Your browser doesn’t support HTML5 audio

La comunidad católica de Las Heras vivió este lunes 8 de diciembre una de las celebraciones más convocantes del año en honor a la Inmaculada Concepción. Más de un centenar de fieles se congregaron en el acceso a la laguna —popularmente conocida como laguna de los patos— para iniciar la tradicional procesión mariana hacia la Parroquia San José. Pañuelos celestes, rezos del Santo Rosario y cantos marianos acompañaron el paso de la imagen principal, escoltada por voluntarios de Bomberos de la División Cuartel 11 y personal de Tránsito.

La caminata estuvo marcada por una temperatura cercana a los 30 grados. A pesar del calor, los peregrinos avanzaron con fervor mientras distintos centros de residentes sumaban imágenes de la Virgen bajo diversas advocaciones. El clima de oración se sostuvo durante todo el trayecto, donde familias completas marcharon rezando y cantando. Al llegar a la parroquia, un grupo de servidores recibió a los caminantes con agua fresca para aliviar la jornada.

La caminata estuvo marcada por una temperatura cercana a los 30 grados. A pesar del calor, los peregrinos avanzaron con fervor mientras distintos centros de residentes sumaban imágenes de la Virgen bajo diversas advocaciones.

Dentro del templo, colmado por completo, las imágenes marianas fueron ubicadas en el presbiterio entre aplausos y cantos. Luego dio inicio la celebración eucarística presidida por el Padre César Heltner, quien profundizó en el sentido espiritual del dogma de la Inmaculada Concepción a partir de la comparación entre la Eva del Génesis y la Virgen María. Recordó que María, ante el anuncio del ángel, respondió con la frase que marcó su entrega total: “Yo soy la esclava del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho”.

Durante la homilía, el sacerdote invitó a reflexionar sobre la tendencia humana a pedir continuamente sin agradecer: “Los 365 días del año estamos pidiéndole a Dios… pero ¿cuántas veces le dijimos gracias?”. Heltner animó a valorar los bienes cotidianos, aun los más simples: “No tengo todo, pero te agradezco lo poco que tengo”, expresó, y agregó otra imagen concreta: “Agradezco que puedo caminar, porque hay otros que no pueden”.

El clima de oración se sostuvo durante todo el trayecto, donde familias completas marcharon rezando y cantando.

También habló del valor de la familia, reconociendo que ninguna es perfecta, pero que igualmente debe ser agradecida y puesta en manos de Dios: “La familia no es perfecta, pero es la familia que quiero y la que pido que Dios ayude”.

El sacerdote insistió en la necesidad de desplazar el ego del centro de la vida espiritual: “Alguna vez en la vida tenemos que salir nosotros del centro y colocar a Dios en el centro”. Y para ilustrarlo, comparó la actitud humana con la de los hijos que solo piden: “Somos como los hijos que piden, piden, piden… ¿y cuándo viene un abrazo? ¿Cuándo un ‘te quiero, papá’?”

El Padre César Heltner, profundizó en el sentido espiritual del dogma de la Inmaculada Concepción a partir de la comparación entre la Eva del Génesis y la Virgen María.

Finalmente, recordó que cada persona recibe de Dios una tarea particular: “Dios nos ama antes de que existamos y a cada uno le da una misión.”

Tras la misa, las familias permanecieron dentro y fuera del templo compartiendo fotos, saludos y gestos de devoción. La presencia de niños, jóvenes y adultos mayores dio un marco profundamente comunitario y cargado de sentido a una celebración que volvió a llenar las calles de Las Heras de fe y tradición.

Leé más notas de La Opinión Austral