Los primeros pingüinos llegaron durante el mes de septiembre a la reserva protegida de Cabo Vírgenes, a 130 kilómetros de Río Gallegos, para esperar a las hembras, que fueron arribando a mediados de octubre con el fin de aparearse y nidificar para luego alimentar a sus crías.

La reserva fue creada en 1986 y comprende 1.230 hectáreas que la transforman en una de las más grandes de Latinoamérica, con aproximadamente 250.000 pingüinos que, año a año, vuelven a buscar sus mismos nidos y se encuentran con sus mismas parejas, dado que son especies monógamas.
En esta etapa, las hembras se encuentran incubando y a partir de noviembre empezarán a nacer las crías.

La reserva está abierta las 24 horas, por ser un acceso a la ruta provincial.

Recientemente circularon algunas imágenes de pingüinos muertos en la reserva y, acorde a lo que informaron desde el Consejo Agrario Provincial a La Opinión Austral, se trata de mortandad natural.

“Simplemente los animales mueren naturalmente y eso se nota mucho más en aquellos que viven en colonias, son muchos muertos porque hay muchos pingüinos, la colonia está creciendo y entonces es natural que haya bajas”, indicó Amanda Manero, directora de Fauna del CAP, al respecto.

En otro tramo, agregó que “la conservación de la pingüinera está muy bien, si se viera que están en malas condiciones o delgados, podría denotar alguna enfermedad o, por el contrario, en ese caso es un problema porque sería una contaminación, pero la mayoría de los pingüinos goza de buena salud”.

Asimismo, señaló que “hay depredadores que atacan a una población que es más vulnerable y presa, como es el tema de los pingüinos”.

Manero marcó que la reserva está abierta al público, sin inconvenientes, sin embargo, tuvieron un problema con el agua que no estaría llegando al centro por la rotura de una bomba.

“Pero gente tenemos, por ejemplo, hay dos personas que la semana que viene van a volver a estar”, agregó la directora. El horario de atención está abierto a la comunidad las 24 horas, pero por cuestiones de seguridad, en la madrugada no hay personal para hacer los recorridos.

“Como es una ruta provincial, que termina en donde está el faro chileno, no se puede cerrar el paso, entonces la gente va muy temprano, los pescadores generalmente van a la una o dos de la mañana, tenemos gente a la mañana temprano en la zona de pesca, así que visitantes hay siempre todo el año, incluso en pleno invierno, después, cuando no estamos nosotros, dejamos la tranquera abierta para el paso y no se cobra entrada”, explicó.

Las especies ahora están incubando y esto continuará así hasta marzo, cuando los adultos ya migran nuevamente.

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