Un viaje, alcohol, cocaína, dos blísters de Rivotril y el accionar de un violento fue el caldo de cultivo para un intento de femicidio que se registró en una casa de El Calafate y que, por cuestión de milímetros, no pasó a mayores.

Se trata del caso de D. Alfonso, un hombre de 36 años, oriundo de La Pampa que desde el 2012 había elegido a El Calafate para seguir con su vida. Por aquellos años conoció a Rocío F, una joven con la que tuvo una hija y mantuvo una relación bastante conflictiva que terminó en el 2019, cuando él intentó asesinarla con un cuchillo de cocina.

Alfonso era trabajador de las represas y hacía 21/7. Es decir, trabajar tres semanas y descansar una. En uno de esos recesos fue cuando ocurrió lo peor: luego de un viaje a El Chaltén con su pareja y su hija de entonces cuatro años, en donde corrió el alcohol como si fuera agua y la droga como si fuera pan, volvieron a la casa y protagonizaron el episodio por el que él terminó tras las rejas y ella con un corte de importantes dimensiones en su cuello.

La Policía trabajando en el lugar el día del hecho. (FOTO: LA OPINIÓN AUSTRAL)

Era septiembre del 2019. La pareja entre Alfonso y Rocío había sido conflictiva desde hacía tiempo. Sin ir más lejos, en una oportunidad dos años antes él le había clavado un cuchillo en la espalda, luego de meterse en la casa de la madre de ella. La víctima, por miedo, no quiso denunciar, indicó luego en la instrucción de la causa.

Luego del viaje a El Chaltén lleno de excesos, la pareja siguió consumiendo en su vivienda de la calle Alberto Díaz al 1800. Incluso, según la declaración del agresor, en una bolsa de basura encontraron dos tabletas de clonazepam y las consumieron. “Tomamos ocho cada uno” dijo Alfonso en el juicio.

Lo cierto es que el hecho fue caratulado como “homicidio en grado de tentativa, doblemente agravado por mediar violencia de género, privación ilegítima de la libertad y amenazas; todo en concurso real“. Era el 23 de septiembre del 2019, tras una discusión sin sentido, en la que la mujer le recriminó una actitud al hombre y éste la atacó tirándole un tender por la espalda. Luego la patearía en el suelo.

Al día siguiente, Rocío tenía que llevar a la hija de cuatro años al jardín. Ante esto, Alfonso le dijo “vos no vas a salir así. Si salís así, mato a la nena” la amenazó ante la posibilidad que la gente pudiera ver los moretones que le había dejado en el rostro y en el cuerpo.

La víctima mostrando la cicatriz provocada por su ex. (FOTO: JOSÉ SILVA/LA OPINIÓN AUSTRAL)

Eran las ocho de la mañana. En un momento dado, ambos empezaron a forcejear y apareció en una de las manos un cuchillo de cocina. Alfonso tomó por detrás a la mujer y, con firmeza, le pasó el cuchillo por el cuello.

Ella escapó de la casa corriendo a pedir auxilio. En paralelo, Alfonso quiso “ayudarla” haciendo un torniquete apoyándole una bolsa de plástico de donde brotaba la sangre. Un vecino que pasaba por la zona vio la escena y decidió llamar a la Policía.

“Yo ya sé lo que hice, no voy a ir preso. Hoy te mato, mato a la nena y me suicidio” dijo el hombre antes de la llegada de las autoridades y se hizo un corte en el cuello. Gracias a la rápida intervención del personal del SAMIC le salvaron la vida y pudo afrontar a la Justicia tras recibir el alta médica.

Desde el alta, Alfonso está detenido y recién en horas de la mañana de este jueves se realizó el juicio en su contra en la Cámara Oral de Río Gallegos. Con el tribunal presidido por María Alejandra Vila, quien estuvo junto a Enrique Arenillas y Eduardo López como subrogantes, el hombre dio su versión de los hechos.

Si bien no hubo querella, quien veló por los intereses de la sociedad fue Fernando Basanta. En tanto Tomás Rodríguez fue el abogado defensor de Alfonso.

El procesado dijo que en ningún momento mantuvo cautiva a su pareja. Incluso dijo que lo único que mantenía cerrada la puerta era una silla porque la cerradura estaba rota. Remarcó que habían tenido situaciones de violencia en el pasado.

Por su lado, la víctima dio su testimonio a través de Zoom desde El Calafate. Ella dijo que esos días no había consumido y ratificó gran parte de lo que había declarado en su momento, en la instrucción llevada adelante por el Juzgado Penal a cargo de Carlos Narvarte.

Para la Fiscalía, el delito con sus agravantes estuvo acreditado y solicitó una pena de doce años de prisión. En el mismo sentido, indicó que la herida -por el lugar donde fue producida- era de riesgo vital y que la privación certificada porque aunque no fue expresa, ocurrió mediante amenazas.

Rodríguez hizo énfasis en que la lesión en el cuello de la víctima fue certificada como leve y que el resto de los agravantes no estaba acreditado, por lo que solicitó la absolución de su cliente. El veredicto se dará a conocer el 11 de agosto

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