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La tranquilidad que podría suponerse tras el veredicto y la sentencia en el resonante caso del asesinato de Soledad Burgos en El Calafate parece estar lejos de alcanzar a su familia. Mabel Burgos, hermana de la víctima y reconocida como la “cara visible” y querellante durante el extenso proceso judicial, atraviesa momentos de profundo temor e inseguridad.

En un hecho que califica de alarmante y directamente vinculado a la causa de su hermana, Mabel Burgos denunció que su camioneta, una Ford EcoSport que se encontraba bajo resguardo en el predio judicial de la Policía, fue intencionalmente incendiada y resultó con daños totales.

La camioneta estaba por ser entregada a Mabel cuando terminó presa de las llamas en la noche del martes.

La camioneta en cuestión había sido secuestrada hacía aproximadamente 20 días a raíz de un incidente ajeno a la causa principal, relacionado con una pelea entre el padre de su hija y un hombre que habría ofrecido drogas a sus hijas en un conocido local de El Calafate, “El Bodegón“. Irónicamente, el vehículo estaba próximo a serle entregado. “Lo que nos parece raro es que ya estaba para la entrega”, relató Mabel Burgos, sugiriendo que el incendio fue una acción deliberada para impedirle recuperar el bien y que salió “como información de adentro” que ya se la iban a entregar.
El hecho ocurrió, según el testimonio de Burgos, dentro del predio judicial donde se custodian vehículos secuestrados y donde, se supone, debería haber una guardia permanente. Sin embargo, al ser consultados, los efectivos policiales en el lugar manifestaron no haber escuchado ni visto nada. Aún más preocupante, Burgos afirma que le informaron que no existen cámaras de seguridad en el lugar, lo que dificulta enormemente la comprobación de quiénes fueron los responsables. “No hay cámaras“, sentenció en declaraciones a LU12 AM680, lo que para ella significa que “todo queda impune”.

En la zona del incidente que terminó con la camioneta destrozada por acción del fuego no hay cámaras de seguridad.

Mabel Burgos no dudó en vincular este ataque a la situación generada por el caso de su hermana. La familia ha estado viviendo, según sus palabras, “cosas muy fuertes” y amenazas. La semana previa al incendio, Mabel se había dirigido a la Fiscalía para formalizar una denuncia y solicitar medidas de protección. Pidió una orden de restricción que alcanzara a toda la familia Zúniver y también al hombre vendedor de drogas del Bodegón. Asimismo, solicitó expresamente que se protegiera su domicilio, donde vive con sus hijos, y todo su entorno familiar, incluyendo a su madre, una persona mayor. A pesar de estas gestiones y de haber alertado sobre la presencia de vehículos sospechosos frenando cerca de su casa y haber recibido amenazas de disparos, denuncia que no ha recibido “ni siquiera custodia policial. Vivimos con temor y sin protección“.
La preocupación de Mabel se agrava al recordar episodios previos. Durante el juicio de Soledad Burgos, según cuenta, ya habían intentado prenderle fuego la camioneta en su casa rociándola con nafta, aunque en aquella ocasión no lo lograron. Ahora, el ataque se concretó en el mismísimo predio policial. La magnitud de las amenazas es constante, llegando a través de mensajes y redes sociales, donde tuvo que bloquear a personas de la familia Zúñiga. Incluso, afirma haber recibido advertencias a través de terceros de que “lo están esperando“, que “van a hacer esto” y que “viene gente de Gallegos”.

EN ESTA NOTA Soledad Burgos

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