“Me gustaba todo lo social, la docencia siempre me gustó y tiene mucho que ver con eso”, señala Pablo Barría, quien durante un año estudió Trabajo Social y luego siguió la carrera docente en el IPES. Actualmente es el director de la Escuela Primaria N° 91 “Papa Francisco” en el barrio San Benito de Río Gallegos.
Tras recibirse, hace ya 20 años, se incorporó en la Escuela Primaria N° 63, establecimiento en el que trabajó durante 15 años. “Hay cosas que en el profesorado no aprendés y si te encontrás con buenos compañeros ellos te van guiando y ayudando. Cuando apenas llegué, el profe Víctor me guió. Tuve muy buenos compañeros e hice muchos amigos”, comenta a La Opinión Austral.
Barría (centro) junto a los auxiliares Elías Vera y Mara Almirón. FOTO: JOSÉ SILVA/LA OPINIÓN AUSTRAL
Sobre una de las principales dificultades que se le presentaron cuando comenzó su trayectoria laboral a los 28 años, recuerda: “En esa época no existía la promoción por ahí teníamos grados con mucha sobreedad, tenías que aprender a manejar otro códigos con chicos que son muy grandes, perdieron el interés, es complejo. Cuando recién arranqué, tenía grados completos con alumnos con sobreedad y tenías que aprender a manejarte, a estimularlos y que vuelvan a tener ganas de estudiar, tenés que hacer adaptaciones y trabajar de otra manera”.
Así también se han presentado situaciones que lo han sorprendido y hay una anécdota que atesora. Un alumno, que trabajaba con su papá haciendo canaletas, le dijo que le iba a hacer un regalo y le pidió que lo espere a la salida. En la puerta de la escuela le entregó un autito hecho “con restos de hojalata, se le abrían las puertas, tenia todo un trabajo artesanal, eso me emocionó. El nene no era demostrativo. Es un hecho que me marcó y siempre me acuerdo”, cuenta y expresa “nunca sabés el alcance que puede llegar a tener tu trabajo en un niño”.
La 91
En 2015, cuando cerraron cursos en la Escuela N° 63, pasó a disponibilidad y eligió incorporarse a la entonces recién inaugurada, EPP N° 91. “Era un desafío, una escuela nueva que se estaba iniciando. Cuando arrancó tenía una sección o dos de cada grado, después fue creciendo y se transformó en una de las escuelas más grandes de Gallegos”, comenta.
Barría trabajó en la Escuela Primaria Provincial N° 63 durante 15 años
Tuvo cursos a cargo, fue bibliotecario y en 2019 pasó a la vicedirección, cargo desde el cual debió sobrellevar la educación virtual que se aplicó durante pandemia. “La particularidad que tiene la escuela es que es como un gran familia, el 90 % de los docentes viven en el barrio, muchos son vecinos de sus propios alumnos. En pandemia, muchos llevaban las actividades al vecino que vivía en el barrio, es una comunidad”, describe.
Con sus compañeros de la Escuela Primaria N° 63.
El período educativo virtual, explica, “fue difícil para todos, pero en el San Benito se acentuó por una cuestión de ubicación y contacto pedagógico, muchas familias no tenían servicios esenciales menos internet. Los docentes llevaban las actividades hasta las casas, se pusieron la camiseta, la pandemia fue una situación que nos sorprendió a todos”.
El 90 % de los docentes viven en el barrio y son vecinos de sus alumnos
Cuando se regresó a la presencialidad, admite, “fue un alivio para todos. A muchas familias les costaba la comunicación y los chicos necesitaban el contacto con sus compañeritos, se notaba que necesitaban volver a verse”. A los maestros también les hacía falta regresar.
“La escuela no es solamente transmitir conocimiento, necesitás el contacto con tus alumnos, para ellos también es mucho más, era fundamental volver a la escuela”. “Hay un montón de situaciones complejas muchas veces sos el único referente, incluso hasta afectivo”, reconoce y en el Día del Maestro y la Maestra, anhela “poder generarles la posibilidad de creer en ellos mismos y que puedan superarse gracias a la escuela.
Marcar el rumbo, eso es lo que busca un docente, poder influir y que puedas generar un cambio, que ellos puedan elegir un camino”.
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