El Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Educación, estableció la suspensión del dictado de clases presenciales en los niveles Inicial, Primario y Secundario e Institutos de Educación Superior a partir del 16 de marzo y por catorce días consecutivos”. De esta manera, fue dada a conocer la primera medida ante la llegada del coronavirus.

Durante las siguientes semanas, el Consejo Federal de Educación, espacio integrado por todas las provincias, ocupó un rol central en la definición de los nuevos lineamientos por la pandemia.

Tiempo después, el ministro Nicolás Trotta dio un mensaje inequívoco: las clases presenciales regresarán cuando la pandemia deje de ser una amenaza.

El desafío sigue siendo readecuarse al aislamiento social, preventivo y obligatorio. El contacto y la contención de los alumnos tenían que seguir intactos. Una de las primeras medidas fue la entrega de cuadernillos cada quince y treinta días, especialmente destinados a las familias que presentaron dificultades para el acceso a las clases virtuales.

“Nos acercamos con los cuadernillos que tienen una estrategia pedagógica desarrollada por las escuelas”, explicó la presidenta del Consejo Provincial de Educación (CPE), María Cecilia Velázquez. Por definición federal, el foco se puso en los alumnos de los primeros y últimos años de cada nivel.

 

Tecnología

Las aulas virtuales tomaron protagonismo en la educación púbica. Pero para migrar hacia esa etapa, aún en transición, es necesario generar las condiciones. El Gobierno Nacional prevé que el Calendario Escolar 2021 será clave.

Debemos consolidar la gratuidad de la navegabilidad para que no se interrumpa la continuidad pedagógica. Por eso, nuestro esfuerzo está puesto en la plataforma Juana Manso”, señaló el ministro Trotta.

Mientras, Santa Cruz avanzó en capacitaciones a sus docentes, el equipo directivo del Colegio Ladvocat de Río Gallegos recomendó a su plantel iniciarse en la virtualidad a partir de la segunda mitad del año. Se trata de uno de los primeros establecimientos que encararon el camino.

La docente Sonia Almada que dicta clases en cuarto grado del Ladvocat contó a La Opinión Austral que la tecnología “cambió el Ciclo Lectivo. Hasta aquí enviábamos y recibíamos las tareas por el blog de la institución”, pero el “contacto virtual nos ha permitido vernos nuevamente con los alumnos. Es muy valioso”.

 

La tecnología marcó el nuevo rumbo que seguirán las aulas argentinas.

Con 22 años de experiencia, Almada pronosticó que el desafío es avanzar en el terreno de la virtualidad e incorporarla definitivamente.

 

Universidad

El ámbito universitario santacruceño también se adaptó a la nueva normalidad. El rector regional de la Unversidad Tecnológica Nacional (UTN ) en Santa Cruz, Sebastián Puig, contó a LOA que cuentan con su “propio entorno virtual previsto por la Universidad”.

En todo el país, la UTN completó 6 millones de conexiones a Zoom, 63 mil reuniones mensuales, mientras que los diferentes equipos formativos totalizaron unas 1.350.000 reuniones.

“Mediante ese sistema concretamos más de 60 mesas finales y se recibieron seis ingenieros y unos ocho más cumplimentarán todas las condiciones académicas”, resaltó el decano.

El Ciclo Lectivo “transcurre entre parámetros normales y se cumple el Calendario Académico”. Mientras, profundizan las capacitaciones a los docentes en la simulación de laboratorios ante la imposibilidad de regresar a las aulas.

Por su parte, la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA) transitó un camino similar. Según el calendario, los turnos de exámenes y el dictado de clases se mantuvieron sin grandes cambios gracias a las aulas virtuales.

Un aspecto esencial en este contexto fue la partida presupuestaria. La universidad abrió debate con el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) para que se incorporen presupuestos con el objetivo de avanzar en las readecuaciones edilicias que garanticen una estructura acorde a los protocolos para enfrentar el coronavirus.

Las experiencias del sistema educativo en el 2020 sirvieron para incorporar la mediación tecnológica. Un factor igualador en el que se debe trabajar, pero profundizarlo en el horizonte.

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