En Nicomedia, cerca del mar de Mármara, a principios del Siglo III, vivía una joven conversa: Bárbara. Era hija de un pagano afamado por su mal genio llamado Dióscoro. Ella se consagró a la fe católica y eso enloqueció a su padre que decidió encerrarla en un castillo para obligarla a la apostesía, y rendirle, así, pleitesía a sus ídolos paganos.

En el castillo, el hombre mandó a colocar dos ventanas, pero la joven pidió a los obreros que añadieran una tercera abertura para, de esa forma, recordar y representar a las Tres Divinas personas de la Santísima Trinidad.

Santa Bárbara nació en Nicomedia y su padre pagano la asesinó por su fe

Esto enojó aún más a su padre. La furia de Dióscoro no era solo por las creencias religiosas de su hija. También porque ella no aceptaba casarse con ningún pagano o no creyente. La enajenación del hombre llegó a tal punto que, totalmente fuera de sí, quiso matarla, pero la joven consiguió escaparse y refugiarse en una peña que se abrió milagrosamente para ella.

FOTO: NAZARENA USANDIVARAS/LA OPINIÓN AUSTRAL

El martirio

Sin embargo, poco después, Santa Bárbara fue apresada por los detractores de la fe y martirizada de forma muy cruel, para terminar decapitada por su propio progenitor. La joven murió virgen y por su fe.

Esa es la razón por la que la Santa se representa con una espada y una palma (señal de que obtuvo la palma del martirio). También tiene una corona porque se ganó el reino de los Cielos. Su manto rojo, representa la sangre de Cristo.
Dice la antigua tradición que cuando Dióscoro bajaba del monte luego de matar a su hija, le cayó un rayo y lo mató. Por eso, a Santa Bárbara le reza la gente para verse libre de los rayos de las tormentas. Reconocida como protectora contra el rayo, el fuego, la muerte repentina y la impenitencia.

Los mineros son muy devotos y confían en la protección de Santa Bárbara

Bárbara no estaba sola cuando murió aquel 4 de diciembre hace más de 1.700 años. Junto a ella, también fue martirizada su amiga Juliana, y asegura la tradición que en su sepulcro se obraron muchos milagros.
Santa Bárbara, lo último que le pidió a Dios ante de morir fue que bendijera y ayudara a todos los que recordaran su martirio.

Muerte y protección

La historia de cómo terminó su padre y su pedido final, llevó a que sea venerada por quienes realizan los oficios relacionados con los explosivos y se convirtió en la Patrona de la Artillería.

Este patronazgo, fue aceptado también por los canteros, los fabricantes de pólvoras y armas de explosión, por la relación que guardan estas actividades con el fuego.

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Tal culto, se arraiga según la tradición que se conserva desde 1448, por un hecho producido en Gorka, ciudad de Holanda.
Se cuenta que en esa época, Enrique Stock, sufrió un accidente en el que quedó preso de las llamas, en ese trance invocó la protección de Santa Bárbara y contra toda lógica logró sobrevivir.

Su relación con los mineros

El uso de pólvora en las minas, hizo que los trabajadores del socavón también la adoptaran como su Santa. Pertenece a los 14 santos protectores del cristianismo y fue de las más populares en la edad media.

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Su veneración también es ejercida por arquitectos, albañiles y constructores. De hecho, así como en Santa Cruz, en particular en la Cuenca Carbonífera se celebra el Día de Santa Bárbara y se reconoce al 4 de diciembre como el Día del Minero de Río Turbio, en muchos países de América y de Europa se la recuerda en cada aniversario de su muerte.

En la Cuenca, se vive con fervor. “Los mineros son devotos y confían en la protección que da la Virgen”, dijo el padre César desde la parroquia Santa Bárbara a La Opinión Austral, en ocasión de la celebración del pasado año.
Este domingo, los mineros le expresaron su devoción y volvieron a pedirle, como lo hacen cada vez que ingresan al socavón, su protección.

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