muchísimas actividades deportivas. Por ejemplo, en básquet uno de los pilares fundamentales fue Francisco “Pancho” Anglesio, que empezó con la subcomisión.

 

LOA: Y por el lado del crecimiento, ¿quién más te viene a la mente respecto a lo dirigencial? 

 

JC: Creo que en todas las presidencias del club, todos han hecho algo. Todos fueron dejando su granito de arena. Y lo hicieron solamente por amor. Cuando uno llega a una institución, llega con ganas de trabajar. Y de hacer muchas cosas. A veces no se dan por distintos motivos, como el económico. Yo integré mi primera comisión directiva a los 18 años. Y había gente muy importante. “Nito” Hawkins, Humberto Segovia, Ernesto Maillo, Carlos Tuñón. La familia Tuñón, por ejemplo, siempre estuvo presente. Luego estuvo “Tusi” Peña, Gustavo Soulés y Alberto “Chicho” López. Fue gente que hizo mucho por el club. En definitiva, todos hicieron algo por el club.

 

La institución vendió un bien, que tenía en la calle Alberdi, y con eso se pudo construir el hermoso estadio que tenemos. Fue en una gestión de Soulés, de López y de toda la gente que estaba en la comisión directiva. Cuando yo habló como presidente, lo hago también por toda la gente que está en el club. Porque esto no lo hace una sola persona, lo hacen todas las personas que participan. Sigo recordando y me acuerdo también de “Tono” Borquez, Lucho Fernández, Casal, “Tito” Wilson, Pablo Sancho. El profesor Marío Fernández siempre ha estado en el club, hasta el día de hoy.

 

Los trofeos que se exhiben en la sede de Alberdi. FOTO: JOSÉ SILVA/LA OPINIÓN AUSTRAL

 

LOA: Cuando integraste la comisión directiva a los 18 años, ¿imaginabas que ibas a ser el presidente en un futuro?

 

JC: No, nunca me lo imaginé. Éramos un grupo de chicos con muchas ganas de estar. Nos invitaron a participar y lo hicimos. Hispano no tenía la pileta funcionando. Era otra época. Nosotros juntábamos la plata en los bailes de carnaval y en los de Navidad y Año Nuevo. Nos turnábamos. Dejábamos a nuestra familia y nos íbamos a atender el baile en el club para recaudar fondos. Eran unos bailes espectaculares. Era una fiesta popular. Muchos años más tarde, “Chicho” López me decía que tenía que ser el presidente. Pasó mucho tiempo, me encontré un grupo que me acompañó y también me abandonó en el camino. Es historia. Pero uno está. Y en la actualidad, nos toca vivir una situación angustiante. Peor que lo que estamos viviendo en este 2020, no va a haber. 

 

LOA: La coyuntura fue muy complicada.

 

JG: Los clubes vivimos de la actividad deportiva. Tenemos una cuota social y después también tenemos la disciplina deportiva que paga cada alumno que va. Ese es el sustento de los clubes. Es angustiante, porque en la pileta pasan mil personas diarias. Hoy tenemos 120 personas. Es muy complicado. Los clubes hemos sufrido. Hispano tiene 52 personas en relación de dependencia. Somos una pyme y no estamos encuadrado como una pyme. Pagamos lo que corresponde. No tenemos ningún beneficio. Por eso estamos complicados de mantener las fuentes laborales.

 

La pileta practicamente vacía del Natatorio de Hispano Americano. FOTO: JOSÉ SILVA/LA OPINIÓN AUSTRAL

 

Los profesores también que trabajan por temporada, pero nosotros seguimos sosteniendo la institución. Yo siempre digo que los dirigentes vamos a pasar, pero el club queda. Hoy estamos defendiendo esta institución. Nunca había estado cerrado tanto tiempo un club. Ha sido el peor año de la historia para Hispano. Cerramos el balance el 30 de junio del 2020 y la mayor pérdida va a ser este año. Dios quiera que podamos avanzar y poder pagar todo lo que debemos. Pasó el tiempo y el club se fue endeudando. En este momento de crisis, quiero remarcar la ayuda que recibimos del Gobierno. También de los socios, que han adelantado cuotas. Cuesta salir en el día a día. Es la historia que nos tocó vivir.

 

LOA: ¿Qué factores influyeron para que sigas adelante?

 

JC: La pasión. La pasión de ser celeste te lleva a seguir adelante. Y es lo que significa para todos nuestros dirigentes. Pasión. Son momentos difíciles. Te impulsa ver que estás dirigiendo una institución muy importante en la ciudad. Muchos deben tener angustia. Y en realidad, todos tenemos angustia. El carro no hay que dejarlo tirado. Hay que ponerle la rueda y que siga. Bien o mal, lo estamos haciendo. La familia también te acompaña en todas las situaciones. Nos aguantan. Sin su respaldo es muy difícil estar dentro de una institución. El llamado de un socio te da aire. Eso es lo que uno tiene de bueno. No remamos con dos remos, remamos con 20. Por eso, es muy importante decirle gracias al asociado. Al personal de la institución, que supo entender la situación. Nos ayudaron. Siguieron trabajando. Tenemos mucho sentido de pertenencia.

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