Alaia nació el 12 de enero de 2021, con 30 semanas de gestación. La preclamsia que se había presentado durante el primer embarazo de Natalia había exigido una cesárea y su primogénita salía al mundo pesando apenas 1,200 kg.

Habían pasado 11 días cuando comenzó a rechazar la leche: una enterocolitis necrosante le impedía procesarla. En el servicio de Neonatología del Hospital Regional Río Gallegos, los profesionales constataron que parte del tejido intestinal estaba muerto. La primera intervención consistió en proteger el tejido sano, días después se extrajo el tejido muerto.

“Los médicos no podían explicar cómo estaba viva”, recuerda Natalia a La Opinión Austral.

4 MESES. Internada en el Garrahan.

Por ser prematura, Alaia necesitaba recibir la nutrición parenteral endovenosa, pero la que se disponía no era suficiente, por lo que solicitaron la derivación y el 4 de marzo ingresó al Hospital Garrahan. Allí le detectaron una infección por la que quedó internada en terapia intensiva.

14 días después le reconstruyeron el intestino. Producto de la operación, se le generó una fístula que no cerraba, por lo que siete meses después volvió a quirófano. “Tenía que pasar un milagro para que la operación durara menos de una hora y media”, señala y recuerda que les habían advertido que no iba a durar menos de cinco.

Alaia volvió a sorprender. La cirugía duró una hora y fue un éxito.

“Al ser el primer hijo, uno siempre espera lo mejor, un embarazo ideal, de ensueño”, expresa Natalia. La suba de la presión y el nacimiento prematuro, más todo lo que vino después, “fue un golpe muy duro”.

Sin embargo, reconoce que “nos sirvió porque aprendimos muchas cosas. Fue fuerte venir sola con mi bebé y estar en un lugar que no conocía, lejos de tu familia. Era todo nuevo y angustiante, fue un proceso”.

10 MESES. Creciendo fuerte.

“A la semana mi pareja viajó. Mientras él estaba afuera no nos podíamos ver, porque no nos dejaban tener contacto con él afuera, pero sabía que lo tenía cerca. Estuve tres meses en el hospital, cuando Alaia pasó a sala común, empezamos a cambiar, 15 días cada uno, hasta que nos dieron el alta”, repasa.

“A medida que fue pasando el tiempo, aprendimos mucho, maduramos de repente. A veces nosotros mismos nos quejamos de cosas chiquitas y al entrar a ese hospital te das cuenta que ahí la gente realmente da batalla: tanto en los papás como en los nenes ves la verdadera lucha”.

11 MESES. Celebrando Navidad 2021.

A fines de enero recibieron el alta domiciliaria, lo que les dio un respiro y les generó un nuevo cambio en la vida familiar. “Estamos de novios hace cinco años, todavía no vivíamos juntos, esto implicó convivir juntos y con una bebé. Fue todo muy ‘wow’, rápido. Gracias a Dios, la llevamos bastante bien”, comenta.

Volver a casa

En Río Gallegos, la pequeña Alaia no pudo estar en casa, eso implicó que sus familiares casi no tuvieran contacto con ella.

“Salió de incubadora, pero toda tapadita, chiquitita, se perdía en la mantita y no la conocieron. Fue todo muy rápido. Cuando estaba en Río Gallegos y tenía un mal pronóstico, entraron mi mamá, mi papá y mi suegra a conocerla, pero verla en esas circunstancias… querés olvidarte un poco esa imagen”, señala.

1 AÑO. Festejando 1 año.

Pasó un año y cinco meses desde la derivación al Hospital Garrahan. “Gracias a Dios, la tenemos con nosotros y está sana, pasó por tantas… adentro del hospital es una montaña rusa de emociones, hoy tenés un pronóstico bueno y capaz mañana te levantás y tenés un pronóstico malo, así era todos los días, sin saber qué podía pasar mañana”.

La bisabuela, sus abuelos y una tía tuvieron la oportunidad de viajar a Buenos Aires y visitarla brevemente, pero ahora será el momento del reencuentro y también del festejo del cumplemes, ya que hoy Alaia celebra un año y siete meses de vida.

“Es una bebé muy activa, mañosa y muy viva. Quiere meter bocado en todo, podemos estar conversando y ella te habla, se mete en la conversación, es chismosa”, cuenta Natalia.

16 MESES.

Durante la entrevista telefónica, se escucha a Alaia de fondo y queda en evidencia todo lo que dice su mamá.

“Con mis papás y mis suegros, todos los días hacemos videollamadas, reconoce las caras, le encantan las videollamadas. Le encantan las canciones infantiles. Fue una evolución increíble la que tuvo, a comparación de cómo vinimos, la veo super bien, es un cambio de 180 grados”.

El nombre Alaia tiene dos orígenes y dos significados, uno más acertado que el otro. Para los vascos, hace referencia a la alegría y el gozo de vivir; para los árabes es la enviada de Dios.

Desde sus primeros meses y a pesar de todas las situaciones que se le presentaron, la pequeña se mostró risueña. “Podía estar con dolor, pasando por las mil y una, y siempre te tiraba una sonrisa. Siempre fue una nena muy activa y con una sonrisa, alegre sin importar la circunstancia que esté pasando”, señala.

Hace 20 días concluyó con la nutrición parenteral. Por delante les queda una operación programada para cerrar la osteotomía e iniciar las terapias para estimular el desarrollo físico, que se vio impedido por las circunstancias.

Desde su experiencia, Natalia quiso compartir un mensaje para las familias que hoy están pasando por situaciones de salud complejas. “Los acompaño, ya sea en dolor o en alegría y por sobre todas las cosas, los entiendo, lo que como papás pasamos con nuestro hijos es una locura. Confiar en Dios, aferrarme al universo, a lo que sea, nuestros hijos son fuertes y van a salir de todos estos obstáculos que nos pone la vida. Estos obstáculos fueron puestos en el bebé para saber lo fuertes que somos como papás y qué tan fuertes son nuestros hijos. Algo más fuerte que esto no nos va a pasar, ya nos curamos de todo”.

2021 fue un año intenso para Alaia y toda su familia, y tras todo lo que han vivido, Natalia agradece “a los profesionales del hospital que salvaron a mi hija y a los profesionales del Garrahan, es un hospital con todas las letras, los profesionales se ponen a la par de uno, en el sentimiento, te ayudan en todo, también a los enfermeros. El mayor agradecimiento es a mi familia, a mis papás y a mis suegros, por su contención”.

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