A raíz de los últimos suicidios que se registraron en la provincia de Santa Cruz -dos en la localidad de Puerto Deseado y al menos un intento en Pico Truncado- La Opinión Zona Norte buscó dialogar con una profesional de psicología sobre este tema que, muchas veces, avanza en silencio en la sociedad. Una de las herramientas fundamentales de la prevención es la comunicación, el diálogo abierto. Y, en ese sentido, lo es también la intervención y el interés de la sociedad.
Lucila Caro es psicóloga clínica en abordaje comunitario, prevención de consumo, problemáticas de salud mental e integra la Comisión de salud mental, ética y derechos humanos del Colegio Profesional de Psicólogos de la provincia. Lo primero para entender es que no hay una única causa por la que una persona toma esta decisión, sino que es un fenómeno multicausal, que se da en contextos que tienen que ver con factores de salud mental, familiares, laborales, educativos y sociales, teniendo este último un rol importante, según dijo la profesional.
Existe la Ley de Prevención de suicidio y la línea de atención al suicida es la 135
Hay mitos que obstaculizan la prevención en sí, como subestimar las emociones de las personas con ideas suicidas; el silencio que se guarda en torno a eso, pensando que si se habla del tema se está instaurando como una idea, y la falta de intervención de terceros por creer que es algo personal, que se tiene que ocupar la familia o minimizar la situación. “La escucha es muy importante y a veces las personas no necesitan que les hablen, sino que las escuchen poder sacar de adentro, poder exteriorizar lo que están sintiendo”.
En este caso, el rol que puede llegar a tener la comunidad en general -y no sólo del entorno cercano de una persona- es fundamental para prevenir. Es decir que, la prevención de suicidios no es una cuestión exclusivamente familiar, sino que convoca a toda una sociedad. “Muchas veces esta conducta se ve subestimada con opiniones de querer llamar la atención, y claramente que una persona con estas ideas quiere emitir un mensaje para pedir ayuda y eso no está mal, es un llamado positivo para que la comunidad acompañe a resolver esa situación”, comentó Caro.
La escucha es importante para poder exteriorizar lo que se está sintiendo
Asimismo, manifestó que es importante crear recursos de comunicación asertiva desde la infancia. “Cuando un adulto está transitando una situación conflictiva y no tiene fortalecidos los recursos de diálogo no puede verbalizar lo que le está pasando o siente que lo que le pasa no amerita la llamada atención de otra persona, por eso es muy importante que el entorno, las instituciones, el grupo de pares, familiares y personas allegadas estén atentos a estas señales conductuales y discursivas que se pueden dar”.
Sobre todo, es necesario analizar y repensar frases como “los varones no lloran”. “Según las últimas cifras, las mujeres son quienes más intentos tienen, pero los hombres son quienes más lo logran”, explicó, y esto se entiende por la invalidación emocional para no exteriorizar sus emociones, con la que crecen. “El llanto es la respuesta esperable a la tristeza, entonces, si el hombre cree que ellos no lloran, cómo va a exteriorizar lo que siente?”, cuestionó, ya que de ahí se llega a conductas autoagresivas.
Poder acudir a profesionales de la salud mental del Hospital Zonal es fundamental
Finalmente, comentó que niños, niñas y adolescentes están en proceso de construcción de identidad y que su primer medio social es la familia. “Ahí aprenden a elaborar y construir los recursos para resolver conflictos, pero si la familia no tiene instaurado el diálogo como resolución de conflictos, ellos tampoco van a poder acudir al diálogo para expresar lo que están sintiendo, ni conocer las emociones que están experimentando. Muchas veces no se sabe lo que se siente y se pasa al acto directamente, y otras veces los intentos no son con la finalidad de dejar de vivir, sino de ponerle fin a un dolor que no se puede verbalizar”.
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