Un 15 de abril distinto. Triste, de sensaciones encontradas. De bronca y lamento, de preguntarse “por qué”. Hoy, hace dos años, Comandante Luis Piedra Buena se veía atravesada por un femicidio que descolocaría a toda la comunidad.

Estamos hablando de Jesica Minaglia, la maestra de la Escuelita del Río. Una mujer caracterizada por su simpatía, por estar alegre todo el tiempo y buscar que otros y otras a su alrededor también lo estén. Su amor eran los niños y niñas. Docente de Nivel Primario, amaba lo que hacía.

Estaba en pareja con Pablo Núñez, cabo de la Policía de Santa Cruz, quien prestaba servicio en la Comisaría Primera de Piedra Buena.

Jesica Minaglia y Pablo Núñez.

Pasaron unos 15 años juntos y tuvieron un hijo, que en 2020 tenía apenas tres años cuando sufrió la pérdida de su madre. Jesica había decidido cortar la relación con su pareja. Era víctima de violencia de género. Además, hacía apenas un mes, había sufrido la perdida de su padre, Alejandro.

Núñez no superó la situación y la decisión de ella y, desde entonces, la acosaba. Le enviaba mensajes y la llamaba insistiéndole en que volvieran. Hasta llegó a amenazarla. “No me hagas cometer locuras”, le dijo. La maestra pensó que él intentaría suicidarse, pero se trataba de una amenaza directa hacia ella.
“No soy feliz, no acepta la separación”, le comentó días antes la docente a una amiga.

El 14 de abril de 2020 por la noche, Pablo Núñez estaba al cuidado del pequeño hijo de ambos. Lo dejó con sus padres y se dirigió hasta la casa de Jesica.

Allí, se desataría lo peor. Se prevé que hubo una discusión entre ambos y cuando ella le dio la espalda, él la atacó con vehemencia. Con crueldad.

Amigas de la maestra piden Justicia.

Según consta en el expediente judicial, el policía la golpeó con un “elemento romo-contundente en reiteradas oportunidades” en la cabeza. El ataque fue entre las 19:30 del 14 de abril y las 08:00 del 15 de abril. La hora exacta del momento del ataque y femicidio no es exacta. Esto porque la maestra agonizó por un par de horas. La autopsia sostiene que Jesica murió por un traumatismo encéfalo craneano.

“El ADN confirmó que Nuñez es el femicida”, fue título de La Opinión Austral.

“Se arrastró sobre su propia sangre, incluso intentó incorporarse dejando marcas en el sillón y pudo llegar hasta la puerta, en búsqueda de ayuda”, consta en la resolución de la jueza Noelia Ursino, titular del juzgado de Puerto Santa Cruz.

Él, la dejó tirada y, lejos de arrepentirse y asistirla, dio inicio al plan que tenía pergeñado para evitar que lo descubrieran.

Además de usar su vehículo y el de sus padres para intentar despistar a las autoridades cuando fue a la casa de Jesica, también evitó el domo del centro de monitoreo de la ciudad y apagó su teléfono celular para evitar que este fuera geolocalizado a posteriori y no sea ubicado cerca de la casa de la docente. Lo apagó a las 19:30 horas, antes de ir hasta allá, y lo prendió a las 21:30.

No terminó ahí. Llamó a su ex suegra, por la noche y asustándola, y le dijo que él estaba al cuidado de su nieto, pero que no sabía nada de Jesica. Le preguntó por ella diciéndole que no le respondía y que, además, cuando buscó al niño, le pareció que se estaba por dormir porque “le entregó así nomas las cosas”.

Asimismo, le envió mensajes a la propia Jesica. Todo ello formó parte de su coartada. Un plan inútil, que no le sirvió de nada, porque desde el primer día, está tras las rejas, imputado por este crimen que conmovió -y conmueve- a toda Piedra Buena y Santa Cruz. Igual, a Rosario del Tala, Entre Ríos, ciudad en la que nació Jesi y donde tiene familiares que también piden Justicia.

ENTRE RÍOS. En Rosario del Tala, familiares también piden justicia.

“Claramente Núñez utilizó los conocimientos de su profesión siendo cauteloso para no ser descubierto”, aseveró la jueza Ursino en su procesamiento con prisión preventiva.

“Núñez quería que la madre de Jesica descubriera su cuerpo y la llamó repetidas veces. Para así alejarse de cualquier vinculación con el crimen que perpetró”, se destaca en la resolución.

Es que al día siguiente, el policía llamó a la mujer y forzó que ella fuera hasta la casa de su hija. Una escena brutal. Él, llegó minutos más tarde con otros policías y buscó entrar a la casa. Se lo evitaron. Afuera, fingió sorpresa.

Mural que fue pintado en Piedra Buena luego del crimen.

Para la Justicia “los testimonios y audios dan acabada cuenta del contexto de violencia de género en el que se desenvolvía la relación del imputado con la víctima”, se marcó. Además, “que durante el tiempo que estuvieron juntos, ejercía violencia psicológica y económica sobre Jesica, violencia que se extendió aun durante la separación y hasta el momento en que Jesica fallece”.


Pese a que nunca se encontró el elemento con el que el policía acabó con la vida de la maestra, Nuñez estuvo detenido desde el día uno. Posteriormente fue procesado con prisión preventiva por “femicidio doblemente agravado por haber sido cometido en perjuicio de la persona con quien ha mantenido una relación de pareja y con alevosía”.

Jesi y sus amigas.

Luego, el trabajo de la doctora Ursino fue ratificado por Nelson Sánchez, juez de Recursos. La prueba más contundente: su presencia en la escena del crimen. Puntualmente, sangre de Jesica en una de sus zapatillas.

Hoy la causa ya está elevada a juicio. Solamente resta que se fije una fecha para que Nuñez sea juzgado por el femicidio que cometió, y por el cual podría caberle prisión perpetua.

Nelida González, madre de Jesica.

La familia y amigas de Jesica, lo único que quieren y esperan, es que haya justicia.

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