¡Habemus Papam! La Iglesia católica tiene nuevo pontífice, el 267º de su historia: Robert Prevost, cardenal estadounidense, eligió el nombre León XIV.

¡Habemus Papam!: el conclave eligió al nuevo Papa, sucesor de Francisco¡Habemus Papam!: el conclave eligió al nuevo Papa, sucesor de Francisco

Este jueves salió fumata blanca en el cónclave en el que participaron 133 cardenales en El Vaticano para elegir al sucesor del papa Francisco.

Tras su elección, el nuevo papa se retiró a la sacristía de la Capilla Sixtina para meditar antes de ponerse con sus nuevas vestiduras.

De vuelta a la capilla fue saludado por los cardenales. Es el paso previo al anuncio a los fieles que se congregan en la plaza de San Pedro con las palabras: “Annuntio vobis, gaudium magnum ¡Habemus papam!”.

Tal como señala la tradición, el cardenal protodiácono Dominique Mamberti, anunció el esperado ¡Habemus Papam! y anunció el nombre de Robert Francis Prevost, el cardenal de Estados Unidos que eligió el nombre de León XIV.

Prevost fue promovido por el pontífice argentino: cercano a las periferias, políglota, y con experiencia pastoral fuera del eje tradicional europeo.

La elección del nuevo papa se concretó en la cuarta ronda de votación, al igual que ocurrió con Benedicto XVI en 2005.

Quién es Robert Prevost, el nuevo Papa

Nacido en Chicago en 1955, y criado en una familia católica de raíces obreras, Prevost ingresó a la Orden de San Agustín en su juventud, impulsado por una vocación misionera que se consolidó con sus estudios de filosofía y teología en la Catholic Theological Union y posteriormente en Roma, donde se doctoró en Derecho Canónico.

Fue ordenado sacerdote en 1982, y pronto comenzó una trayectoria que lo llevaría fuera de Estados Unidos, alejándolo del confort del ámbito académico para ponerse al servicio de las periferias.

Su español fluido, su sensibilidad con la cultura latinoamericana y su proximidad al pensamiento de Francisco lo convierten en un candidato de continuidad.

Su vínculo con América Latina y controversias

Sus primeros años ministeriales lo encontraron en Perú, donde ejerció como misionero en una región pobre del norte del país, en la diócesis de Chulucanas. Allí desarrolló una pastoral centrada en la cercanía, la formación de comunidades y la defensa de los derechos humanos, experiencia que marcó profundamente su perfil: un religioso comprometido con la realidad social de América Latina, que aprendió a conjugar el rigor doctrinal con una mirada pastoral atenta a los más vulnerables.

Desde 2023, ocupa el estratégico puesto de prefecto del Dicasterio para los Obispos, un rol que lo convierte en el principal asesor del pontífice en la designación de obispos en todo el mundo. Esa función, además de la confianza explícita de Francisco, le ha dado un lugar privilegiado en la estructura de poder vaticana.

En cuanto a su estilo, se lo puede describir como sobrio, de tono pastoral antes que político, mientras que su perfil público es discreto, aunque no exento de influencia: en voz baja, construyó redes tanto en América como en Roma.

Prevost también carga con controversias, dado que durante su tiempo en Perú, su gestión fue cuestionada por presunto encubrimiento en algunos casos de abusos dentro de su diócesis. Aunque no hay cargos formales, las denuncias mediáticas han manchado su imagen, especialmente entre los sectores que reclaman mayor transparencia en la Iglesia.

Este punto en particular podría pesar en el cónclave, donde la exigencia de “tolerancia cero” frente al abuso clerical se convirtió en línea roja. No obstante, su ascendencia entre los cardenales electores se mantiene firme, dado que es un hombre de gobierno, con la estructura mental de los religiosos formados en Roma, pero con los pies puestos en la realidad pastoral de los pueblos más alejados del poder.

El acercamiento con Latinoamérica, ¿pesa en la decisión?

Su español fluido, su sensibilidad con la cultura latinoamericana y su proximidad al pensamiento de Francisco lo convierten en un candidato de continuidad, aunque sin el carisma expansivo del fallecido pontífice.

En los pasillos del Vaticano, algunos lo ven como un “puente” entre dos Iglesias: la institucional y la popular; la del Norte global y la del Sur. En tiempos donde se barajan nombres de África, Asia y América Latina, un norteamericano con corazón latino puede resultar una carta inesperada. Si el próximo cónclave busca un perfil moderado pero firme, de gobernabilidad silenciosa y visión global, Robert Prevost podría emerger como una figura de consenso.

Con una Iglesia en plena transición, marcada por los desafíos de la secularización, la polarización interna y la necesidad de continuar el legado reformista de Francisco, el cónclave que ya se encuentra en marcha se presenta como un punto de inflexión.

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El nuevo papa fue elegido en la cuarta votación del Conclave

Las dos primeras votaciones de este jueves arrojaron un resultado que redundó en humo negro por la chimenea, pero pasado el mediodía el humo blanco emergió de la chimenea avisándole al mundo que fue elegido un nuevo Papa, sucesor de Francisco.

Desde temprano había una gran expectativa en el Vaticano y entre los fieles cierta convicción de que este jueves se vería el humo blanco, según revelaron medios internacionales.

En medios argentinos incluso, hasta ventilaron que el próximo Papa optaría por el nombre de un arcángel y se llamaría Rafael.

Mientras tanto, Radio Rivadavia lanzó el siguiente alerta: “Nelson Castro (@nelsonalcastro) confirma desde el Vaticano que en aproximadamente UNA HORA habrá NUEVO PAPA”.

El legado de Francisco

El nuevo papa deberá continuar la labor de Jorge Bergoglio. Nacido en Buenos Aires en 1936, se convirtió en el primer papa proveniente de América Latina y el primer jesuita en ocupar el trono de San Pedro. Durante su pontificado, se destacó por su cercanía al pueblo, su compromiso con los más desfavorecidos y su incansable labor por tender puentes entre culturas y religiones.

Antes de ser elegido papa, Bergoglio tuvo una larga trayectoria en la Iglesia Católica argentina. Ordenado sacerdote en 1969, fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires en 1992 y arzobispo de la misma ciudad en 1998. Su labor pastoral se caracterizó por la atención a los pobres y marginados, así como por su firme postura en defensa de los derechos humanos durante la dictadura militar argentina.

Como papa, Francisco impulsó reformas significativas en la Iglesia, buscando una mayor transparencia y una lucha más efectiva contra los abusos sexuales por parte del clero. También promovió la protección del medio ambiente, plasmando sus enseñanzas en la encíclica Laudato si’, y fomentó el acercamiento con otras religiones, especialmente con el Islam y el Judaísmo.

 

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