El 2 de mayo de 1982 a las 16:02, el primer torpedo del submarino nuclear HMS “Conqueror” impactó en la sala de máquinas del crucero ARA General Belgrano, el segundo destruyó la proa y el buque, que con 1.093 tripulantes comenzó a irse a pique. 323 tripulantes perdieron la vida en el hundimiento y constituyen casi la mitad de los fallecidos durante la guerra de Malvinas.
Al cumplirse 42 años del hundimiento del crucero ARA General Belgrano, este jueves tuvieron lugar actos en todo el país.
En Río Gallegos, al mediodía se realizó el izamiento de la bandera en la plaza ubicada en avenida Gregores y Crucero Belgrano, del que participaron los veteranos Hugo Almada, Edgardo Bilbao, Eduardo Chorrero, Nicolás Albarracín, José Ruiz, Edgardo Bilbao, Carlos Contreras, Andrés Quintana y Alfredo Tarcaya.
Por la tarde, la Zona Naval Santa Cruz también homenajeó a los 323 héroes y al suboficial primero de Control Averías, veterano de guerra de Malvinas, Alfredo Tarcaya, único sobreviviente que reside en la provincia.
“Me despierto con la explosión, sin saber de dónde venía”.
ALFREDO TARCAYA, VETERANO DE GUERRA
En la ocasión, el jefe de la Zona Naval Santa Cruz, capitán de navío IM Humberto Barriga, le entregó un presente al veterano de guerra.
“Entré a los 17 años a la Armada, estaba preparado para esto, me tocó participar en un conflicto defendiendo la soberanía. Los recuerdos que tengo del hundimiento son de escuchar voces y no poder encontrarlos, no los veías como para rescatarlos”, relató al móvil de La Opinión Austral.
El día anterior Tarcaya había estado cubriendo puestos de combate y ese 2 de mayo a las 14:00 se dispuso a descansar. “Me despierto con la explosión, sin saber de dónde venía, si era nuestra o de un ataque, inclusive pensé en un ataque aéreo. Abajo habían unos motores prendiéndose fuego. Comencé a memorizar todo lo que debía hacer, buscar el lugar más cercano, había gente que pedía auxilio, caminé como 10 metros, fui a la cubierta principal y volví otra vez a buscar gente, era todo muy rápido“, recordó.
“Iba tomando conciencia de que era un ataque inglés, no sabíamos muy bien de dónde era, después nos enteramos que era un torpedo”, señaló.
Cuando con un compañero debían bajar la balsa desde la banda de estribor, no pudieron y en un nuevo intento se les quedó atascada. “Nos acercamos más cerca del mar, a la banda babor. Bajamos la balsa y nos arrojamos, el viento nos pegaba contra el barco, había ráfagas de 70-80 km., no nos dejaban escapar. Seguimos trabajando hasta que llegamos a la parte de proa, después me entero de que nos habían cortado 15 metros, la esquirla nos pincha la balsa, se nos desinfla y tuvimos que tirarla y ahí nos levantó otra balsa“.
En la balsa eran 36 tripulantes que esperaron durante 36 horas. “Nos rescataron una madrugada y ahí vamos a Ushuaia. Nos identificaron, no se notaba que estábamos mal, pero estábamos físicamente agotados“, cerró.
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