El presidente Alberto Fernández marcó un punto en la historia del movimiento feminista y disidente al anunciar que presentará un proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo. El anuncio se celebró por el avance que implica en materia de derechos humanos, pero ¿qué significa atravesar un aborto?
*Por Nazarena
Malatesta
La Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y
Gratuito lleva más de 15 años trabajando sobre el proyecto que se presentó en
ocho oportunidades y que durante 2018 logró conseguir media sanción en la Cámara
de Diputados.
“Dentro de los próximos 10 días presentaré un proyecto de
ley de interrupción voluntaria del embarazo que garantice el aborto en el
tiempo inicial del embarazo y permita acceder al sistema de salud cuando toman
la decisión de abortar”, comunicó Fernández en la apertura de las sesiones
legislativas del Congreso Nacional.
En el marco de la lucha para erradicar la violencia
machista, que en Argentina abortar sea legal marcará un hito histórico, pese a
que aún queda mucho por desandar. Sin embargo, durante el anuncio del
presidente Fernández no se mencionó nada, por el momento, sobre el presupuesto
designado para dar fin a la violencia de género.
El proyecto todavía tiene puntos que, seguramente,
traerán aparejado un largo debate por delante. De aprobarse, restará amoldar
muchísimas cuestiones para un país donde abortar nunca fue legal y donde la
Interrupción Legal del Embarazo (ILE) tampoco se cumple como debería.
Los sectores que se oponen a la interrupción legal del
embarazo escudan sus argumentos en una visión simplista al señalar que, de
aprobarse, abortar será una cuestión sencilla, manifestando: “Total, después
van y abortan como si nada”.
Esto trae a colación los dichos del entonces candidato a
presidente de la ultra derecha, Ricardo Gómez Centurión, cuando en pleno debate
presidencial lanzó la frase “reparten misoprostol como caramelos”.
Si bien el mensaje se volvió viral y propició un sinfín
de bromas, es un reflejo de lo que realmente piensa y refuerza el sector
anti-derechos que considera que, en efecto, abortar es tan sencillo como
comprar caramelos.
¿Qué sucede cuando
abortamos?
La Organización Mundial de la Salud declaró al
misoprostol como un medicamento esencial para realizar un aborto seguro y
ambulatorio hasta la semana 12 del embarazo. El ingerir 12 pastillas, divididas
en tres dosis, genera contracciones en el útero, provocando la interrupción de
la gestación. Su efectividad es del 90%.
El misoprostol es considerado uno de los métodos más
seguros, porque permite que la práctica se realice de forma ambulatoria, sin
internación. Más allá de las cuestiones físicas, siempre hay un impacto
psicológico al atravesar un aborto.
La psicóloga social Lorena Galeano señaló al respecto:
“Me ha tocado, en mi rol, hablar con muchas mujeres adultas y es desgarrador
escuchar la culpa que cargan por haber abortado, haya sido su decisión o las
hayan obligado. Esto ocurrió, ocurre y ocurrirá siempre”.
“Para poder abordarlo y darle sostén y seguimiento, se debe
sacar de abajo de la alfombra, ponerlo sobre la mesa y hacernos cargo como
sociedad”, apuntó.
Es que abortar siempre fue un tema considerado tabú
socialmente.
“Si se legaliza, no van a salir las mujeres a realizarse
abortos en cantidad, tiene que ver con el contexto y con la regulación de
instituciones y personas que trabajen sobre el tema”, apuntó la psicopedagoga
Julia Perisa, quien, además, señaló que “siempre tiene un impacto atravesar por
ese proceso, nadie sale airoso de la situación”.
En paralelo, acceder a la interrupción del embarazo en la
ilegalidad en nuestra ciudad, para quienes no tienen los medios económicos, es
una realidad que no todxs pueden permitirse. Pese a que existen socorristas,
conseguir misoprostol tiene un costo, estimado, de 1.500 pesos y profesionales
de la salud pueden llegar a cobrar cifras imposibles.
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