Este martes un adolescente de 18 años llamado Salvador Ramos abrió fuego en la escuela primaria Robb de Texas y provocó la muerte de 21 personas en un tiroteo. En este contexto, una niña de 11 años llamada Miah Cerrillo sobrevivió tras hacerse pasar por muerta y taparse con la sangre de una compañera.

Los niños y niñas que presenciaron la masacre no podrán olvidar ese día.

“Miah vio a su amiga llena de sangre, sacó sangre de ella y se la puso encima”, dijo su tía Blanca Rivera, según aseguró Click 2 Houston. Tras la masacre, la nena salió herida pero luego fue dada de alta en el hospital. “Mi hermano dijo que tenía fragmentos de bala en la espalda”, agregó.

Rivera detalló a KPRC que la niña parecía estar bien hasta que regresó a su casa el martes a la noche. “Alrededor de la medianoche, mi cuñada me llamó llorando. Me dijo ‘creo que todo esto acaba de golpear a Miah. Creo que todo se hizo realidad. Estamos en casa, y ella está llorando y con ataques de pánico’”, aseguró. En este sentido, señaló que su principal tarea ahora era acompañar a Miah emocional, física y espiritualmente.

“En este momento, sólo tenemos que rezar y pedir a Dios que nos ayude a superar esta situación. Sé que es traumatizante y que una niña de 11 años pase por esto, no puedo imaginar lo que está sintiendo”, sostuvo Blanca.

La madre de Salvador Ramos dijo que no sabía que había comprado un arma.

Otro niño de cuarto grado también detalló cómo logró sobrevivir a la masacre en Texas. Cuando el tirador irrumpió en la escuela y dijo ‘es hora de morir’, este se escondió, según The Sun. El infante contó que él y muchos de sus amigos se fueron corriendo y se colocaron debajo de una mesa que llevaba un mantel. “Cuando oí los disparos a través de la puerta, le dije a mi amigo que se escondiera debajo de algo para que no nos encontrara”, aseguró KENS 5.

Cuando el tirador irrumpió en la escuela y dijo ‘es hora de morir’

“Me escondí con fuerza. Y le decía a mi amigo que no hablara porque nos iba a oír”, sumó. El nene precisó que sus maestras, Irma García y Eva Mireles, intentaron salvar la vida de sus alumnos. “Eran buenas profesoras. Se pusieron delante de mis compañeros para ayudar. Para salvarlos”, sostuvo.

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